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‹ Estrés ›

Quisiera correr y correr por largos campos, correr tan rápido como pueda, huir bajo las estrellas expectantes, no detenerme hasta que mis piernas duelan, hasta que mis pies no puedan dar un paso más sin sentir que caminan sobre brasas.

Gritar, gritar tan fuerte como mi garganta me lo permita. Vaciar el aire de mis pulmones, convirtiéndolo en un desfile de sollozos e insultos que van desgarrando mis cuerdas vocales lentamente. Soltar todo aquel mal que me acecha, gritar de miedo, de enojo, gritar por amor... Gritar las cosas que están bien y aquellas que no lo están.

Golpear cualquier cosa que se interponga en mi camino, golpear, patear, empujar objetos, emociones, sentimientos, quebrar los límites, sacudir los sueños, separar el horizonte, vaciar el mar que ahoga mi corazón... Abrirme camino hasta que mis manos queden al rojo vivo, hasta que no pueda sostener ni mis lágrimas por el intenso dolor.

Romper expectativas, deseos, planes, poemas, romper ilusiones, almas, vidas... Destrozar papeles, huesos, cuadros, cristales, abandonar las cosas a su suerte, destruir todo aquello que se pose frente a mi.

Desahogarme, quitarme de encima los remordimientos, decir todo lo que nunca dije, todo aquello que se encuentra oculto en mi boca, y que seguirá oculto por temor a arruinar las cosas si lo dejo salir. Soltar miles de palabras semejantes a cuchillos, hirientes y punzantes, palabras que puedan derrumbar a la persona más sólida.

Maldecir, despedir todas las cosas que me pesan sobre la espalda. Dejar ir males, sentimientos de ira, de culpa. Liberarme de preocupaciones.

Llorar hasta secar mis ojos, no resistir otra sola bocanada de aire sin que se entrecorte mi respiración. Dejarlas fluir como si fueran mis penas, soltar cataratas en cada gota que salga de mis mojados ojos. No detenerme hasta que mis orbes queden enrojecidos y dolidos de tanto derramar lágrimas.

Que mi cabeza queme, arda, duela, que me distraiga de las molestas sensaciones que inundan mi pecho. 

Silenciar las voces que gritan mis errores, mis defectos. 

Eliminar las memorias que me traen dolor, deshilarlas en mil formas distintas, dejarlas ir de una buena vez. Incinerarlas, soplar sus cenizas y sentir el alivio en mis hombros, viendo cómo se alejan con un sólo soplido...

Quisiera tirarme en el suelo y sentir el frío de la tierra bajo mi piel...

...Quisiera recostarme en una pradera de pastos suaves...

...Quisiera sentir el regocijo y la paz que jamás tuve en mí...

...Que mi mente sea un estanque de aguas calmas y tranquilas...

...Quisiera.. el amor y la preocupación que difícilmente llega...

...Y que en un simple parpadeo, desaparece para siempre.