Parte- 17

338 47 1
                                    

Había pasado una semana sin poder transformarse. Todo el cuerpo lo picaba de una manera que quemaba. Parecía que su loba interna quería salir, y su piel no era más que una barrera para ver la luz del sol.

La última noche de la semana fue la peor de todas. No pudo dormir nada, y no dejaba de gruñir. Sus padres y algunos integrantes del grupo, que habían formado, se plantaron, a altas hora de la madrugada, delante de su habitación.

El último en aparecer, y uno de los causantes de aquello, fue Marcus.

-¿Que es todo este ruido a estas horas? -dijo adormilado el Mago.

- Bellatrix no deja de gruñir y ladras. - dijo un hombre-lobo que, al escuchar los gruñidos de la loba, no pudo evitar sacar las garras.

Muchos otros lobos habían hecho lo mismo; algunos estaban a la mitad de la transformación entre humano y lobo. Todo ello porque reconocían los aullidos de la híbrida como aullidos de socorro de su alfa.

Aún así, nadie se atrevía a entrar en la habitación.

-Bueno, ya se cansará y se dormirá, ¿no? - dijo el Mago bostezando.

Todos le crucificaron con la mirada.

- Vale, vale. - el Mago levanto ambas manos en son de paz- Como nadie entra, seré yo el que vaya a hacer una visita a la híbrida.

Cuando abrió la puerta, un olor a lobo inundó el pasillo.

Gruñidos salían de la habitación, los hombres-lobo que se encontraban del pasillo casi echaron al Mago abajo para entrar a la habitación.

Michael estaba delante de todo el grupo de lobos buscando a su hija con la mirada.

Bellatrix no era más que una bola de sangre en una esquina de la habitación. Tenía arañazos por todas partes, como si se hubiera intentando quitar la piel para dejar salir a la loba que llevaba dentro.

Cuando miro hacia la puerta, sus ojos eran oscuros.

Algo había mal en ella.

Nadie pudo reaccionar cuando saltó al cuello de su padre, excepto el Mago.

La habitación se inundó de un rayo azul, Bellatrix salió disparada contra una de las paredes, se escuchó un aullido y un golpe seco. La híbrida callo inconsciente al suelo.

Cuando el silencio se apoderó de la habitación y el olor de loba desapareció todos miraron a Marcus. Y se desató otro caos.

Marcus tubo que dar explicaciones hasta altas horas de la madrugada, sin conseguir convencer ni dejar satisfecho a ningún momento del grupo.

**

Cuando la híbrida se despertó horas después en su habitación no había nadie.

Se estiró dejando salir un gruñido de satisfacción. Había conseguido dormir.

Cuando se levanto, en la mesa que estaba junto a una de las paredes encontró una taza y una nota.

El contenido de la taza era, a simple vista, agua. Le llego a Bellatrix el olor de la sal. Frunció el ceño y cogió la nota, que decía lo siguiente:

Tu manda casi me quema vivo. Aún así, no me arrepiento de haberte quitado tu poder. Espero que hayas aprendido la lección. Si no es así, no te devolveré tu capacidad de transformación.

Estaré hasta el fin de semana fuera.

Marcus.

P. D: Bebe. Me refiero a lo que hay junto a la nota. Te hará sentir mejor.

Dejo la nota donde estaba y cogió la taza entre las manos; y sin pensárselo dos veces se tomó aquel líquido de un trago. Sabía a agua de mar.

Se sintió mucho mejor después de tomar lo que el mago le había dejado y haberse dado una ducha.

Parecía que su loba interna se había tranquilizado, aunque su estómago no dejo de gruñir hasta que comió un poco de pan y queso de la cocina del castillo.

Salió del castillo y respiro hondo cerrando los ojos. Sonrió.

Marcus me ha drogado con algo de la alegría. Seguro.- no pudo estar enfadada, necesitaba sentirse bien, sentirse feliz.

Empezó a correr, no podría convertirse en lobo, pero no dejaba de ser una híbrida.

Sonrío para si misma.

Sigo siendo una vampiresa, Mago.

Siguió corriendo, directa a la costa. Ya volvería, o ya la encontrarían.

Guerra entre razas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora