Capítulo 9

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No, no y no.
Sabía de antemano que en Londres el clima siempre era frío y mayormente nublado, sin que esto significara forzosamente que fuera a llover. Por lo tanto, algunos asumían que una simple sombrilla no era necesaria.
Pero no.
Una hora antes, yo había estado aburrida a muerte debido a que mis conocimientos acerca de la historia inglesa eran mínimos. Y tampoco era algo que me pareciera atractivo para una conversación; aunque Alexander no pensara lo mismo, para mi mala suerte.
En ese momento me hablaba de alguna autora que al parecer escribía novelas policiales y de suspenso, aunque yo había perdido el hilo de la conversación un rato antes por mirar hacia el cielo.
Fue así que pequeñas gotas empezaron a caer sobre mi rostro, para convertirse rápidamente en una lluvia tan fuerte que nos empapó en segundos.
Corrimos hacia el toldo de una cafetería que se encontraba cruzando la calle y nos refugiamos ahí, dejando 2 charcos en el lugar donde nos paramos.
-¡Se arruinó mi cabello! -lloriqueé mientras Alexander se carcajeaba-. No te rías, esto tomó unas 2 horas.
Él rió aun más.
-Y decías que no te habías arreglado para mí. Eres como una niña, Ellie.
¡¿Niña?! Yo no era una niña. Tenía casi 19 años.
-Eso no es cierto.
-¡Y ahora haces pucheros! -llegó al punto de llorar por la risa-. Ya no puedo, ya no puedo. Me duele el estómago.
Estaba tan enojada que le di la espalda y, aun sin saber cuál era la dirección correcta, empecé a caminar para alejarme de él. Tardó bastante en reaccionar y alcanzarme, mientras gritaba que, en realidad, mi casa estaba en la dirección contraria.
Al final terminó jalándome del brazo para detenerme.
-¿Terminaste tu berrinche? -preguntó.
-Pensé que habías dicho ser un caballero.
-Podría serlo. Pero dado el caso, tú ciertamente no estás actuando como una dama.
Indignada, me crucé de brazos y volteé hacia el pequeño parque enfrente de nosotros, con lo que pude notar a un hombre alto esconderse detrás de un árbol; tan rápido, que apenas pude distinguir algo acerca de sus facciones.
-Hay un hombre ahí.
-¿Dónde?
-Ahí, detrás de ese árbol -lo señalé.
De repente, la expresión burlona de su rostro desapareció, siendo sustituída por una palidez y una mirada realmente preocupada.
-Vámonos de aquí.
-¿De qué hablas?
-Has lo que te digo, Eloise. Camina.
Su tono de voz sonaba tan desesperado que decidí que no era el momento de llevarle la contraria y dejé que me jalara unas cuantas calles hasta que se detuvo por la falta de aire.
-¿Qué fue todo eso? -pregunté.
-Ese hombre... -tomó aire, recuperándose-. Ese jombre no estaba ahí por casualidad.
Su angustia comenzó a ser contagiosa.
-¿Te está siguiendo?
-No solo a mí, Eloise. A ti también.
Eso terminó por desencadenar mi miedo.
-Pero si yo no he hecho nada malo.
-Es un asunto más complicado de lo que piensas.
Recordando mi situación actual, me dije que él no tenía idea de lo que era complicado.
Pero él no lo sabe, Ashley.

El resto de la tarde la pasamos en silencio, solo hablando de vez en cuando para decir alguna trivialidad sobre el clima y cosas por el estilo.
Moría de curiosidad por preguntarle qué había pasado y por qué yo terminé involucrada en lo que sea que hubiera hecho para que lo siguieran, pero dado su semblante estoico, no me atreví.
Llegando a la casa, nos quedamos sin saber qué decir. Lo que había pasado esa tarde nos había dejado en una especie de piloto automático.
-Escucha, Eloise, lo que pasó hoy... no pretendría involucrarte. Fue un error. Así que... será mejor que no nos veamos por un tiempo. Es peor de lo que crees.
Solo asentí.
-En cualquier caso, buenas noches, Alexander.
-Adiós, Eloise.
Se dio la vuelta y me quedé ahí parada hasta perderlo de vista. Aun sin saber cómo reaccionar a lo que me dijo, entré a la casa sin hacer ruido y me tiré en la cama.
Después de pesar un rato las posibles razones por las que alguien pudiera seguirlo y quererme a mí en el proceso; sin encontrar una respuesta coherente, me dije que iba a averiguar por qué tanto miedo y mi aparente papel en la situación.
Si me iba a quedar aquí más tiempo, no pensaba tener que cuidarme de mi propia sombra.
Con ese pensamiento me quedé dormida.

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⏰ Última actualización: May 28, 2017 ⏰

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