El bombero

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La celebración por el día de la Constitución de Noruega está por comenzar, es un día de fiesta en todo el país, se realiza un gran desfile en Oslo que culmina en el Palacio Real. En este dia los noruegos celebramos el nacimiento de nuestra Constitución, las calles estan llenas de gente que va y viene hacia todos lados, muchos de ellos ataviados con el bunad, vestimenta tradicional.

Esta mañana del 17 de Mayo he decidido venir a la estación de bomberos a trabajar y estar preparado para cualquier eventualidad. Conforme caminó hasta mi cuarto de descanso en la estación, escucho voces desde el comedor, eso me hace pensar que ya han llegado varios compañeros, y como es costumbre, el alboroto se apodera del desayuno.

El equipo de bomberos de la estación central de Oslo está compuesta por alrededor de unos 50 hombres y mujeres, es evidente que los hombres somos mayoría, pero me agrada en parte que poco a poco las mujeres vayan adquiriendo más participación en los equipos de rescate, más allá de ser quienes detrás de un escritorio responden las llamadas de emergencia.

—¡Que demonios! —exclamó al ver mientras entro a mi cuarto de descanso a Jone teniendo sexo con Thea, nuestra compañera. Yo ya conocía acerca de su relación amorosa pues Jone es mi amigo y me lo había contado antes.

—Maldita sea Asbjørn ¿Porque no tocas antes de entrar? —dice apresuradamente Jone mientras sube sus pantalones y cubre a Thea con una sábana. La chica sale corriendo a su cuarto. Por poco y cae pero logro tomarla del brazo evitándolo.

—¿Y por qué habría de tocar? —pregunto dándole un leve golpe con mi puño derecho en su hombro mientras termina de ponerse su camisa blanca—. la puerta no estaba cerrada del todo y ademas no estoy entrando a un cuarto que no sea el mio.

—Pensé que no ibas a venir —dice Jone frente a mí sentados cada uno en su respectiva cama.

Iba a responder a su pregunta pero la alarma de emergencia suena en ese momento, por lo que Jone y yo corremos a vestidores a prepararnos con nuestro equipo contra el fuego, y tan pronto estuvimos listos, bajamos al garaje deslizándonos a través de la barra metálica llamada cucaña. Los camiones ya nos esperaban en la puerta con las sirenas encendidas.

—¿Sabes cual es la emergencia? —pregunto a Jone que mantiene la vista al frente y con las manos al volante.

—No es un incendio —hace una pausa mientras me mira a los ojos—. Una persona reportó un vehículo abandonado sobre la calle Frederiks...

—Déjame adivinar... —le digo mientras toco mi barbilla y miró hacia arriba—. Frente al Palacio Real. ¿Atentado terrorista?

—Que Dios nos proteja —menciona Jone para acelerar el camión.

Ese era yo, Asbjørn Hagebak, el dueño de una importante constructora de barcos, y un integrante del equipo de bomberos de Oslo. El detalle es que quienes conocen al Asbjørn de los negocios, no conocen al Asbjørn tragahumos.

18 de Junio del 2002

—Vas a estar bien —su mirada se dirige a mis ojos, los cuales comienzan a mojarse—: Mathias te va a necesitar fuerte.

—Gracias —le digo a Karoline mientras siento sus brazos postrarse sobre mis hombros. Ese abrazo me hacia demasiada falta en ese momento.

Acudi a dejar a Karoline después de acompañarme al cementerio a sepultar a mis padres, quienes fallecieron un par de dias atras en aquel maldito incendio. Aun esta tan presente en mi mente. Trato de borrar esos pensamientos mientras camino de regreso a mi casa.

El día está por terminar, son las veinte sobre las nueve y media, así que el sol ya se ha ocultado por completo, quedando solo rastros de su paso por el cielo de Oslo. El ir y venir de las personas por la calle de Thomas Heftyes era un poco normal a esa hora, la embajada del Reino Unido era una de tantas en esa zona de Frogner donde vivía, por lo que a veces solía estar muy transitada esa calle.