2 [SecuestradO]

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Yûichirô POV {Actualidad}

Notaba un gran dolor en la cabeza. Mi espalda también dolía, pero eso era porque estaba tumbado bocarriba en el frío suelo. Comencé a abrir los ojos lentamente, parpadeando un par de veces para acostumbrarme a la luz aunque no hubiese demasiada. Observé aún tumbado la habitación en la que estaba; pequeña, con algunos muebles destrozados y con una ventana rectangular, cerrada, en una de las paredes. Estaba amaneciendo y algunos rayos del sol se colaban por esta. Me incorporé para sentarme y entonces fue cuando escuché un sonido metálico. Miré mis muñecas y tobillos, ya que los sentía pesados, y observé que estaba esposado con unas cadenas metálicas a la pared que tenía detrás.

    - Veo que has despertado —dijo una voz femenina. Miré hacia la puerta de la habitación y vi a dos personas; la más alta deduje que era el chico de la última vez, ya que seguía con la máscara, y la otra, más baja, llevaba la misma ropa que él, pero se había bajado la capucha y quitado la máscara revelando una cabellera de color rosa hasta los omóplatos, recogida en una trenza y un rostro pálido con unos ojos color carmesí como si los hubiesen bañado en sangre. Se acercaron a mí, pero la chica fue la única que se acuclillo a mi lado—. No te preocupes, no vamos a hacerte daño.

    - ¿Y lo de la cabeza? —pregunté frío tocándome el golpe. Estaba vendado, pero al mirarme los dedos estaban algo manchados de sangre.

    - Si hubiese estado yo ahí no te abría pasado nada, pero es que mis compañeros son muy brutos... —puso los ojos blancos y desvió un poco la mirada hacia el chico. Este, ni se movió—. Mi nombre es Krul, encantada —dijo con una amplia sonrisa entregándome su mano. La miré con una ceja arqueada. Tenía que estar de coña, ¿verdad?

    - No la juzgues... —habló el chico bajo su máscara. Me di cuenta de que tenía la voz ronca, pero suave. Era una combinación extraña que me resultó bastante agradable. Antes, cuando habló en el hotel, no me di cuenta por la situación en la que nos encontrábamos–, aún tiene solo 16 años por lo que sigue siendo inocente...

    - ¿Perdona? —exclamó Krul volviendo a ponerse de pie delante del chico, matándole con la mirada—. Solo estoy intentando que, por lo menos, confíe en uno de nosotros. 

    - A eso me refiero, no puedes hacerte amiga del enemigo.

    - A veces eres imposible...

    Parecían una pareja por como se comportaban. Carraspeé un poco rompiendo su "momento" y me volvieron a mirar.

    - ¿Dónde estoy?

    - Eso no necesitas saberlo —respondió el chico molesto.

    - ¿Qué pasa? ¿Te crees superior o algo?

    - Contigo, sí. ¿Has visto en la situación en la que estás? 

    - Cuando consiga liberarme de estas cadenas ya no serás tan gallito.

    - Bueno, los dos, ya basta –intervino Krul, pero yo continué matándolo con la mirada. Supuse que el estaría parecido ya que no podía verle el rostro—. Como ya le he dicho a mi hermano, quiero que os llevéis bien, ¿entiendes lo que significa? —preguntó mirándome. Chasqueé la lengua desviando mi mirada. Observó al chico, que supuse que era su hermano—. Y tú, más te vale que cuando vuelva, esta persona de aquí esté de una pieza o sino, ¡te las verás conmigo, Mikaela!

    Nada más terminar de decir eso, salió de la habitación cerrando la puerta tras ella. ¿Acaba de decir Mikaela? Casi me quedó sin respiración en ese mismo instante. Mi amigo––... ¡No! mi ángel de la infancia se llamaba así. Pero no podía ser él. El Mikaela que yo conocía era dulce y amable. Este, era un asesino y un ladrón. 

    El chico llamado Mikaela se sentó frente a mí con las piernas cruzadas y me observó callado. Yo me quedé donde estaba sin decir nada tampoco. Un silencio incómodo se formo en la habitación rápidamente. Carraspeé y miré por encima de su hombro para observar el exterior a través del cristal de la ventana. Sin aguantar más esta situación incómoda, rompí el silencio.

    - ¿Te vas a quedar ahí mirándome o qué?

    - Sí, ¿algún problema?

    Este tío... Le asesiné con la mirada, pero él ni se inmutó. 

    - ¿Cuánto llevo inconsciente? —pregunté en un intento de conversar. Odiaba que me observasen tan fijamente y, sobretodo, en silencio.

    - Toda la noche.

    - Me esperaba más...

    - De echo, te despertaste unos segundos unas horas antes —dijo bajando la cabeza. Arqueé una ceja—. ¿No te acuerdas de lo que dijiste, no? —preguntó. Negué con la cabeza confuso. Escuché una pequeña risa melancólica a través de la máscara y pude ver un par de gotas transparentes caer desde su barbilla. ¿Está... llorando...? Mikaela se puso de pie y se dirigió hacia una mesa medio destrozada donde había unas bolsas. Pude comprobar que al irse se limpiaba las lágrimas levantándose un poco la máscara, pero como estaba de espaldas no pude verle bien la cara. De una de las bolsas sacó cubiertos y unos botes de plástico, transparentes y rectangulares que llevaban comida dentro. Por como era deduje que era curry con arroz. Mh~... Curry... Mi boca comenzó a salivar de repente de solo pensar en aquella deliciosa comida por lo que tuve que tragar más veces de lo normal. Vale, lo admito, tengo un problema con el curry—. ¿Tienes hambre? —me preguntó sacándome de mis pensamientos.

    - S-sí...

    Volvió hacia mí de nuevo y me entregó uno de los botes y una cuchara mientras él se quedaba con otro bote igual que el que me había ofrecido y otra cuchara. Los cogí con cuidado y noté que el bote aún estaba caliente. Lo abrí poniendo la tapa a mi lado, en el suelo, y dejé que el aroma de las especias que contenía esa comida invadiera mis fosas nasales mientras cerraba los ojos. El vapor que desprendía el curry más el olor que contenía provocó un escalofrío por toda mi espina dorsal. Miré a Mikaela que observaba cada movimiento que hacía aunque no pudiese ver sus ojos. 

    - Come —dijo. Después, se fue hasta la ventana, la abrió y se sentó en el marco de esta, de espaldas a mí, con las piernas colgando. Pude ver como se levantaba un poco la máscara, lo justo para solo revelar sus labios y comer.  Me lo quedé mirando unos segundos y, después, empecé a comer. La comida estaba caliente, lo suficiente como para poder tragarla sin quemarme, el sabor de las especias inundaron mis papilas gustativas en menos de un segundo, estremeciéndome. Tragué cerrando los ojos para disfrutar más del exquisito sabor. Seguí comiendo hasta que dejé el bote limpio – sí, también pasé la lengua... – y dejarlo en el suelo, cerrándolo con la tapa y poniendo la cuchara encima. Mikaela se acercó a mí cuando terminó él de comer y se agachó para recoger el bote y la cuchara y llevarlos de nuevo a la mesa—. Duerme, lo necesitas.

    Me lo que quedé mirando sin saber que hacer. Lo malo es que él tenía razón, tenía sueño y mucho. Su ronca voz recorrió mis oídos y los párpados me pesaron cada vez más mientras que un terrible cansancio comenzó a invadir mi cuerpo. Intenté parpadear un par de veces para despejarme un poco, pero me dolían los ojos de tenerlos abiertos. Era como si mi cuerpo hubiese obedecido su consejo de inmediato, convirtiéndolo en una orden. No quería dormir, pero me era imposible incluso sabiendo que me había pegado toda la noche inconsciente. Poco a poco me tumbé en el frío suelo, utilizando mis brazos a modo de almohada y, con ojos borrosos y casi cerrados, pude ver a Mikaela quitándose la máscara por completo, pero no llegué a ver nada porque me quedé dormido...

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Bueno, ya tienen capturado a Yû... La verdad, no tengo nada más que decir😸💦

    Muchas gracias a todos los que me siguen y leen mis historias, en serio, me hacéis muy feliz😽❤😽❤

    Un saludo, ¡Miak-senpai!

Serial Killer {Mikayuu} [V. En Español] PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora