Capítulo 8

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Mabel se quitaba los restos de lágrimas que aún contenían sus ojos.

¿Cómo es que esto termino así?

Esa era la pregunta que rondaba por la cabeza de la familia Pines.

Stanford solo desvió la mirada.

Tenia miedo.

Armandose de valor —del poco que aún le quedaba— levanto la mirada, observando como sus sobrinos se llevaban a su gemelo a lo que quedaba de la cabaña.

Soltó un suspiro, intentando liberar todo ese miedo que tenia.

(...)

Cuando logró escuchar a Stanley nombrando el nombre de Pato, y ver como Mabel de inmediato corría por su álbum de fotografías; Una pequeña esperanza se colocó en su pecho.

Aun no es demasiado tarde.

(...)

Su esperanza se fue tan rápido como llegó.

Lamentablemente Mabel nunca había tomado ninguna foto donde el apareciera con su hermano —aunque tenia que aceptar que el nunca se dejo tomar una—.

A este paso Stanley solo había llegado a recordar a muy pocas personas —Mabel, Dipper, Soos, entre otros—. Y uno que otro lugar y programas de televisión.

Una idea fugaz paso por su mente, haciéndolo reaccionar de manera algo rápida, asustando a Pato.

Se levantó dirigiéndose a lo que quedaba de su laboratorio, ahí encontraría la respuesta a sus demandas.

(...)

Maldita sea... — maldijo en un susurro.

Su única oportunidad de que su hermano lo recordará se fue por el caño al ver la fotografía arruinada.

(…)

Apenas habían pasado dos días desde que vencieron a Bill, y su hermano seguía sin poder recordarlo.

A este paso solo lograría hacer una tontería, nunca creyó que le doliera tanto que su hermano no lo recordará.

Eso es porque antes lo odiabas por todo lo que pasó.

(…)

Era media noche cuando todo se solucionó.

Stanford se encontraba en la cocina con unos libros sobre la mesa, intentando encontrar una solución para contrarrestar lo que el mismo creó.

Estaba tan concentrado en sus libros que no se dio cuenta de la persona que estaba en la puerta, mirándolo fijamente.

El sonido del refrigerador abriéndose lo sorprendió, se giró solo para encontrarse con su hermano destapando un refresco —el cual parecia que ya había expirado—.

— Hey...— intento saludarlo, creyendo que el podría seguir con este intento de conversación.

Stanley solo levantó una ceja, confundido. Se quedaron en un silencio incómodo, el cuál finalizó con Stanley dirigiéndose a la puerta para poderse retirar.

Viendo que iba a perder otra oportunidad de hablar con su hermano se levantó de la mesa, siguiendolo a la puerta y tomando su brazo evitando que avanzará.

—Mira Stanley, — comenzó con la voz firme, sabiendo que no la mantendría por mucho tiempo. — Yo se que esto puede ser extraño para ti, pero tengo que decírtelo ahora o sino ya no tendre otra oportunidad. — suspiro, conteniendo las lágrimas — Lo siento mucho, no sabes cuanto lamentó que todo esto pasará — aferró el agarré que tenia en el brazo del contrario — lamentó todo lo que pasó, Perdóname por no ayudarte cuando Papá te corrió de la casa, cuando no escuché tus explicaciones sobre mi proyecto —agachó la cabeza mientra su voz se entrecortaba, señal de que iba a romper en llanto. — ¡Lo siento mucho Stanley!

Soltó el brazo de su hermano, cayendo al piso mientras las lágrimas salían por sus ojos, empañando sus lentes, dificultandole la vista.

— Lo siento... — susurro, mientras repetía aquellas dos palabras cada vez que sus hipidos se lo permitían. — Lo siento, lo siento tanto Stanley.

Sus palabras fueron interrumpidas cuándo sintió los brazos de su hermano rodeandolo de manera protectora -algo que no sentía desde la secundaria- logrando así que devolviera el abrazo con fuerza.

Nada le aseguraba que Stanley hubiera recuperado la memoria, pero aún así se sentía tan bien ser abrazado por el que logró conciliar el sueño por primera vez en años.













Adivinen quien regresó para poder actualizar esta historia.

¡Yo! :'3

Luego de un bloqueo de inspiración regresé.

La historia esta por llegar a su fín, tal vez el próximo capítulo sea el epílogo, no lo se aún.

Un gran abrazo y espero que me disculpen por tardarme 5 meses en actualizar.

Atte: Shey_menma.


¡Tu gemelo se robo a mi gemelo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora