Serial Killer {Mikayuu} [V. En Español] PAUSADA

12 [¿VolveR...?]

Yûichirô POV {Al día siguiente}

"Volvía a caer. Volvía a sentir el viento de la caída pasando rápidamente a los costados de mi cuerpo. 

Otra vez no..., supliqué en mi cabeza, Estoy harto de este sueño...

Abrí los ojos volviendo a encontrarme con las mismas tres figuras observándome caer, desde el borde del edificio. Bajé la mirada hasta encontrar de nuevo mi sombra reflejada en las ventanas que pasaban frente a mí y pude ver algo nuevo en mi reflejo: mis manos sujetaban una cuerda. Dejé de mirar mi reflejo y dirigí mi vista a ambas comprobando que llevase de verdad aquella cuerda; y así era. Seguí el rastro de la cuerda hacia arriba y pude ver que terminaba también en el borde del edificio, al lado de las tres sombras que me seguían observando. Parecía que nunca iba a parar, a pesar de que parecía bastante resistente.

Entonces, una mano se posó en uno de mis hombros. Me giré lo más rápido posible y dejé de caer al segundo. El paisaje del edificio había desaparecido al igual que la cuerda que agarrba y yo ahora tenía la edad de 8 años. Se había esfumado todo como si nunca hubiese estado ahí y se había vuelto completamente blanco. Lo único que se encontraba frente a mí, era otra figura oscura de más o menos mi mismo tamaño.

¿¡Cuándo me dejarás ver a las personas, consciencia de mierda!?, protesté.

—Yû-chan... —susurró la sombra. 

En ese momento entendí porque no pude ver a esta persona. Porque no recordaba absolutamente nada de ella a excepción de su dulce voz de niño de 8 años. 

—Mika... —dije en su mismo tono, pero con tristeza. 

Pude notar humedad en mis mejillas, pero cuando dirigí mis manos a mi rostro para secar las lágrimas, no encontré ni una. El paisaje blanco en el que la sombra y yo nos encontrábamos comenzó a tornarse negro, consumiendo todo a su paso, ahogándome. Intenté respirar, pero solo conseguí asfixiarme más. Gasté mi último aliento, desesperadamente, llamando a la única persona que se encontraba delante de mí con una sonrisa macabra pintada en el rostro.

  —¡Mika!"

Mis ojos se abrieron de par en par a la vez que mi cuerpo se levantaba con mi boca gritando el nombre de mi antiguo amigo. Notaba como unas gotas de sudor frío resbalaban por mi espalda y frente, pegando mi flequillo y camisa a mi piel. Mi respiración era entrecortada y tenía la garganta seca.
   
    Llevé una de mis manos a mi frente para apoyar la cabeza con cuidado y cerrar los ojos en un intento de relajación. Comencé a respirar hondo, relajando mi pulso y mis músculos que se encontraban tensos. Tenía un mal sabor de boca del que no me podía deshacer.
   
    Que asco...

    Abrí los ojos cuando me encontraba más relajado y miré a mi alrededor. Volvía a encontrarme en la oscura habitación de Mikaela, de la casa de Yamanshi, pero a mitad de camino, mis ojos se detuvieron en otros dos pares de zafiros que me miraban con el ceño fruncido y preocupación. Una expresión que nunca había visto en su rostro. Nunca me había mirado de esa forma. Mikaela solía tener siempre la misma expresión de seriedad dando a entender que nada le importaba y que parecía no tener sentimientos.