Parte 3-

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Una semana había tardado el cuervo en llegar.

Me he jugado la vida para entregar esta carta,-se decía la maga mientras descansaba en un árbol, convertida en humana, recordando las veces que cazadores o animales habían intentado cazarla siendo un cuervo-como Marcus me diga algo lo mato.-sacudió la cabeza y se levantó, bajó del árbol de un salto y volvió a convertirse en cuervo. Echó a volar, ya no le quedaba nada para llegar hasta Bellatrix.

Una par de horas después llegaba al pueblo en el cual la híbrida vivía. Se posó en el alféizar de la ventana de una casa. Miró dentro, vio una niña pequeña jugando con un lobo de peluche.

Que irónico.-pensó.

Si lo que Marcus le había dicho era verdad, tenía que buscar a una muchacha que aparentase entre dieciocho y veinte años, aproximadamente. Así que aquella niña que había dejado su lobo de peluche y se acercaba a la ventana transformándose en loba no era quien buscaba. La maga prefería no esperar a ver finalizada la transformación, porque sabía aquella niña se estaba transformando ya que la estaba viendo.

La está viendo como una presa fácil.

Echó a volar preguntándose que tenía para que los perros la persiguieran por todos lados.

-Sabes bien-le había dicho Marcus una vez, después de despertarla chupando su mejilla.

Sobrevoló los tejados de aquel pueblo. Se posó en una valla de una casa pequeña. Mirando a todos lados, preguntándose donde demonios estaría aquella muchacha, no se dio cuenta de que alguien se acercaba por detrás de ella.

Cuando se dio la vuelta vio uno enormes dientes. Aquel ser la ladró asustandola. Acabó en el suelo de fuera de la casa transformada en la maga que era. La persona que la había ladrado se reía mientras sus dientes volvían a su lugar. La maga se levantó seria y se sacudió el traje que llevaba.

-No ha tenido gracia.-dijo y miró a la chica, quedándose petrificada en el sitio.

-Si la ha tenido,-dijo mientras se limpiaba una lágrima y acababa de reír-y lo mejor es que no sabía que ibas a cambiar de forma.

Bellatrix miró a la chica que tenía delante de ella, y que hasta hace unos segundos era un cuervo, y se le heló la sangre.

-¿Mama?-dijo la maga.

-¿Laura?-contestó Bellatrix, quien no podía moverse.

Era su hija. La que había tenido en el otro mundo. La tenía delante de ella.

Fue la maga quien echó a correr y la abrazó. Bellatrix correspondió al abrazo. Era todo tan raro. No esperaba verla allí, y menos como lo que era. Se fijo en que aunque ella seguía siendo mayor su hija aparentaba mucha más edad.

-Te he echado mucho de menos mama.-dijo la maga mientras se separaba de su madre.

Bellatrix sonrió.

-¿Qué haces aquí Laura?

-¿Aquí en este mundo o aquí delante de ti?

-Ambas.-dijo Bellatrix.

-En el otro mundo fui asesinada por un ladrón que entro en mi casa.-dijo la maga con tristeza-Entonces llegue al cielo y, aunque me hubiese encantado conocer más nuestro mundo, quería ver cómo era todo esto.-dijo sonriendo.

-Siempre fuiste igual que yo.-dijo Bellatrix acariciando la mano de su hija.

-Cuando nací me encontré delante de unos magos que serían mis nuevos padres, me enseñaron todo, y me convertí en una buena maga, incluso conseguí cambiar de forma-dijo ella orgullosa-como has podido comprobar antes.

Bellatrix la miró y la maga continuó.

-Mi maestro es Marcus,-dijo la maga y Bellatrix rió-¿lo conoces?

-Sí, hace unos años me ayudo con una cosa.

-Bueno, pues él me ha enviado aquí.

Bellatrix frunció el ceño.

-Me ha enviado a buscar a una chica,-la maga miró al alrededor-pero no sé dónde vive.

-Mi padre es el líder de esta manada, conozco a todos los habitantes de este pueblo.-sonrió la híbrida.

-Entonces, eres tú, tu eres Bellatrix.-la chica se quedó asombrada-Es a ti a quien vengo a buscar.

Madre e hija se quedaron mirando. Aquello era más que casualidad.

Maldito mago.-pensó la híbrida mirando a su hija.

Guerra entre razas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora