Parte XVI

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—Justin hola, que sorpresa verte tan temprano despierto—sonrió Rosa al verlo y este hizo una mueca quitándose el chaleco de la estación dejándolo a un lado antes de acercase a la cocina. —Espera, ¿Acabas de volver de una guardia? —preguntó confundida y este asintió. Había sido una noche larga y lo único que quería era dormir. Había respondido a varias emergencias en la estación y a un accidente de autos en la carretera en menos de cuatro horas; su cuerpo lo único que pedía era un baño de agua caliente y su cama.

—Hubo un incendio en una farmacéutica y dos accidentes en la carretera—respondió y Rosa asintió comprensiva dándole su té de lavanda recién hecho. Apenas había bebido, pero se veía que él lo necesitaba más. De lejos se notaba lo cansado y agotador que estaba; él te lo ayudaría a dormir mejor. —Gracias—sonrió apenas aceptando la taza y le dio un sorbo. — ¿Acaban de llegar? —preguntó y Rosa asintió con una sonrisa. Apenas hace unos minutos habían llegado y moría por ver a Estela y contarle la gran noticia de Derek. ¡Iba a morirse cuando se enterara! — ¿La pasaron bien? —preguntó y esta sonrió. ¡La habían pasado de maravilla! Haber vuelto a ver a su hijo había sido increíble; después de tantos años haberlo podido abrazar, darle besos y llorar en su pecho pidiéndole perdón. Nunca olvidaría como su hijo había llorado en sus brazos pidiéndole perdón por todo; tampoco como por primera vez había llamado a Bernardo papá. Había sido algo emocionante para todos y moría por ver su reacción cuando viera a Estela. Estaba segura de que por fin tendrían la relación de hermanos que siempre quiso para ellos.

—Muy bien, fue maravilloso tener un ratito para nosotros—contestó y Justin asintió. Le alegraba mucho escuchar eso; Rosa y Bernardo se lo merecían. Desde que su chica y él se habían mudado a la casa, apenas los había visto salir y tener un tiempo a solas, pues ellos preferían quedarse en casa a ayudar y vigilar a Estela. Además de que por su nuevo puesto como capitán en la estación que debía responder ante cualquier emergencia sin importar la hora, ellos preferían quedarse en casa a velar por sus chicas. Estaba muy agradecido con ellos por eso; odiaba tener que irse a trabajar y dejar a sus chicas solas. —¿Y ustedes como la pasaron? ¿Pudieron tener un tiempo a solas? —preguntó pícaramente y Justin trago saliva al recordar la noche anterior. Había sido un completo desastre y todo por su culpa. Por haber sido un idiota en rechazar a su chica y haberla hecho sentir que el deseo y la pasión se estaba perdiendo entre ellos. ¡Eso no era cierto! El seguía amándola y deseándola como siempre; incluso más que antes. el embarazo había traído grandes cambios en su cuerpo como sus pechos y a él se le dificultaba mantener la cordura cada vez que la veía desnuda o sin sostén. ¡Se sentía un enfermo cada vez que tenía una erección frente a su hija o frente a Rosa y Bernardo! ¿Cómo podía creer que el ya no la deseaba? ¡Era estúpido! pero no podía culparla; después de todo cada vez que ella quería tener un tiempo a solas con él, la rechazada utilizando cualquier excusa como el bebé, que no se sentía cómodo en la casa, que Rosa y Bernardo los podían escuchar, etc. Es cierto que él se sentía incomodo en la casa, pero su chica se había encargado de hacer lo imposible por hacerlo sentir cómodo con los lujos y la atención de la servidumbre. Incluso, siempre buscaba la manera de que ellos tuvieran un tiempo a solas; ya sea pidiéndole a Rosa y a Bernardo que se llevaran a la pequeña de paseo o poniéndola a dormir temprano. Aun así, él de imbécil continuaba rechazándola. ¿Pero podían culparlo? Solo estaba preocupado por el bebé. Desde que ella había tenido el sangrado por su culpa, se sentía culpable y temía que eso se volviera a repetir. Además de que su obstetra había sido muy estricta en decir que el embarazo de su chica pronto se complicaría y que debía guardar mucho reposo. Hacer el amor no era precisamente guardar reposo. ¿Pero cómo hacerle entender eso a su chica sin seguir lastimándola?

—Justin, hola—saludó Bernardo llegando a la cocina y le dio varias palmadas en la espalda antes de tomar asiento al lado de su esposa. —Escuché en la radio sobre un incendio en un almacén de una farmacéutica, ¿Esta todo bien? —preguntó y este asintió. Había sido una noche larga, pero por suerte no hubo heridos.

Turn Me On Again {Extended Version-Justin Bieber}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora