Capítulo 2.

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Me dirigí a la sala del Cristal para entregarle el recado. Una vez allí, ella seguía agobiada entre un montón de papeles flotando alrededor de ella. Necesito ese conjuro para cuando vuelva a mi mundo.

- Miiko, te traje el pedido.

- Mhm, déjalo por ahí...- dijo distraídamente.

- ¿Necesitas algo más?- pensaba en preguntarle sobre el porqué de tanto ajetreo, pero, no parecía que me fuera a dar una respuesta concisa.

 - No, estás libre- respondió finalmente. Antes de salir, noté algunos andamios cerca de la pared. 

Vaya día más emocionante, me encontré con Nevra por el pasillo, y como ya venía suponiendo, también lucía ocupado, llevaba una gran cantidad de telas.

- ¿Necesitas ayuda Nevra?-pregunté inconscientemente. Él removió un poco las telas para asomar la cabeza.

- No gracias, eres muy amable- me respondió con cierto tono amoroso.

- Hey ¿Qué está pasando? ¿Por qué están todos tan ocupados?- pregunté. Él pareció sorprenderse.

- ¿No lo sabes? A veces se me olvida que no eres de aquí- sonrió - Es una sor-pre-sa - y siguió su camino. Pues tendré que seguir divagando, capaz que Kero sabe.

Fui a biblioteca y me encontré con él y su cuerno brillando, organizando cosas parecía.

- ¡Hola Kero!- saludé.

- Buen día Gardienne, ¿Qué necesitas?- me respondió sin mirarme.

- Quería saber porque todos están tan ocupados- él se rió para sí.

- Ya verás, ya verás...- otra respuesta misteriosa. 

Nadie me quiere responder, ¿Por qué tanto suspenso? No era necesario en absoluto, solo tendrían que decirme dos palabras. Y divagando de un pensamiento a otro, volví a pensar en la Hamadriade, y el corazón me pesó de culpa. 

Fui hasta el quiosco central a recostarme en el pasto, relajar un poco aquel peso que todavía me invadía. Creo que en cualquier momento tendría que hablarlo con alguien, antes de tener pesadillas.

Siento algo acariciándome, es una mano muy suave, recorre mis mejillas ida y vuelta. Creo que es Ykhar, aunque estos dedos son más gruesos, quiero saber quién es, pero se siente tan lindo... Seguiré durmiendo.

-........durmiente.

¿Mh? ¿Bella durmiente? ¿Nevra?

- ¡Que te despiertes fea durmiente!- es Ezarel, le reconozco la voz y todo. Me estaba sacudiendo la pierna, y sigo haciéndome la dormida - ¡Gardienne ya termina la siesta!- Miiko me dijo que estaba libre, ¿Por qué no me deja dormir? - ¡Gardienne!- ese último llamado sonó un poco distinto, sentí como acercaba a mi rostro y luego me abrió un ojo:

- Ughhh, déjame dormir ya...- me recosté de lado, adoptando una posición fetal. 

- Me asustaste, pensé estabas bajo el hechizo de la bella durmiente-

- ¿En serio existe eso?- pregunté más despierta. Así que muchos de los cuentos de mi mundo, son reales en Eldarya...

- Sí, le sucede a cada persona que se pincha con una aguja- comentó más preocupado, y cada vez tenía más coincidencia con el cuento.

- ¿Y cómo se cura?

- Con un beso de amor verdadero- no sé porqué me sonrojé un poco. Me di vuelta para poder verle, se encontraba ahí no más de mi lado -A las personas que no podemos despertar las tiramos al mar- me sobresalté.

- ¿¡Qué!?

- ...

- Ezarel...

Estalló en carcajadas. De nuevo caí en una de sus bromas - Realmente te crees todo lo que te digo- continuó su burla desmedida ¿cara de bufón me vio?

- ¡Obvio que te voy a creer! ¡Estúpido!- le respondí con un poco de enfado. De un momento a otro se calmó.

- ¿En serio?

- Pue sí...- y se volvió a reír.

- ¡Por el cristal, realmente eres una ternura!- siguió riendo, y se limpió las lágrimas. Yo me sonrojé de inmediato y me volví a dar vuelta.

- B-bueno, ya déjame, que dormía plácidamente.

- Lamento decirte que te necesitan en la cocina- me hice una bolita, de esta forma huyo del mundo.

- ¿Por quééééé?.

- Para cocinar pues.

- Ya sé, pero no tengo ganas de moverme- me apretujé más. De un momento a otro sentí un apretón en la pierna y que me hizo estallar de cosquillas -¡Ay no!  ¡Me rindo ya voy!- me senté inmediatamente para poder defenderme, acto seguido me levanté.

- No sabía que eras tan sensible- me comentó divertido, aun sentado en el piso. Le saqué la lengua antes de irme.

Quise ir lo más rápido, tenía miedo de que Karuto me revoleara una olla por la cabeza. Ahora que lo pienso ¿Karuto pidiéndome ayuda?

Cuando llegué me revoleó una cuchara.

-  ¡LLEGAS TARDE!- gritó, enseguida me encogí, pensando que me iba a revolear otra cosa, como el horno.

- M-m-mis d-disculpas- dije tartamudeando - ¿En qué se me requiere?

- Tienes que ayudarme a cocinar...- me acerqué hasta junto a él -...todo esto.

- ¡Es demasiado! ¡Mucho más de lo normal!- básicamente la cocina estaba atiborrada de comida, de bolsas de raciones, grandes bolsas de raciones. A penas se podía estar allí dentro.

- Tenemos que cocinar mucho.

- Pero ¿Por qué tanto? Literalmente la mitad de la despensa está acá- Karuto me quedó mirando un largo rato.

- La semana próxima habrá festival de cosecha.







Entrando en su corazón. (Ezarel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora