¿Y qué hago yo ahora para no desesperarme? La fórmula mágica de mi madre no, por supuesto:
—Lucía, ya que debes hacer reposo aprovecha para estudiar todas las materias del instituto.
¿Cómo se le ocurre pedirme esto a mí, una adolescente de quince años? Tuve los exámenes finales antes de rodar por las escaleras y casi romperme el cuello, se supone que debería ser más considerada. De verdad, siempre me sorprende.
El curso para mí está acabado y toca disfrutar de las vacaciones por adelantado. Mis notas son muy buenas y no espero ninguna sorpresa desagradable. Además mis profesores me han tranquilizado en este sentido, al visitarme en el hospital.
Así que en esas estoy, con las piernas enyesadas y viendo cómo mato el tiempo, sola, extrañando a mis amigos. Las horas pasan lentas, como si me encontrara dentro de una pesadilla, mientras intento acomodarme frente a la ventana, en el sofá de mi habitación.
Para acallar los pensamientos negativos, que no me dan descanso, pongo a todo volumen la canción We don't talk anymore, de Charlie Puth y Selena Gómez.
Pero escucho desde la cocina que mi madre grita:
—¡Baja la música ya mismo!
Y tengo que seguir sus órdenes, puesto que es capitán en el ejército y se piensa que yo soy un miembro de su tropa. ¡Qué pesada, no me deja divertirme ni siquiera un poco!
Al principio, aburrida, me dediqué a fotografiar y filmar a mis vecinos de la casa de enfrente. No sucedía nada fuera de lo normal en un primer momento. Hasta que a la segunda tarde, cuando el marido no estaba, vi a la mujer con otro hombre.
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Y la vida sigue...(Desafíos, cuentos y microrrelatos).
ContoAfortunadamente, siempre me están proponiendo nuevos retos que me conducen hacia mi género favorito, el paranormal. Inicio esta obra con el desafío de mi querida amiga @rosaimee, que me lleva hacia un campamento de terror. Registro todos los cue...