¿Por qué entender cosas es tan difícil a veces? Entender que estar cerca de alguien como Lali no era algo correcto; que el dolor es una espina dentro del corazón.
¿Por qué es tan difícil explicar cosas? Explicar que dentro del corazón hay espinas, y que Lali podría convertirse en una. En una gran espina que sería imposible sacar una vez dentro.
Claro, Peter nunca se hizo aquellas dos preguntas. ¿Por qué lo hubiera hecho? Él no tenía un porqué para hacerlas. Él no tenía idea de nada. De nada en lo absoluto; por eso esperó. Esperó a que tuviera su alta, y que saliera del hospital ya bien, y así poder dar comienzo a un cuestionario sin respuestas concisas. Sin respuestas en lo absoluto.
Sin embargo, el joven seguía sin saber nada.
Él era como un picaflor; un ave que sabe volar hacia atrás y luego seguir hacia adelante. Lali no.
-¿Usted es Peter?—El chico de lunares levantó su rostro en busca del dueño de la voz. Un hombre vestido con una bata perfectamente blanca, lo observaba en busca de respuestas. Gastón se hizo presente en la recién comenzada conversación.—
-Es él.—Aseguró su amigo.—
-La señorita pidió que se retiraran.—Las cejas de Juan Pedro se elevaron en sorpresa. ¿Cómo él iba a esperar que Lali lo alejara? Claro, nunca pensó en que, tal vez, la morocha nunca quiso que estuviera allí. Ninguno de los dos amigos en realidad, que miraban sorprendidos al médico corpulento y alto, con canas en ambos lados de su cabellera, como si fuera un separador entre su oscuro cabello y su platino que, con poco tiempo, consumiría toda su melena resplandeciente y prolijamente acomodada hacia atrás.—
-No entiende, necesito quedarme.—Habló al fin Peter. No entendía porqué no lo quería allí, cuando, después de todo, fueron ellos quienes la llevaron al hospital. Aunque, detalle que olvidaron, fue Peter quien, de alguna manera, llevó a la misteriosa joven a ir a su trabajo en su búsqueda, y quien, a su vez, fue el que no pudo ver ciertos factores que la hicieron terminar convulsionando en su estudio. Por lo tanto, ¿quién llevaba la culpa de su repentina estadía en el hospital? Bueno, eso no se sabrá nunca, porque a nadie en verdad le importa, y su culpable se encuentra en una gran y largo lejano pasado, situado en una oscura y siempre recordada esquina de un alma herida a muerte. O a casi muerte.—
-Lo lamento, pero si la señorita no lo permite, voy a tener que pedir que se retiren.—En los ojos verdes avellanados del joven, se situó la suplica. Suplicaba por una explicación, porque de eso se basó su vida. Preguntas sin respuestas, y no aceptaba más de ella; sin embargo, su destino parecía estar en su contra, y solo ahogarlo en más dudas y confusiones sin finales.—Es por su bien, Peter.—Aseguró, con una repentina confianza hacia el joven de lunares, que rogaba por un minuto con la desconocida morocha; porque eso eran después de todo, dos desconocidos que cruzaban un camino sin saber lo que les esperaba... si es que algo les esperaba.—
-¿Se encuentra bien?—Para sorpresa del doctor, que parecía ya conocer a la joven de hace un tiempo, donde sus canas recién llegaban a su cabellera, y donde su "vejez", era remplazada por aires de juventud que ya se alejaban con los años; fue Gastón quien hizo la pregunta. Pero claro, él no sabía sobre su vida, o su hermana fallecida, o cuantas veces tuvo que sentarse en hospitales tan insípidos como aquel. No solo Lali cargaba con un pasado oscuro, a fin de cuentas.—
-Lo estará.—Aseguró creyendo que aquella respuesta traería alivio a ambos amigos, como a aquella mujer de cabellera más oscura que la corbata negra que colgaba en su cuello en su horaria laboral, que había llevado a la joven una que otra vez a aquel hospital en el que solía ser un médico más, que con esa respuesta, ya había partido a continuar sus monótonas rutinas. O como a aquel hombre, que con aquella respuesta, se retiró del hospital en su motocicleta roja, dejando volar su cabellera en los aire al ir sin seguridad en su cabeza; pero no fue así. Ambos amigos miraban al hombre en un pedido de más, pero no lo recibirían. No cuando fue la paciente que pidió, con mucho esfuerzo de su parte, que ambos chicos, los cuales le habían sido anunciados al despertar, se retiraran del hospital. Se había sentido plenamente incómoda, como cada vez que despertaba en algún hospital; y sumamente presa de sus decisiones.—
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El rastro del picaflor {Laliter}
FanfictionÉl era Peter Lanzani, un hombre que hacía tatuajes en un pequeño local. Solía dibujar cuando era niño, y tomó la primera oportunidad para no dejar de hacerlo. Pero entonces, apareció una chica. Una chica de negro, que iba siempre con la cabeza en a...