Capítulo 6

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"Mamá, hoy volveré tarde a casa." Anunció Ness al sentarse en la mesa de la cocina para masticar el primer bocado del desayuno.

"¿Eh? ¿Y a qué se debe?" Preguntó su madre sorbiendo algo de leche con miel.

"Visitaré el hospital... Quiero entregarle a Lucas un ramo muy especial." Dijo levantando la mirada para ver la cálida sonrisa de su madre.

"¿De verdad? Me alegro, cielo. Entonces, por favor, abrígate y ten cuidado, las noches aquí sabes que pueden ser algo frías." Le pidió la mujer a su hijo.

Ness asintió cerrando los ojos y dando otro mordisco a su tostada de mermelada casera.

No tardó nada en vestirse y, cuando estuvo preparado, recogió su mochila, su abrigo y los regalos para Lucas, saliendo corriendo en dirección a la escuela mientras escuchaba los ánimos que le daba su madre desde la puerta de su casa.

Llegó en menos de lo esperado al portal de la escuela y en poco tiempo estaba sentado en su pupitre, impaciente porque acabase el día y poder ver de nuevo el angelical rostro de su príncipe.

-(...)-

Las clases de ese martes fueron rápidas y ligeras, sin trabajos, proyectos o deberes de por medio. Ness no se dio cuenta y todo el mundo estaba saliendo del aula, algunos gritando y otros riendo. Un suspiro de sorpresa salió de sus labios al escuchar el fuerte resonar de la campana, anunciando que la escuela había terminado. Se levantó de un salto, golpeando su rodilla contra la parte inferior del pupitre que guardaba sus libretas, obligándole a dejar salir un jadeo reprimido por sus labios. Se frotó la parte afectada con el propósito de suavizar el golpe, y cuando sintió que ya no dolía nada, preparó su mochila y salió casi corriendo del colegio.

El cielo estaba completamente despejado, ni una nube a la vista. El suave viento acariciaba sus poros mientras corría a toda velocidad por las amplias calles del pueblo en dirección al hospital. Su respiración era aparatosa por el sobre esfuerzo que ejercía al forzar sus piernas para que se moviesen lo más rápido posible. Sudaba, exhausto y acalorado por los calientes rayos solares del buen tiempo.

Acabó agotado al llegar a la entrada del hospital, con las rodillas y pies doloridos, la frente sudada y las manos temblando. Entró inmediatamente a recepción y se acercó a una de las mujeres tecleando en el ordenador. Se asomó levemente, llamando la atención de la señora -la cual ya se veía algo mayor- quien le sonrió y preguntó:

"¿Qué te trae por aquí, jovencito?" Dijo con una voz dulce, sin dejar de sonreír.

"Hola, eh... Discúlpeme, vengo a ver a Lucas. Es un estudiante de la escuela "Sir Byron", la que está aquí cerca, a unas cuantas calles. Ha faltado por un largo tiempo a clases y recientemente me he enterado de que estaba aquí. Estaba muy preocupado así que he venido cuanto antes." Dijo rápidamente, solo queriendo saber donde estaba Lucas.

"Ah, ese pobre muchacho... No te retrasaré más, joven. Segundo piso, habitación 210. Corre a verle, cielo, nadie ha aparecido por aquí menos su padre y dos adultos, profesores supongo." Ness no perdió más tiempo, y con un "gracias" rápido, se despidió de la señora, avanzando con rapidez hacia las escaleras.

Al llegar, solo pudo quedarse intacto ante la puerta blanca. Estaba nervioso, inmóvil, la idea de poder encontrarse a Lucas despierto era inquietante. Por muy feliz que le hiciese pensar en volver a ver ese color azul en esos ojos tan fríos, le asustaba la idea de ver esos orbes cubiertos en miedo, frustración y rabia.

¿Y si lo echaba? ¿Y si no quería verlo? ¿Y si de repente Lucas le miraba con odio? Jamás podría enfrentarlo, jamás podría hacerle frente... Jamás podría perdonarse.

Amor mudoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora