Realmente odiaba los lunes, bueno, creo que todos lo odiábamos, pero yo los odiaba aún más, lo juro.
- ¡Lynn, despierta! - gritó mi mamá desde el piso de abajo.
La alarma había sonado hace más de 10 minutos, pero había decidido ignorarla, y me quedé pensando en cosas sin sentido.
Después de darme cuenta de que eran las 7:15, comencé a arreglarme.
- buenos días - dije bajando el último escalón.
- por dios lynn - dijo mi mamá mirándome - cariño, tienes unas ojeras espantosas - acarició mi mejilla derecha.
Era cierto, últimamente no había dormido bien, no sabía porque, bueno, en realidad si sabía, pero prefería pretender que no.
- debo apurarme, zach pasará por mi a las 7:40 y son 7:30 - dije tomando mi mochila.
- lynn, zach no tiene que ver con tu falta de sueño, ¿verdad? - preguntó mi papá entrando a la cocina.
Me detuve a analizar la pregunta de mi papá, y muchos recuerdos de la escuela vinieron a mi mente.
- no - sonreí y él también.
Estaba a punto de tomar un poco de jugo, cuando escuché un claxón; zach.
Me despedí de mis papás, y salí en dirección a zach.
- hola - saludé una vez que estaba dentro del auto.
- hey - me dio un corto beso en los labios - ¿cómo estás? - regresó la mirada al frente.
- bien - dije encendiendo la radio.
Últimamente zach y yo no teníamos temas de conversación, muy rara la vez platicábamos de algo, y eso era algo tedioso.
Cuando por fin entramos al estacionamiento de la escuela, todo se volvió diferente, zach comenzó a hablar de su clase de biología, y de lo mucho que la odiaba.
Al bajar del auto, muchas miradas se posaron en nosotros, zach tomó mi mano y entramos a la escuela.
...
Las primeras clases habían pasado rápidas, y por fin nos dirigíamos hacía la cafetería de la escuela.
El ruido de la cafetería era demasiado, pero en cuanto las puertas de ésta se abrieron, disminuyó un poco.
De ella entraron los jugadores del equipo, en bola. Obviamente junto a algunas porristas.
Desearía estarlos viendo desde alguna de las mesas de alrededor, pero lamentablemente no era así.
Había entrado en su mundo, y no podía salir.
