Afortunadamente, siempre me están proponiendo nuevos retos que me conducen hacia mi género favorito, el paranormal. Inicio esta obra con el desafío de mi querida amiga @rosaimee, que me lleva hacia un campamento de terror.
Registro todos los cue...
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Amo todas las redes sociales porque nunca se sabe quién está del otro lado: el anonimato despierta mis emociones fuertes.
Es la forma más rápida, además, de conocer hombres guapos, sensuales y con cuerpos musculados. Las fotos que cuelgan en los perfiles, la mayoría en distintos grados de desnudez, me permiten descartar de inmediato a aquellos que no me parecen los adecuados. Un coqueteo placentero desde el ordenador y, luego, un rápido encuentro. ¡Pura adrenalina!
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Le he preguntado por Facebook al muchacho que ahora está a mi lado en la cama de hotel:
—¿Hay algún problema con tener sexo en la primera cita?
—Ninguno, claro —me ha contestado entusiasmado—. Me gustan las mujeres directas. Y así, tan bellas como tú. Odio perder el tiempo hablando durante semanas.
—¿Tienes novia? —he querido saber.
—¡No, somos jóvenes! Solo me apetecen los ligues de una noche. Dime, tú buscas eso por aquí, ¿verdad?
—Lo mismo que tú, por supuesto, únicamente sexo. Pero ya me ha pasado más de una vez tener que soportar mensajitos o llamadas de novias pesadas.
—Tranquila, soy todo tuyo por hoy, nadie nos va a molestar.
—Genial. ¿Me deseas?
—Quiero besarte cada parte del cuerpo. ¿Me dejas?
—Claro que sí, guapote, con sólo pensarlo me mojo.
—¿Por qué no nos encontramos ya mismo? ¡No aguanto más, preciosa!
—Vale, en media hora en la Plaza Mayor, en el Hotel Capricho.
—Lo conozco. ¿Segura de que vas a estar ahí en media hora y muy mojada? No es broma, ¿verdad?
—Segura, segura. ¡Eres guapísimo, cariño! Voy para ahí.
Nunca miento. Ahora me encuentro en la habitación, después de haber hecho el amor con él hasta saciar mi apetito. Y muy mojada, tal como le he prometido. Desde la boca hasta la punta de los pies estoy bañada en su sangre...
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