Sju

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Mathias

—¿Por que? —pregunto a Aleksander al esperar unos segundos tras verlo reaccionar. Se encuentra maniatado en una silla donde lo coloque después de haber limpiado las heridas que le provoque en la cabeza al golpearlo con la botella—. ¿Por qué lo hiciste? ¿Por que traerme a tu casa y no llevarme a la maldita prisión?

—Te dice algo el nombre de Asbjørn Hagebak —me responde después de hacer una breve pausa. Me mira a los ojos fijamente buscando una respuesta.

—El es mi hermano.

—¿Si sabias que ha estado buscándote todos estos años? —la pregunta de Aleksander de manera tan seria no puede dejar de hacerme sentir tan mal.

—Ahora entiendo, ¿El esta detras de todo esto?

—¿Que serias capaz de hacer si de pronto tu hermano desaparece sin decirte nada?, ¿Puedes imaginarte todo lo que paso por su cabeza al ver que las horas pasaban y tu no aparecías?, ¿Cuantas horas crees que paso tu hermano preocupándose por ti? —cada pregunta que Aleksander me hace es como si una espada penetrara mi pecho.

—Hace 5 años que deje la casa en donde vivía con mi hermano Asbjørn, tome esa decisión gracias a que una persona subió a Internet un vídeo en donde aparecía haciendo sexo oral a un despreciable ser al que considere mi amigo —exclamo mirando a Aleksander a los ojos. Al recordar aquello provoca que mis ojos comiencen a mojarse—. Tenía 14 años cuando eso paso, y, tal vez no fue la mejor decisión, pero en ese entonces yo estaba lleno de rabia por todo lo que había pasado. Encontré a un grupo de chicos sin hogar que me ofrecieron vivir con ellos en una bodega abandonada en el metro.

—Pero... ¿Por qué huir? ¿Por qué no pedirle ayuda a Asbjørn?

—Asbjørn recién tomaba el control de la compañía de la familia y creí que no tendría tiempo para mi. —hago una pausa mientras camino a la ventana y me paro frente a ella para observar hacia afuera—. Además mi hermano jamas me hubiera ayudado a acabar con la persona que inicio todo. Asbjørn siempre ha estado en contra del fuego.

—Se que tu provocaste el incendio en que murió Svein. —Lo que Aleksander acaba de decir es justamente la estocada final—. Mathias, yo nunca me hubiese imaginado lo que Svein te hizo —lo miro comenzar a llorar.

—¿Como?

—Conocí a Svein en una app de citas, me dijo que era chef de un restaurante en Aker Brygge. No teníamos mucho tiempo saliendo. Su muerte no me afecto del todo. Y lo que llegue a sentir por él se ha ido por completo al escuchar todo esto que me has contado.

Me acerco a Aleksander y libero las ataduras que lo sujetan a la silla, el me mira sorprendido y tan pronto se levanta me da un abrazo. Hacía mucho tiempo que nadie me abrazaba. Tras estar así no se cuantos segundos me separo de el, limpio mis ojos con mi puño derecho y me dirijo a la salida.

—¿A donde vas? —exclama Aleksander, antes de salir me detengo al escuchar su pregunta, solo volteo y busco sus ojos, sin decir nada sigo mi camino.

Me dirijo ahora hasta la bodega en el túnel del metro entre las estaciones de Majorstuen y Stortinget, lugar que ha servido como nuestra guarida secreta. Tan solo camino una cuadra siento una mirada sobre mi, giro mi cabeza y observo un auto conducir despacio a mis espaldas, no alcanzo a distinguir quien conduce. Apresuro mi paso.

Al ver que el auto acelera, empiezo a correr, alcanzo a escuchar a Aleksander gritar mi nombre pero ya nada puede detenerme. He llegado a una estación de bicicletas en renta sobre la calle, para mi suerte un chico está a punto de subirse a una y es cuando lo empujo para quitársela, me subo a ella y comienzo a conducir sobre la bicicleta a toda velocidad hasta la estación del T-Bane de Grønland.

El bomberoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora