No te acerques a mi

81 5 0
                                    

Me mira y no consigo ahogar un grito. Ha podido ver todo lo que ha pasado entre nosotros. Cuando voy apartándome poco a poco de Elías, él se extraña, y automáticamente se abalanza sobre mí. Me besa, pero no tardo en apartarme. Vuelve a extrañarse, pero esta vez de verdad, y me mira a los ojos, que están puestos en esa persona que nos está mirando. Él me mira, pero no le da importancia, hasta que se gira y ve al director Jonathan sentado en una de las mesas de un estudiante procesando que debería de hacer.

No puedo decir nada, no me sale nada que pueda utilizar para defenderme, pero a él sí.

-¿Qué es esto?- pregunta con un tono calmado, aunque con los ojos muy abiertos.

Yo no digo nada, con temor a que mi historia no sea la misma a la de Elías, por lo que me callo y dejo que hable, aunque no sé si debería confiar en él.

-¿No es obvio?- dice el sin expresión alguna en su cara, pero veo como me aprieta los muslos de la tensión.- nos atraemos mutuamente.- esta vez un poco más bromista.

- Eso ya lo veo, pero… ¿sabe lo que supone esto?- ambos nos miramos y pongo cara de extrañada.- a usted Sr. Tomson le expulsare automáticamente de este instituto, no volverá a trabajar para este instituto nunca más. Y en cuanto a usted, Srta. Roony va a estar expulsada hasta que la Sr. Mckenzie vuelva, para que no le den más impulsos equívocos.

No puede ser así. Él me obligo, pero sé que si digo algo será evidente que lo que yo haría es inculparle, pero yo también estoy implicada, porque él me atrae y no pude evitar besar esos labios carnosos y bien definidos. Pero vuelvo a pensar en Dani, él me quiere más que a nada, y como sepa esto me odiará, así que hago lo más correcto.

-Él me obligo.- solo puedo decir eso, aunque tengo miedo y sé qué pensará que él es un pederasta o algo parecido, por ello no quiero que piense mal- me iba a poner un castigo, y se acerco y me beso, obligándome a responder.

-¿Es eso cierto?

- Si.- responde el sumiso, y me asombro, pienso “gracias a dios que lo admite”.

El director le ordena que abandone el establecimiento y también le repitió que no le volverían a contratar en este instituto. Cuando salgo acompañada por él la gente me mira raro, y lo que menos quiero en el mundo es que Dani me este viendo, así que adopto una pose firme y avanzo pasillo adelante. Cuando llegamos al final doblamos la esquina, ya no hay gente. Se gira y me lleva con fuerza a la pared, me sube y rodeo con mis piernas su cintura, y pienso, “déjà vu” pero no podía parar. Era un sin fin de besos y caricias.

“¡Noo!” pienso intentando parar, pero me coge con mucha fuerza, no me deja escapar y allí otra vez, alguien que nos observa a lo lejos. Pero esta vez no me suena de nada. Era rubio, ojos azules, su cuerpo estaba bien trabajado, y se notaba que llevaba mucho tiempo observándonos. Era muy alto, quizá unos diez centímetros más que yo, con unas virtudes que le favorecían mucho y hacía que sea irresistiblemente atrayente. Me separo rápidamente de Elías, el cual mira para atrás y le ve.

-¿Qué miras?- pregunta Elías sin pizca de molestia.

-A vosotros dos, ¿o es que no lo ha notado?- dice muy burlón.

-Elías suéltame.- digo cortante y notando que me agarra de las muñecas con tanta fuerza que me hace marcas- ¡Elías!

-¿No la ha oído?- dice él un poco mas alarmado por mi estado.

-Ella hace lo que yo le pido que haga ¿entendido?- dice volviéndose a mirarme y poniendo una cara un tanto traviesa, pero a la vez con rabia.

Me estampa con más fuerza contra la pared sin soltarme las muñeca y me besa con fuerza y haciéndome daño en la cabeza al chocarla con la pared. No puedo alejarme, y como lo haga se que lo lamentare, es como una forma de ser maltratada. Ya no respondo a ninguno de sus besos, pero de repente se acerca a mi oreja.

Guerra de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora