Problemas

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Después de unos días ajetreados en el trabajo, decido volver a casa. Leeré y descansaré tonándome mucha comida basura.

Por fin era fin de semana, y tenía dos días para mí. Tengo que ponerme al día con mis queridos libros, que dejé de lado debido al estrés de tener un trabajo que requiere habilidades especiales, tales como esquivar manos sueltas, mantener el equilibrio de una pila de platos y vasos en las manos y brazos, patinar sobre charcos, ver situaciones y a personas desagradables, pero sobre todo ingeniármelas para intentar no ver a Harry.

Se estaba volviendo un obseso conmigo, me vigila, viene todo el día a verme, más de una vez se le escapan las manos y me tocan el culo, aunque lo más agotador era fingir que no sentía nada por él.

Por fin estaría dos días sin verle, y como no sabe donde vivo, no habrá problema alguno en olvidarle.

Claro que después de este breve descanso tendré que volverle a ver durante otra semana entera, quizá más insistente que esta.

Llevaba varios días sin ver a Dani y eso me preocupaba. Le había llamado, dejado mensajes, había llamado a Mario, a Adam, Will, Eric y Arthur, pero ninguno de ellos me dio una razón por la que Daniel estuviera tanto tiempo fuera.

Puesto que no me responde a nada, tendré que pasar este fin de semana sola en casa…

-¡Oh dios mío!- digo escandalizada después de darme cuenta.- Hoy estrenan la película de Divergente en el cine… ¡Ahh!- digo eufórica sin poder creérmelo. (Si hay algun divergente entre los lectores de esta historia, no es verdad que se estrena el viernes, pero es que personalmente quería poner algo que me gustase y que me pusiera eufórica a mí)

Llevaba meses esperando este momento, y por fin se ha cumplido mi pequeño sueño.

Por si acaso Dani venía a casa decido dejarle una nota que diga que estoy en el cine viendo Divergente.

Voy directamente a mi habitación, abro la puerta del cuarto de baño y entro en él. Me ducho rápidamente y me peino el pelo mojado. Me lo seco y me visto. Alcanzo mi  bolso y voy desfilando hacia mi coche.

Como siempre cojo mi coche y me voy disparada hacia el cine, situado a unos pocos minutos de mi casa.

Cuando llego hay una cola enorme, pero como es viernes y son las 5 de la tarde, espero que queden entradas para la sesión de las 8.

No sé cuánto tiempo llevo esperando este momento y por fin después de unos días muy locos estoy haciendo planes yo sola.

Sola.

Decido sacar el móvil y llamar a Jenna, llevo mucho tiempo sin hablar con ella y espero que se encuentre bien.

-¡Hola Jenny! ¿Qué tal te va todo?- espeto impaciente por oír su voz lenta y pausada.

-Muy bien, ¿te acuerdas de Fred?

-¿El amigo de tu hermano mayor? ¿Cuántos años puede tener… 21?

-Tiene 22 y… - se para, pero como suele ser habitual que lo haga, decido esperar.- ¡¡Somos novios!!

-¿¡Qué!? ¿¡Cómo!? ¿¡Desde cuándo!? – digo anonadada.

-A que sí, parece increíble que me lo pidiera después de graduarme.

-Oye, Jenna, si te apetece… ¿podrías venir a ver el estreno de Divergente, pero solo si te apetece?

-¿¡Que!? Es hoy… mierda, se me olvidó, es que… - vuelve a hacer una de sus pausas interminables.- estoy en casa de los padres de Fred y acabo de llegar.

Guerra de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora