Tres (✔️)

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La gran encrucijada

Lewis

Mi cicatrices, moretones y fisuras habían estado mejorando considerablemente, pero el dolor de mi espalda no se iba ni con todos los analgésicos del mundo. Y si eso no fuera suficiente, el doctor me advirtió que si no mejoraba en un par de semanas me harían aún más exámenes.

Honestamente espero no tener que volver al hospital, porque siempre están infestados de rostros preocupados y llorosos en cada esquina.

Rostros.

Di un suspiro.

Evitaba a toda costa los espejos debido a que un vidrio perforó parte de mi mejilla, y me desmayé de pura impresión al ver toda la sangre caer por mi barbilla.

En ese precisamente en ese momento en el cuál creí que en verdad moriría.

Pero supongo que no vale la pena recordar ese episodio, es más, me generaba jaqueca de solo pensarlo. En estos momentos debía de concentrarme en lidiar con la inflamación y utilizar todas las cremas que me recetaron para evitar someterme a algún tipo de cirugía estética.

E intento no pensar mucho en eso para enfocarme en toda la ayuda que mis amigos me brindaban. Después de todo, era algo que jamás imaginé que fuera ocurrir, ya que usualmente era yo quién se preocupaba constantemente por ellos, es decir, velar por su bienestar era parte de mi trabajo.

Admito que era muy divertido en ocasiones, pero obviamente no en todas, porque muchas veces lo único que deseaba era desaparecerlos... Cómo cuando Casper se casó en una borrachera, o cuando Blake activa su modo diva y se vuelve insoportable, e incluso cuando debo de lidiar con la estresante familia de André.

Di un largo suspiro mientras tentaba mi suerte y jugaba con mi móvil entre las manos, no lo había prendido en todo este tiempo, y a pesar de que ganas no me faltaban.

No quería hacerlo.

Aquello significaría volver a trabajar, y ya estaba harto, debía de encontrar a mi reemplazo lo más pronto posible.

* * * * *

Ayudar a André preparar mis postres favoritos o pasar el tiempo con Casper comiendo chatarra mientras gozábamos del show de Blake, quién era un gran imitador de voces. A la par que mi mejor amigo, lo acompañaba con la guitarra, era todo lo que necesitaba para relajarme y alejar todas las preocupaciones que vivían conmigo.

Al fin y al cabo, la amistad verdadera es mucho más que salir al cine o asistir a un concierto. Lo real es cuando llegan los problemas y los afrontas.

Supongo que a veces la gente lo olvida, pero por más fama o ceros que tengas en tu cuenta bancaria, sigues siendo un ser humano con imperfecciones y defectos que solo lucha día tras día por salir adelante.

―Nunca entendí porque tienes un piano de cola en la mitad de tu sala Lele, ―murmuró Casper mientras se tiraba en mi sofá y lograba interrumpir el hilo de mis pensamientos. ―Ni siquiera sabes tocar.

Sonreí internamente pero aun así no dije nada y me limité a acercarme hacia dónde se encontraba el instrumento para posteriormente colocar los dedos que pertenecían a mi mano derecha sobre el teclado.

Pequeños ImprevistosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora