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Paso una semana eterna y tortuosa. Caleb cada vez se volvía mas cercano a Leroy y de una forma un poco extraña parecía un poco gay. A Leroy no le molestaba, simplemente lo dejaba pasar, ademas es su primer y único amigo allí, y en realidad no pensaba que pudiera conseguir otro. 

Leroy como siempre es muy pesimista, nunca ve las cosas buenas. Todos se le quedan viendo. Los susurros lo persiguen continuamente cuando camina en los pasillos de esa cárcel que popularmente siempre le llaman ''colegio''. Aunque en realidad nunca se paró a pensar si esos susurros tan extraños eran positivos. ¿Y si... era guapo, amable? Obviamente el nunca lo pensó, ni siquiera se le a pasado por la cabeza tan extraña que tiene. Y en realidad no era buena idea hacerlo porque ¿Quién querría a un chico extranjero lleno de ojeras? Es mejor no mentirte a ti mismo porque en algún momento alguien te va a decir lo estúpido que has sido por crear una realidad para esconderte. Es patético. 

Llego el sábado, el querido e increíble sábado. El día mas normal y tonto para Leroy, ya que, el aun no entendía el porque era tan bueno tener un descanso, tampoco es que los demás vayan a hacer algo mas interesante o algo parecido. Pero en realidad ese sábado era extrañamente especial, ya que Caleb le había invitado a su casa. Leroy estaba inusualmente emocionado, tenía una extraña sensación. Se levantó temprano y ya estaba totalmente listo a las 7am. No comió nada y salió sin que nadie en la casa lo supiera. 

Caminó un rato con la cabeza en el celular, Caleb le había dado su número así que le estaba dando las indicaciones desde allí. Leroy no se atrevía a usar el transporte público, por vergüenza y según el por su ''dignidad'', ni el mismo terminaba de entender eso. 

Cuando Leroy terminó de entender las indicaciones decidió simplemente hablar tranquilamente, ya que no tenía muchas ganas de ponerle atención a la gente irritante y normal que pasaba a sus costados, familias felices y ruidosas, parejas pastelosas, para el eso era todo un asco. 


¿Para que era necesario que fuera a tu casa? :Leroy


Caleb: Quería conocerte un poco mejor

¿Vale?

Ya sabes, tío, hablar de cosas que en colegio son prohibidas


Hablas como una... nena :Leroy

Caleb: ¿Desde hace cuanto sabes el significado de esa palabra? 

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Después de esa carita, Leroy no tuvo el valor de contestarle, ya que sabía mas o menos lo que pasaría si le mencionaba sobre ello. Clavó la mirada en la acera llena de chicles negros. Levantó la mirada por un momento y lo que encontró del otro lado de la calle no le agradó para nada, todo lo contrario, se aterrorizo. La chica extraña que había visto aquel día estaba allí, del otro lado de la calle, con una sonrisa demasiado diabólica. No se le veía ninguno de los dos ojos (si es en verdad tenía), su cabello corto volaba con la brisa junto a sus dos brazos que se movían como si no estuvieran conectados al cuerpo. Leroy retrocedió, se frotó los ojos y se fijó de nuevo, mágicamente la chica había desaparecido.  De pronto un recuerdo fugaz se le vino a la cabeza a Leroy, tal vez Without tuviera que ver con eso. Era una idea bastante paranoica. Desde que ese hermoso perro apareció en su vida la chica no a desaparecido de su mente, y ahora, posiblemente, también de su vista. Siguió caminando.

Al llegar a la supuesta casa de Caleb, Leroy contemplo la puerta mas alta de normal, después algo despreocupado miro a los lados que para su sorpresa, pero una muy horrible sorpresa, encontró la silueta de la chica entre unos arbustos. Se sintió horrible, un escalofrío fugaz le recorrió el cuerpo. Dejó de mirar la silueta intentando desesperadamente en no mirar. Tocó varias veces el timbre. Caleb abrió con las mismas ojeras de siempre aunque esta vez estaba mas sonrojado y sonriente de lo normal. 


Tío, creo que para la primera vez que vienes llegas demasiado tarde. Intenta ser un poco mas puntual ¿vale?- dijo en un tono algo burlón, para luego decir- No voy a dejarte pasar hasta que te disculpes por tu retraso- replico en un tono desafiante 

Leroy, muy agitado y asustado miro a Caleb con los ojos un poco pálidos, como si sus pupilas se hubieran desteñido. Algo que se supone que no debería pasar. Caleb lo notó y se sonrojo un poco mas.

Lo siento, enserio. Bu- Pero, por favor, déjame pasar ya- dijo Leroy sin cuidar su acento

Vaya, tío, no creí que te pusieras así. Vamos entra- invitó con una seña 

Leroy dio un vistazo nervioso a su alrededor, ya no había rastros de la chica de nuevo. Esta vez en realidad no fue un alivio, mas bien, causo una horrible paranoia es sus pensamientos. Miro a Caleb en forma de agradecimiento y entró con nerviosismo.

¡Fin del cap!

Espero que a ustedes, mis poco lectores disfruten de esta historia tanto como yo, no soy muy activa, lo sé, pero enserio les agradecería de que al menos lo leyeran :3

¡Bye bye!



La estupidez humana según LeroyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora