Capítulo 5.

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Estaba por seguirlo, pero los gritos de Karuto me helaron la sangre.

- ¡GARDIENNE!

- ¡Vooooooooy!- grité de vuelta enseguida, y volví a zancadas a la cocina.

Cuando le vi, me miró con peor cara aún. 

- Todavía no se te va esa cara de ganas de morir- me comentó, instintivamente me cacheteé a mi misma. -Estos humanos...

Cocinar era lo último que estaba haciendo, estaba divagando cada vez más en mis teorías y suposiciones ¿Acaso allá abajo se encontraba el portal? ¿Quiénes iban a ir? ¿Cómo iban a disimular su ausencia durante el festival? ¿Cómo me podré colar entre ellos para ir a mi mundo?

- GARDIENNE PRESTA ATENCIÓN- me despabiló Karuto, mis orejas dolían de tanto que me gritaba.

- Sí, sí, perdón...- le respondí y seguí divagando. 

Cada vez se debe notar más mi cara de preocupación, de sospecha, de desvelo ¿Por cuánto tiempo podría disimularlo? Y más ante Ezarel, no debo subestimar su sexto sentido...

- GARDIENNE SAL DE LA COCINA-

- ¿Uh? ¿Qué hice?- le miré desconcertada, solo pensé una oración, no podría estar quemando la cocina o algo. Tenía todo los ingredientes desparramados fuera del contenedor, no le había atinado. Me ha empujado, hasta dejarme fuera de la despensa.

- Y NO VUELVAS HASTA QUE VUELVAS EN TI- se dio vuelta indignado, dando pisotones cuyo ruido rebotaba en la salón. Pues no tenía nada más que hacer, así que volví a mi habitación.

En el pasilló me encontré a Ykhar, lucía sorprendida y agitada como siempre

- ¿Gardienne? ¿Qué ha sido ese escándalo?- me preguntó.

- Estoy muy distraída y Karuto me ha echado de la cocina- dije mirando hacia abajo, no me daba mucho honor.

- Oh, pobresilla, parece que estás estresada- me rodeó entre sus brazos para intentar rejuvenecerme. -Anda, vayamos al jardín a tomar un descanso- me propuso sonriente.

 Caminamos hasta el cerezo, ahí nos pusimos a charlar de las cosas que estuvimos haciendo, había pasado tanto tiempo de que nos hablábamos así. Creo que Ykhar es la primera amiga que tengo aquí. La adoro mucho, es un sol <3

- ¿Ya has domado al potro salvaje de Ezarel?- preguntó inocente. A mi me dio entre un sonrojo, felicidad, tristeza, enojo, de todo.

- ¿Eh? N-no, no sé, estoy cansada- contesté mientras posaba mi mano en la frente. De repente se me pasa por la cabeza, preguntarle sobre el festival. -Estoy ansiosa para que llegue el festival-.

- ¡Sí! va a ser divertidisimo-.

- Aunque... no entiendo. ¿Qué cosechan como para hacer el festival?- pregunté arrimandola a mi duda principal.

- Pues bueno... en Eldarya hacemos bebidas con los alimentos de aquí, así que eso cosechamos- apresuró a contestar, y eso si que no lo sabía.

- ¿Ah sí? Vaya, pensé que la bebida también la traían de mi mundo-.

- Jaja, sería un poco complicado...-.

- Pero... aun así con Karuto cociné casi la mitad de la despensa. ¿Acaso lo van a reponer?-Ykhar no pudo disimular nada.

- Eh-ehm ¡Ah! Miiko me había pedidooo, eh, algo importante. Adiós Gardienne, nos hablamos pronto- dijo antes de irse corriendo.

Mis sospechas se hacían cada vez más fuertes.

Fui a mi habitación a dormirme una siesta.

 Estoy en el calabozo, hay un portal, y un montón de bolsas y cajas a los costados, están los jefes de guardia, Miiko, Yhkar y Kero. Parecen hablar.

Ezarel se metió al portal

¡Espera! ¡Llévame contigo!

Me desperté inmediatamente, todo esto del portal y el festival, me hace recordar mucho a mi familia. Seguro mi madre está muy preocupada, ¿Me habrán dado por muerta? ¿Secuestrada? Con tal solo pensar en ello, en como se siente mi familia...

¡Toc, toc! suena breve y conciso.

- ¿Quién es?- pregunté mientras me incorporaba de mi cama.

- Soy yo- respondió Ezarel. De repente se me pasó por la cabeza la canción de Pimpinela.

- ¿Qué vienes a buscar? - cantoreé.

- No sé, me pareció ver que en esta puerta decía tu nombre- contestó.

- Ya es tarde- seguí cantoreando.

- ¿Por qué?- preguntó realmente confuso.

- PORQUE AHORA SOY YO LA QUE QUIERE ESTAR SIN TÍ- empecé a bailar al ritmo que sonaba en mi cabeza, necesitaba distracción, y ponerme de buen humor.

- ¿Estás bien Gardienne?-.

-  Por eso vetee, olvida mi nombre, mi cara, mi casa y pega la vueltaaaaa- tomé a mi familiar entre los brazos, y empecé a dar vueltas con él, mientras le sostenía una patita como si fuera un micrófono.

- Gardienne no tienes casa propia-.

- Vetee, olvida mis ojos, mis manos, mis labios, que no te deseaaaan- me imaginaba a Ezarel sin entender nada del otro lado de la puerta, pegando su oreja para saber que estaba haciendo y no podía evitar reírme.

- ¿Alguna vez me desearon?- esa pregunta me sonrojó, pero decidí ignorarla.

- Veteeeee, olvida que existo, que nos conocimos y que no te sorprendaaaaaaa-.

- ¿Gardienne?-.

 - Olvidate de todooo, que tú para eso, tienes experienciaaa- esa última frase se fue apagando poco a poco, la hice poniendo una posición dramática mientras dejaba a mi familiar confuso en la cama. 

¡PAM!

La puerta chocó estrepitosa contra la pared, y Ezarel tenía una cara como si hubiera visto a un fantasma. Parece que al darse cuenta de que no sucedía nada extraño, intentó disimular su preocupación, miró a un lado, luego a otro. Sus mejillas se enrojecieron un poquito (si mi vista no me traicionó) estaba pensando a la velocidad de la luz una broma, estaba segura. 

Volvió a poner cara de preocupado.

- Gardienne, pensé que te ibas a lanzar por la ventana por la manera que aullabas- dijo con un tono asustado. Me dio gracia, pero tenía que hacerme la enojada, así que hice lo que nadie pudo imaginar.

Le saqué la lengua. Y entonces él me sacó la lengua. Estuvimos un rato compitiendo a ver quién sacaba la lengua más fuerte.

 En ese momento pasó Valkyon viendo a través de mi puerta abierta.

- ¿Qué... hacen?- preguntó mientras se veía como procesaba a mil por hora la situación. Rápidamente Nevra apareció tras de él.

- El beso francés se hacen con los labios juntos ¿Saben?- comentó, se rió y salió fugazmente, como una sombra. Vi las orejas de Ezarel enrojecer. Valkyon siguió su camino y nosotros nos dirigimos al pasillo, donde me apoyé en el umbral de mi habitación.

- ¿Entonces que necesitas?-.

- Que seas mi conejillo de indias- contestó. Me metí adentro y cerré la puerta con tranca.

Entrando en su corazón. (Ezarel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora