021.

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La noche estaba tranquila, las estrellas lograban asomarse en el firmamento y por la ventana entraba una luz azulina reflejada por la luna directo hacía la cara de Jimin haciendo el chico se comenzara a despertar de a poco.

No iba a mentir, no tenía ni idea de dónde estaba apenas abrió los ojos y se sentía un poco mareado, pero cuando el olor masculino de Jungkook entro por su nariz de inmediato se serenó. Levantó un poco la cabeza para darse cuenta de que estaba sobre el pecho del chico el cual subía y bajaba de forma rítmica informando que seguía profundamente dormido. Una sonrisa se le escapó de los labios, se encontraba justo en el lugar que quería.

Gracias a la improvisada siesta se le habían pasado los efectos de la borrachera siendo reemplazadas por una intensa sed. Miró hacia el lado izquierdo encontrándose con un vaso lleno de agua, seguramente, colocado por Jungkook para cuando se despertara. Con cuidado se sentó en la cama y tomo el objeto entre sus dedos para poder beber su contenido. Gracias a los movimientos Jungkook, aún dormido, cambió de posición recostándose sobre su hombro derecho con la cara hacia el lado de Jimin.

Terminó de beber el vaso de agua para luego acomodarse frente a frente a la cara del castaño. En esa posición podía ver cada detalle del rostro de Jungkook, la forma en que el tatuaje de una rosa en negro y gris se posaba sobre su cuello además de el resto de la tinta que se esparcía por su cuerpo. El chico se había deshecho de la chaqueta por lo que sus brazos estaban expuestos dejando a Jimin embobado mientras memorizaba cada una de las figuras que allí se veían.

Inevitable fue empezar a delinear cada uno de los tatuajes con su dedo indice. Comenzó con la rosa del cuello para bajar al hombro donde había un enorme dragón que parecía feroz, casi igual que Jungkook cuando se ponía a pelear en el círculo. Siguió bajando para encontrarse con un ojo realista que simulaba muy bien abrir la piel para hacerse notar y hasta juraría que la pupila de este brillaba junto a la luz de la noche. Jimin sonreía complacido mientras seguía con su tarea de forma exhaustiva y detallista. Encontró el tatuaje de el reloj de arena que Jungkook le había mostrado el día de la fiesta de Taehyung y bajo este último había una luna junto a un sol danzando entrelazados bajo un manto de estrellas. No pudo evitar pensar en que ellos se parecían demasiado a ese dibujo, eran muy distintos el uno del otro, casi completamente contrarios.

Jimin se preguntaba si en algún minuto podrían conectarse de esa forma. Ser iguales al sol y a la luna.

En ese momento recordó la pelea que tuvieron antes de que Jungkook saliera de la habitación, sus mejillas se colocaron de un tono rosado y una sonrisa tonta se le dibujó en el rostro. En medio de sus acusaciones el chico se le había declarado y aunque le costó ahora le creía. Casi podía estar seguro de que Jungkook, quien se veía tan rudo e incapaz de querer a alguien frente a los demás, sentía lo mismo que el y le encantaba.

Siguió acariciando cada espacio de piel sin cansarse. El castaño se veía tan relajado que Jimin llegaba a contagiarse. Una paz enorme le invadió mientras miraba como el pecho de Jungkook se contraria junto con la respiración, jamás había sentido algo tan hermoso y le daba un poco de miedo que aquel chico estuviese provocando todas esas cosas dentro de su ser.

− Molestar a alguien mientras duerme es de mal gusto.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el susurro de Jungkook quien seguía con los ojos cerrados. Jimin soltó una risita porque a pesar de estar supuestamente durmiendo el castaño no podía dejar de ser un gruñón de primera como siempre.

− Tu estas durmiendo, no deberías quejarte −le responde ahogando otra risa.

Jungkook se mueve pero sigue rehusándose a abrir los ojos. Quien dijera que ese chico jamás podría ser tierno pues Jimin le mostraría una foto de ese momento.

Agridulce ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora