Lo que yo pensaba...

70 3 0
                                    

Me alegra muchísimo que Harry este aquí, pero, ¿cómo sabía que estaba yo aquí?

Es una duda que quedaría sin resolver, puesto que no me siento con ganas de preguntar por ello. No sé si soy yo o no, pero siempre hay más de un chico en mi vida y eso hace que un día quiera a Dani, y otro día a otra persona. Me gusta pensar que no me quedaré sola, aunque ese pensamiento es arrancado por el que dice que estoy haciendo daño a las personas que quiero. Me armo de valor por lo aturdida que estoy y decido preguntárselo.

-¿Como sabias que estaba aquí?- mueve un brazo detrás mía, y de pronto me aparta de su lado, con tan mala suerte de que caigo al suelo.

Lucha contra un chico vestido de negro, y, a pesar de que no parece que Harry le haga daño, finge tal cosa. Él se gira y me mira.

-¡Harry!-grito al ver que el chico se le vuelve a abalanzar.

El chico le pega. Él sí que hace daño a Harry cuando acierta. Harry asustado saca su navaja, y en un intento del chico al tirarse a Harry el clava su navaja de casi 20 centímetros en su estomago.

-¿Qué has hecho?- espeto con ojos como platos.

-Me estaba haciendo daño. Levanta.- masculla entra dientes.- ¡Levanta!- dice al ver que no le hago caso, apuntándome con su navaja.

Inmediatamente me levanto inquieta por aquel instrumento. Decido no acusarlo de nada más, a no ser que se dirija a mí como él hacia el chico.

En cuanto tengo los dos pies apoyados en el suelo me agarra del brazo, con ternura y brusquedad a la vez. Me dirige al coche y él detrás mía se apoya medianamente en mi brazo, supongo que por el dolor que le ha causado el muchacho que yace en el suelo desangrándose y maldiciéndole por todo lo alto. Me suelta el brazo, esta vez de mala gana y me indica que me suba al lado del copiloto. Le obedezco.

En mi mente solo hay sitio para un montón de preguntas que nunca contestará.

Pone en marcha el coche, y se dirige a una carretera desierta.

-Dame tu móvil.- dice rígido.

Se lo doy sin rechistar, me lo arrebata de las manos y lo tira por la ventana.

-¡Ehh! ¡Que era mío! ¿Se puede saber por qué lo has hecho?

-Porque te quiero y no voy a permitir que unos sicótico-lunáticos te aparten de mi.

-Pues yo no te quiero. ¿Nunca tienes en cuenta lo que yo quiero? Yo quiero estar con Daniel Patterson, no contigo. Ha sido mi novio desde antes de acabar el instituto, y a ti solo te conozco de días atrás. Así que para ahora mismo y déjame salir.-digo. Ahora agradezco mis revelaciones contra mi padre cuando no estaba en casa, por que inmediatamente se para, pero bruscamente, en seco.

-¿De verdad crees que voy a dejarte aquí?

Ahora es cuando me doy cuenta, miro por mi ventanilla y me fijo que estamos en medio de nada. Donde estamos, nunca he venido por aquí, y eso que se me todos los desvíos que salen de la ciudad.

-¿Donde me has traído?

-Quiero salvarte tanto, que no te voy ni a decir a donde te llevo nena, las personas que te quieren muerta podrían haber puesto micrófonos en el coche.

-Me da igual.- abro la puerta y salgo, pero antes de que cierre la puerta me agarra de la camiseta y lo hace tan fuerte que me la raja.-Déjame en paz, es mi vida no la tuya.- le doy un manotazo y me pongo a andar por el andén.

Después de aproximadamente unos cuarenta minutos andando a pleno sol, encuentro un poste con un teléfono. Rebusco en mi bolsillo y encuentro algo de calderilla. Meto todo lo que tengo y tecleo el número de Jenna.

Guerra de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora