Parte XVII

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—Nena—susurró Justin al verla entrar a la habitación y esta cerró la puerta con cuidado al notar como su pequeña dormía plácidamente. Lo menos que quería era despertar a su pequeña; luego sería difícil volverla hacer dormir. —Llegaste—dijo y está asintió quitándose los zapatos antes de amarrarse el cabello caminando al baño. Quería darse una ducha y dormir toda una eternidad. Sabía que volver a sus prácticas sería agotador, pero jamás pensó que fuera para tanto. ¡Todo su cuerpo le dolía! Y ni hablar de sus pies. Había estado todo el día corre y corre de un lado a otro asistiendo a la doctora Jones. Aunque había sido muy agotador y estresante seguirle el ritmo, volvería con todo gusto a repetirlo porque hoy había aprendido mucho. Además de que la Doctora Jones no la trataba como una inválida ni como alguien especial como hacían los demás compañeros por su embarazo. Al contrario, le había dejado claro desde el principio que ella sería solo una enfermera más y que si no podía con la presión ni el ritmo que conllevaba ser su asistente, que no la hiciera perder el tiempo. Eso para ella había sonado como un desafío, así que iba a demostrarle que podía hacerlo. Que, a pesar de estar embarazada, seguía siendo una buena enfermera. Por eso, mañana volvería con ella. Eso sí, esta vez iba a ir preparada y se llevaría meriendas. Por ningún motivo podía repetirse lo de hoy; apenas había almorzado y había tenido leves mareos que no eran nada bueno. Gaby la había regañado al verla correr en los pasillos y le había advertido que, si le pasaba algo, la internaría el resto de su trimestre de embarazo para asegurarse de que se cuidara. No podía arriesgarse.  —¿Como te fue? —preguntó acercándose a ella y está se quitó el uniforme quedando en ropa interior.

—Bien—respondió secamente entrando al baño y este apretó la mandíbula siguiéndola. ¿Bien? ¿Eso era todo lo que iba a decirle? ¡Joder! Que estaba seguro que había mucho que contar de su regreso al hospital; mucho más que un simple bien.

—Nena, por favor hablemos—pidió recostándose de la puerta, pero nada. Solo se escuchaba el agua caer y eso lo estaba sacando de quicio. ¿Como se supone que iba a remediar el daño que le hizo si ella no ponía de su parte? ¡Solo quería hablar! O al menos que dejara de ser tan fría y seca con él. —Realmente siento lo de ayer, siento haberte lastimado, pero aún más siento que estemos así, lo odio—suspiró negando. —Odio sentirte distante y fría y que no quieras hablar conmigo cuando tú y yo siempre hemos hablado de todo, quiero recompensarte lo idiota que he sido, pero necesito que me digas como...—se calló sin saber que decir. ¿Como podía recompensarle el daño que le había hecho?  Podía pedirle a Rosa y a Bernardo que cuidaran a su princesa mientras su chica y el tenían un tiempo a solas, pero eso estaba complicado ahora que su chica había vuelto a las prácticas. —Nena, por favor...—rogó desesperado. Odiaba su maldito silencio.

—Me gustaría terminar de bañarme sin interrupciones por favor —pidió ella ignorando sus palabras y este apretó la mandíbula. ¿En serio? ¿Eso era todo lo que iba a decirle? ¡Mierda! Bufó saliendo del baño y se sentó en la cama. Dejaría que tomara una ducha tranquila, pero por ningún motivo la dejaría huir. Ellos tenían que hablar sí o sí. Quería que su chica lo perdonara y volviera a ser la chica dulce, amorosa y sonriente que había conocido. Quería besarla y hacerla sentir bien. ¿Pero cómo iba a lograrlo si ella no le daba la oportunidad? Suspiró esperando a que ella saliera del baño y minutos después salió en pijama. Esta frunció el ceño al verlo y cogió la toalla secándose el cabello. ¿Él la estaba esperando?

—Nena, tenemos que hablar—dijo y esta asintió. Si él seguía insistiendo en hablar era porque realmente quería remediarlo y ella le daría la oportunidad. Eso sí, debía recordarse que no podía perder el control y llorar. No quería hacerlo; bastante había llorado anoche y parte de su turno hoy en el hospital.

—Antes tengo que contarte algo—dijo y este asintió mirándola. Quería que se sentara a su lado y juntos se abrazaran mientras platicaban, pero por la distancia que mantenía ahora mismo sabía que eso sería imposible. Ella no iba a ponérsela fácil; lo sabía. —Existe una cuenta de banco a mi nombre con dinero que nunca he utilizado porque tiene que ver con mi pasado— dijo rápidamente y Justin frunció el ceño. ¿De qué estaba hablando? —Mmm, cuando pasó todo, el gobierno se sintió culpable de lo que me pasó porque ignoraron las señales de negligencia en el hogar en varias ocasiones, así que decidió recompensarme dándome un cheque cada mes, pero nunca la he tocado porque me parecía algo repugnante creer que podrían recompensar todo lo que sufrí—explicó y este asintió sorprendido. No podía creer lo que su chica le estaba contando. Era la primera vez que ella le hablaba de algo de su pasado sin llorar, sin temblar o tartamudear. —Pero he decidido utilizarlo ahora—dijo y este frunció el ceño. ¿Para que ella quería ese dinero?

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⏰ Última actualización: Aug 11, 2023 ⏰

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