Capítulo final.

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Muchos ajetreos pasaron, el barco, las hadas, los duendes, la policía, los asaltos y muchas cosas más, pero al fin (y ahora sí) en mi hogar, Eldarya.

Llegamos por la madrugada, todavía oscuro a penas veíamos algo con los faroles.

Todos lucían contentos de vernos (o a la comida), aunque para ellos, ese tiempo que nosotros estuvimos lejos no fue para tanto, como nosotros lo percibimos. Creo que la parte más tediosa fue transportar todo a la despensa, las escaleras me mataron las piernas.

Una vez todo terminado, fui corriendo exhausta a mi habitación, donde mi familiar me recibió eufórico de alegría y me lamió hasta las orejas, lo abracé y lo calmé, viendo como había rasguñado toda la puerta. 

El sueño me noqueó y dormí al instante. Pero no por mucho.

- Agh, mira que dormir en el piso. Te vas a resfriar- bufa Ezarel, estoy demasiado agotada como para ponerme a pelear.

- Déjame pues- me levantó haciéndome la contraria.

- ¿Ves lo que me haces hacer? Yo también estoy cansado.

- No te lo pedí- me arrojó a la cama con tanta delicadeza que reboté hasta el cielo - más despacio no te costaba.

- Si que lo hacía- se arrojó conmigo y volví a rebotar, mi familiar se quiso sumar, pero Ezarel lo alejó con los pies -Shu, shuuu- lo espantaba haciendo muecas. Me empecé a reír.

- Déjalo, esta es su cama también.

- Egoísta, déjame a mi ahora- le seguía discutiendo - justicia para el pueblo- mientras seguían discutiendo me acurruqué cerca de él, cerré los ojos, unos minutos después pude sentir su brazo rodeándome, aquel calor que me hacía sentir segura, más mi cansancio de vivir toda esa aventura y emociones, me hizo dormir de nuevo. 

Cuando desperté seguía siendo de noche, pensé que había dormido por mucho tiempo. Ezarel seguía profundamente dormido a mi lado. Me dirigí a la ventana a ver, la abrí y a lo lejos pude divisar muchas luces.

- Ezarel despierta- está como un tronco. Me acerco para moverlo y a duras abre los ojos.

- ¿Qué?- se intenta peinar mientras tambalea.

- ¿Qué es eso?- pregunto apuntando a la ventana, mira poco interesado.

- Es el fin del festival- me sobresaltó y me re acomodo la ropa.

- ¡No me lo pienso perder!- cuando estaba por salir corriendo Ezarel me atrapa de nuevo junto a él en la cama.

- Tranquila, no hay nada realmente interesante, de aquí lo verás todo- me calma. De repente nos quedamos mirando fijamente, la situación lo merita, mi cuerpo lo necesita. Me acerco despacio para besarle, empezamos lento, me mantiene firme contra él, volvemos a caer a la cama. Me acaricia la silueta, nos metemos bajo las frazadas, poco a poco las prendas van cayendo por los costados.

Unos estruendos me despabilan, me levanto como resorte, saliendo de debajo de Ezarel, me pongo el top para poder asomarme a la ventana. Unas luces empiezan a explotar en el cielo, fuegos artificiales, o tal vez mágicos. Se ven más vivos que cualquier otro que haya visto.

Verlos me ha puesto nostálgica, pensar que podría estar viendo esto en la tierra, pero verlos aquí los hace más especiales, al ser de Eldarya. No paro de recordar aquellas palabras que le dediqué a mi madre en la carta, sobre mi hogar, mis amigos, casi familia.

Ezarel me ha colocado el abrigo, y antes que pusiera una cara tierna me ha apretado fuerte la nariz, me río para mí. De pronto, al mirarle siento una extraña felicidad que me invade hasta las lágrimas.

- Te amo- digo sin querer.

- Creo que yo también- responde avergonzado.







"Mamá, soy feliz."





Fin.





Entrando en su corazón. (Ezarel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora