Capítulo 12.

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Ver una civilización humana, me conmovió de tal forma que iba a volver a llorar, mi corazón apretaba de feliz nostalgia, volver a ver mi lugar en este universo. Caminé rápida aquel pequeño vecindario para poder llegar al centro de aquella ciudad, lo más rápido que pude. Quería ver vidrieras de ropa humana, puestos de panchos, colectivos, trenes. Gente.

- Gardienne, vas muy rápido- quejó Ezarel. Lo ignoré completamente. Después de muchas cuadras pude ver los primeros autos pasar -¿Qué es eso?-

- Autos- dije feliz, antes que volviera a objetar empecé a trotar. A medida del avance, las calles se volvieron más frecuentadas, gente de distinto tipo, color, todo. Me sentía tan en casa, era mi habitad. 

- Gardienne, nos estamos desviando del objetivo, deberíamos preguntar pronto- volví a ignorarle. Continuamos y más de una vez tuve que salvarle la vida a Ezarel de los autos rápidos de las avenidas.

<< Otra vez perdemos a Gardienne, se encuentra tan sumergida en su sueño vivo, el deseo que tanto había anhelado desde que puso un pie en Eldarya.

Por otro lado (el ahora pelinegro Ezarel) se encontraba cada vez más incómodo, más tenso, cada vez que veía su mirada enamorada de cada objeto persona que se encontraban en el camino, estaba más asustado. Ya no podía negarse a sí mismo, estaba claro, lo tenía bien claro. Bajo ningún motivo la iba a dejar aquí, ella volvería a Eldarya.

Aunque esa determinación iba perdiendo fuerza.

Mientras le seguía el paso en una multitud, divisó entre las masas, un rostro que se había imaginado soñando despierto más de una vez. Un bello rostro envejecido, acompañado de unos mechones que se escapan de un rodete color ceniza invadido de canas. Lo distinto eran unos ojos morados faltos de vida, como moretones. 

Los rasgos la delataban, se debatió mentalmente unos lentos microsegundos.

¿Ella o yo? ¿De todos los lugares del mundo? ¿Justo ahora? ¿Justo acá?

Tomó el brazo de Gardienne, y tomó un rumbo distinto, dando zancadas con sus piernas largas.

- ¿Ezarel?

- Creo que vi una biblioteca por aquí- excusó rápido, ella se soltó herida.

- Por aquí no hay ninguna biblioteca Ezarel- se miraron, con esa complicidad que solo ellos sabían, y otra vez esa frase retumbó en su mente "Tú sabes que sé, y yo sé que lo sabes, pero lo evadiremos". 

Todo pareció enmudecer, la gente a su alrededor no eran más que sombras grises, un silvido zumbó en sus orejas. El corazón se le estrujó seguido de sentir un vacío en el estómago.

- Ya lo sabías- dijo suave, Gardienne asintió silenciosa.

- No es momento para esto muchachos- dijo tímida la diminuta voz de la hada. Ezarel buscó una respuesta en ella para proseguir.

- Tienes razón- dijo Gardi deprimida.

Empezaron a volver a paso lento, ninguno de los dos se atrevió a mirarse, ni a dirigirse la palabra.

Finalmente volvieron y se encontraron con Valkyon.

- ¿Y? ¿Dónde estamos?- preguntó. No tardó en percatarse de lo que había ocurrido, podía leerlo en sus miradas, en su distancia, en la atmósfera extraña que había entre ambos. Fue tan simple deducirlo como leer un cuento de niños. 

Luego de un rato en que Gardienne le explicó la ubicación a Billga, el partió junto Carol y otros habitantes del bosque hacia el mar.

La noche tapó la luz del sol, se metieron a la cabaña a cenar lo que le dejaron las hadas. Transcurrió silenciosa, cada uno mirando a su plato, a lo sumo intercambiando un par de comentarios sobre la misión>>

Entrando en su corazón. (Ezarel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora