Ocho (✔️)

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Pequeños imprevistos

Philip

Killian seguía sin darme una buena respuesta o excusa ante la desaparición de Lewis.

Es decir, se suponía que él iba a cuidarlo, porque en teoría es el más responsable.

Y si hubiera sabido que su mejor amigo es tan inútil cómo para no acordarse si cuando se fue a dormir Lewis había permanecido en el departamento o no, hubiera obligado a Káiser a quedarse en mi casa desde un principio.

Lele es la persona más autosuficiente que conozco, por lo tanto la única tarea que su supuesto mejor amigo tenía era estar a su lado, y como mínimo asegurarse que no escapará.

Negué con la cabeza intentando guardar la compostura como diera lugar.

No iba a perder los estribos en público.

Tenía que ser el adulto ante tanto niño.

― ¿Tu gente ya logró hackear el teléfono de Lele? ―preguntó el muy inteligente de André Marqués mientras le texteaba a alguien.

―Si ellos lo hubieran logrado, ya me hubieran llamado, ¿o tu cerebro es muy pequeño para entender... ―Me detuve. Estaba siendo cruel con alguien que no lo merecía, el puerco de seguro me daría una mirada llena de decepción si me escuchaba. ―Lo lamento, fui demasiado lejos es solo que...

―Te entiendo totalmente, ―señaló el baterista con una sonrisa divertida. ―Si me ofendiera por cada comentario denigrante ante mis preguntas obvias, créeme que no tendría ni un solo amigo.

Suspiré e intenté tranquilizarme, no quería demostrarle a King que estaba igual o más frustrado que él al no conocer el paradero de Lele.

―Él estará bien, ¿cierto? ―pronunció Casper notablemente afectado por todo. Tenía grandes ojeras en los ojos y estaba inusualmente callado. ―Y si... ―Lo vi negar con la cabeza.

Sabía lo que estaba pensando.

Yo mismo había estado calculando cada posible escenario; bueno o malo.

Y por ese mismo motivo seguía sintiéndome nervioso.

Al parecer los papeles se habían invertido y ahora éramos nosotros quiénes debíamos de cuidar de él y no él a nosotros.

―No puedo seguir esperando, ―indiqué revisando por décima vez la pantalla de mi móvil. ―Voy a hablar con Wendell para que se comunique con alguna televisora y hagan un reporte de desaparición.

Todos a mi alrededor parecieron estar de acuerdo ante mi sugerencia, así que acto seguido mantuve mi móvil entre mis manos y marque el número de mi hermano menor.

― ¿Qué quieres Philip? ― cuestionó un somnoliento Wendell al tiempo que me hacía rodar los ojos.

Maldigo el día en el que nos hicimos amigos, antes me tenía miedo, lo cuál funcionaba a la perfección cada vez que necesitaba que hiciera algún recado por mi; sin embargo, ahora tengo suerte si es que me presta un poco de atención.

― ¿Qué haces dormido? ― pregunté al borde del colapso esforzándome para que mi tono de voz sonara amenazante. ―Tenías que asistir a la universidad y luego ir a una junta importante con unos accionistas, ― indiqué fastidiado.

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