...El amor está en el aire.
Despunta la mañana, voy camino al aeropuerto para conseguirme con mi jefe, llevo todo lo que necesito para ser la eficiente y diligente mano derecha de Jon Kellermanes.
Lo veo de espalda a la distancia, su fino traje negro resalta entre todos los trajes azules de sus guardaespaldas que se apostan alrededor.
Me apresuro, sé que voy tarde, y no sé siquiera por donde está el avión que voy a abordar.
— Llega tarde señorita Steele—
Dice sin haberme posicionado al lado de él. ¿Cómo lo hace? ¿Acaso tiene ojos en la espalda?
— Sí señor, disculpe pero.... —
Y me interrumpe muy molesto — No puedo escuchar sus excusas señorita Steele, no tengo tiempo para eso, en lo sucesivo le pido sea puntual— y afinca la voz en las dos últimas palabras. — Casi me voy sin mi asistente personal— me sentí como de su propiedad.
Una voz femenina hace que despegue su mirada de los ojos de Sofía, quien lo mira ruborizada por su retraso— ¿Su nombre señor? — pregunta la empleada del aeropuerto para chequear sus datos en la lista.
Después de chequear los datos de ambos, caminamos juntos hacia la pista...
Esa mañana había escogido un traje de Givenchy blanco de chaqueta corta con solapa negra tres botones, que se ceñía perfectamente a mi figura y una falda tubo hasta la rodilla en negro y mis zapatos negros también, altos de tacón fino tipo pulsera y mi fino y costoso bolso de mano.
No se había fijado en mi ropa y en lo bien que me veía esa mañana. Eso no era de extrañar, así era él, frio y distante.
Caminar al lado de ella y no poder decirle todo lo que pienso me ahoga... ¡Que hermosa! Ese traje le sienta estupendamentemente bien, me encanta verla con el cabello recogido, su hermoso cuello de cisne me hace una invitación difícil de rechazar para besarlo. Al llegar a la pista no puedo dejar de mirar el asombro en sus ojos... Era su primera vez en mi jet privado.
Era increíble que subiría a uno de estos, a los que mi amiga Laura estaba acostumbrada a abordar.
Tener un jet privado entre sus vehículos, es en sí, un lujo que muy pocos pueden permitirse, aterrizarlo en cualquier aeropuerto se convierte en algo casi prohibitivo. Cada aeropuerto del mundo, que permite el despegue y aterrizaje de aviones privados, cuenta con diferentes tasas para ello. Obviamente no solo se debe pagar por aterrizar o despegar, sino que es importante contar con el alquiler del hangar, así como el salario del personal aeroportuario, realmente era alucinante imaginar todo el dinero que este hombre tan joven manejaba.
En la pista de aterrizaje, junto a la puerta de un enorme hangar, el jet privado reposaba como un pájaro dormido. Esa quietud contrastaba con mis nervios y mi ansiedad.
Subíamos, permitía mi abordaje primero que él, me presento al piloto y al copiloto así como los asistentes de vuelo con sus impecables uniformes.
Amplios asientos de cuero, madera lustrada y cinturones de seguridad con bordes dorados, hacían de aquella nave un sueño, un gusto refinado para que el que no estaba acostumbrada, estábamos sentados y podíamos platicar como si estuviéramos en la oficina gracias a un aislamiento acústico, que hacía que el viaje fuese más silencioso.
La asistente de vuelo nos ofrece unos cocteles antes de carretear la pista.
Jon dispone del teléfono vía satélite y conexión wifi, hace una llamada personal. Servicios que incluye el jet. Mientras mis ojos inquietos se paseaban por todo el hermoso interior.
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LA MAGIA DE SOFIA #GBA 18K #NEW CREATIVE STAR
ChickLit¿Te gustan las historias de amor?... Jon kellermanes es un apuesto millonario, sexy, inteligente y seguro de sí mismo pero muy arrogante, puede disponer de cualquier mujer que que se le antoje, sin involucrarse sentimentalmente con ninguna, hasta...