No te acerques a mi - Extraño (Dani)

64 5 0
                                    

Cuando estamos yendo los tres al instituto y llegamos allí, le doy un tierno beso en la mejilla a mi novia (que bien suena) y me despido de ella y de Jenna, las cuales se van a su siguiente clase, con la Srta. Mackenzie y yo a la mía de biología, pero antes necesito una buena escusa para poder irme de la clase si la profesora se pone muy a la defensiva conmigo, porque me tiene manía.

La clase empieza, y Mario, Eric y Adam ya están molestándome con el tema de Rebecca.

-Eric, para de hacer eso con las manos.- le digo mientras que mete su dedo índice de la mano derecha entre el pulgar y el otro dedo índice de la mano izquierda.

-¿Le pasa algo Daniel?.- dice de pronto la profesora.

-¿Le costaría mucho tratarme con respeto Sra. Morrison?

-Al despacho del director.

-No, porque tengo mi derecho a que me traten con respeto, y usted no lo ha hecho.

-Bien, pues como no quiere hacerme caso, copiara mil veces <No debo molestar en la clase de Biología cuando la Sra. Morrison está explicando la lección del día> en unos folio, en limpio y no saldrá de esta aula hasta que no termine este castigo.

-Bien, ¿alguien tiene folios?- pregunto a mi alrededor, y Eric y Mario me da dos folios cada uno.

-Tío, te has pasado, deberías de haberle seguido el rollo.

-Si me tiene manía, da igual lo que haga, al fin y al cabo todos sabemos que me mandaría a dirección en el transcurso de la clase, así que prefiero escribir este castigo a que le den otro discurso a mi madre.

Me pongo a copiar:

1.- Esta bruja me tiene manía y no cambiará nunca.

2.- Este monstruo me tiene manía y no cambiará nunca.

3.- Este engendro me tiene manía y no cambiará nunca.

4.- Este ser repugnante me tiene manía y no cambiará nunca.

Así continuo hasta que la profesora llega a mi mesa para ver cómo voy. Llevaba ya unas cincuenta frases poniéndole nombres cada vez más raros, algunos un poco fuertes, pero no había nada en esa hoja que no se mereciera.

-Dani, ¿Qué coño es esto?

-Anda mira, sigue igual de maleducada que siempre.- escupo en frente de su cara todas esas palabras para que le entren bien adentro y que no salgan de su cabeza para que se conciencie.

Levanta su mano para darme una bofetada, pero la paro. Ella no me la dará ni aunque quiera.

-Ni se le ocurra tocarme, o haré que la despidan y que nunca más encuentre trabajo, que viva en la calle y cada vez que te vea por ella le escupiré en la cara.- digo muy bajo, casi cuchicheando.

Me mira muy sorprendida. La verdad es que nunca me comporte con ella así, pero ya era hora de que alguien lo hiciera.

-Siga copiando lo que estuviera haciendo, o haga lo que quiera, pero se quedara conmigo todo el día hasta que terminen las clases, y después me ayudará a recoger todo el aula.

Pasan las horas, y veo alguna que otra cosa, como personas pelotas que hacen lo que sea por ganarse la confianza de la profesora, otros como yo, pero ellos todavía no han salido de su caparazón, y algún que otro profesor coqueto que no sabe lo que realmente esconde en su interior. Un odio muy comprimido.

Y por fin el día termina. Me voy a ir corriendo por la puerta, pero la profesora me detiene. La profesora me gira y miro a la Sra. Morrison.

-¿Qué quieres ahora pesada?- digo cansado de sus continuos intentos de joderme el día.

Guerra de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora