Ett

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El sol ha desaparecido sobre el fiordo y la noche comienza a caer sobre la ciudad. La pequeña calle Wismar, que separa a dos enormes edificios en la zona de Bjørvika se quedo en silencio hace un par de horas, momentos antes del ocaso. Ese silencio que se había apoderado de la calle Wismar se ha visto interrumpido pues una camioneta se ha estacionado frente al edificio donde está el DNB Bank, el más grande de Noruega.

—¡Vamos! —grita el hombre alto frente al grupo de cinco, se le escucha desesperado y a la vez con miedo, es evidente que es la primera vez que están tratando de robar, y pese a que todos están armados, no parecen ser unos expertos.

—¿Que esperas para detonar los malditos explosivos Mathias? —pregunta en un tono elevado, también con miedo, otro de los chicos que lleva consigo un costal en cada mano.

Obedeciendo, Mathias coloca los explosivos frente a la puerta trasera del banco y se aleja, de pronto un fuerte estruendo hace retumbar el lugar y en segundos la puerta de acceso es derribada. Todos corren hacia el interior salvo por Jan, que se queda parado junto a la puerta sosteniendo un radio en su mano derecha y un arma en la izquierda.

Estos chicos están tratando de robar al mayor banco de Noruega, saben que tienen el tiempo y las posibilidades en su contra, así que corren a la bóveda con un solo objetivo en mente: llenar los costales con la mayor cantidad de billetes posible y escapar de allí a como de lugar, sanos y salvos, así, Trond y Mads corren detrás de Sigbjørn, el líder de la banda y Mathias, el empleado del banco que seguramente no lo sera mas después de esto, para llegar a su objetivo.

—¡Que bueno contar con gente como tu! —exclama Trond dirijiendose a Mathias que busca en una libreta el código de acceso a la bóveda mientras Sigbjørn lo mira desesperado.

—¡Al fin seremos ricos! —dice Mads mirando hacia el techo, por un momento parece asustarse al ver una cámara, pero todos llevan consigo pasamontañas lo que protege su identidad, así que comienza a moverse en forma de burla.

—Bueno ya, menos felicitaciones y bailes estúpidos —dice Sigbjørn—. ¿Y que esperas para abrir esa maldita puerta Mat?

Cual si hubiesen sido palabras mágicas Mathias ingresa el código anotado en su libreta y desliza una tarjeta por lo que la puerta de acceso se abre ante ellos.

Apurados tratan de meter la mayor cantidad de dinero a las bolsas, tienen que hacerlo lo más rápido posible o de lo contrario saben que pueden ser capturados fácilmente.

El tiempo parece no transcurrir mientras cada uno lleva a las bolsas el dinero, sin embargo, los ruidos de patrullas acercarse al lugar hace que salgan de inmediato.

—¿Por que te quedas allí parado? —le pregunta Trond a Mathias—. ¡Vámonos!

—Rápido, salgamos de aquí —dice Mads llevándose uno de los costales lleno de dinero a su espalda.

Todos corren hacia la camioneta estacionada afuera, todos, excepto Mathias, que tras arrojar su arma y su costal al suelo se deja caer al piso, momentos antes de que la puerta de emergencia comience a cerrarse dejándolo a él dentro.

—Maldita sea Mathias! —exclama furioso Sigbjørn.

—No podrá escapar —dice Trond.

Sigbjørn logra arrojar una granada debajo de la puerta que está a punto de cerrarse, y luego de esto, corren al auto para escapar a toda velocidad lejos de allí. En la salida Jan espera a los hombres y corre a ayudarlos a llevar el dinero al auto y sin pensarlo dos veces, Jan acelera escapando de allí a toda velocidad.

***

—Aún no se como reaccionarian mis padres cuando se enteren que me voy a casar contigo Asbjørn —menciona la chica con una sonrisa en su rostro y cuya mirada se pierde en los labios del chico que la toma de las manos para después besarle profundamente.

—Ellos saben que te amo demasiado Karoline —menciona Asbjørn quien toma a la chica de la mano, están a punto de cruzar la avenida Nylands, se dirigen al estacionamiento del otro lado, sin embargo, apenas logran adentrarse a medio calle cuando de pronto un vehículo a exceso de velocidad termina por arrollarlos.

El vehículo no se detuvo, sino acelero aun mas la marcha en dirección a la Estación Central mientras que detrás de este patrullas circulaban sin parar, salvo por una que se detuvo al percatarse del terrible accidente del que han sido objeto el par de enamorados.

El saldo del accidente no fue nada bueno, Asbjørn cayó a las aguas del río Akerselva que pasa justo al lado de la avenida Nylands por lo que fue rescatado por paramédicos, Karoline por el contrario, murió a causa de los golpes que sufrió tras chocar con un semáforo y caer sobre el pavimento.

—¿Donde esta Karoline? —pregunta el chico mientras es subido por los paramédicos a la ambulancia, ellos solo se miran el uno al otro y no logran darle respuesta. Momentos después el cansancio logra vencerlo y la excitación del momento logra vencerlo y sus ojos se cierran.

Mientras la ambulancia transporta a Asbjørn al hospital más cercano, los servicios forenses levantan el cuerpo ya sin vida de Karoline.

El bomberoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora