JAMÁS PODRÁS CON ÉL

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No pude dormir en toda la noche. La imagen de Bruce sonriendo me corrompía la cabeza. Una mezcla de enojo, frustración, tristeza y furia hacían que me estremeciera. La luz de la luna apenas se podía ver; cubrieron mis ventanas con concreto y sólo dejaron un pequeño cuadro de cristal, según para que supiera si era de día o de noche.

Me saqué la pijama y me cubrí con la única sábana que había. Cerré los ojos, buscando ánimos para conciliar el sueño. Nada. Bruce seguía en mi cabeza.

Fui adonde estaba la puerta de mi celda, me asomé por la pequeña ventanita de plástico y vi que Talia se acercaba. Retrocedí, si me veía así de afectado, probablemente me golpería.

La puerta se abrió con un fuerte chirrido. Ella lucía tan fría como siempre. Cerré los ojos, resignado a que me daría una golpiza.

-Mi padre te llevó a ver a Batman, ¿no es así?- me extendió una barra de chocolate-. ¿Qué sentiste?

-Enojo.

-Querías abrazarlo y decirle que estabas vivo. Mi padre lo vio en ti. ¿Sabes algo, Jason? Aún eres un chiquillo muy débil.

-¡Yo no pedí ir a verlo! Estaba mejor así. Quería aguardar un poco para desatar todo lo que...- Talia se carcajeó.

-¡Por favor! Podrás haber sido entrenado por Batman, pero él no es estúpido. ¡Jamás podrás con él! Sólo mírate... Apuesto a que si fueras lo suficientemente seguro de tus habilidades, habrías asesinado a mi padre y sus lacayos.

-¿Qué quieres que haga? ¡Siempre vienes a joder con eso, maldita zorra! Dime, ¿¡QUÉ CARAJOS QUIERES QUE HAGA!?

-¡QUE EN VEZ DE LLORAR, TE PONGAS A PENSAR EN CÓMO VENGARTE DE ÉL!

Nos quedamos callados. Después de eso, Talia se fue.

Al día siguiente, me llevaron a un cuarto más pequeño que en donde yo dormía. Había una mesa y varias carpetas con papeles y fotos. Hicieron que me cambiara de ropa por el mismo traje del día interior. Talia apareció con un vestido negro y lápiz labial rojo. Se sentó en una de las dos sillas que estaban a los lados de la mesa. Abrió una carpeta.

-Siéntate, Jason.

Obedecí.

Deslizó la carpeta en mi dirección. Había varias fotos de Nightwing. Ver a Richard no me causaba emoción.

-¿Sabes quién es?

-Nightwing- tomé una foto. Quién fuera que las tomó, debió de ser muy escurridizo. No me sorprende, la Liga de Asesinos tiene contactos en todos lados.

-¿Y?

-¿Y qué? A veces trabajaba junto a Batman.

-Me ocultas algo, Jason. Vamos, dímelo, no le diré a nadie- parecía honesta.

-No tengo nada que ocultar. De verdad...

-Tienes mucho que ocultar. Dímelo. Ahora- sonaba severa.

Apreté los labios. No quería traicionarlos, pero tenían que pagar por todo lo que me habían hecho, tanto Richard como Bruce, ¡todos tenían que sentir lo que yo sentí!

-Él...- lágrimas brotaron de mis ojos. Las sequé con rapidez-, él era mi hermano. Fue el primer Robin.

-¿Y?

Me desmoroné. Lloré con ganas, no quería seguir hablando, quería alejar todos esos recuerdos de mi cabeza.

-¡Lo siento! ¡No puedo!- hice las imágenes a un lado.

-Lo hiciste bien Jason... Muy bien, pero te falta escupir parte de la sopa.

Y me dejó solo, en medio de las fotos de quien alguna ves fue mi familia. Abrí otra carpeta y ahí estaban varias fotos mías, ¿por qué? Había una, rota a la mitad, estábamos Bruce y yo, eso lo recordaba, podía ver su abrazo alrededor de mi hombro. Seguía llorando, el pecho me ardía.

-Bruce... Te necesito- abracé la imagen.

Me estaba quemando entre las llamas, todo mi cuerpo ardía, el dolor era insoportable. Literalmente, sentí que me quemaba. Caí al suelo, retorciéndome y rehusándome a soltar la fotografía.

Grité.

Talia entró rápidamente. Había dos sujetos más y me arrastraron fuera. Estaba convulsionado, mi cuerpo ajeno a mí cerebro.

De pronto, me desmayé.

Desperté con un montón de tubos en la nariz y la boca. Tenía algodones en los oídos, las manos vendadas y sujetas a la cama. Quise hablar, pero no pude.

-Despertaste. Por un segundo pensé que te morirías- Talia sonrió-, lástima, tienes que usar eso... Seguramente te preguntas qué ocurrió y es que yo tampoco sé qué.

Cerré los ojos.

Tal vez morir era mi destino definitivo.

Come Back For MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora