Prólogo.

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Un minutero pautando un monótono sonido atestaba el soporífero ambiente de aquella habitación blanca, en el hogar de estilo minimalista en su mayoría.

Pero la estructura tan estricta poseía un jardín trasero que rompía toda clase de paralelismo. Una joven alma visitaba el sitio todos los días aspirando por un cambio en la doctrina social. Todos debía vestir con tan sólo 5 de las opciones permitidas por el sistema, los hogares jamás debían ser decorados por cosas llamativas, todo debía igualarse; eso pensaban los líderes, de esa forma la violencia cesaría en todos espectros. Con padres que le reprimían de todas las maneras, tan sólo existía siendo arrasado por la corriente de grises escalas.

En aquel fragmento del clandestino vergel, pluralidad de seres moraban la pintoresca y recóndita ‹‹ciudad››. Coexistía un sinfín de flores que orgullosamente viraban su rostro al cielo. Tribus de fauna tan dóciles que un musical de blanca nieves no llegaría a la altura.

Ansioso tras la repetida jornada de una educación lineal, apresuró el paso en la medida de lo posible, ¡claro! Pues si actuaba de una manera extraña podía representar una amenaza a los altos líderes, por consiguiente, si se descubría su más colosal secreto, su única salida, su mundo. La repercusión no sólo le afectaría a él, sino al resto de sus generaciones, la ralea apellidada con el título manchado pagaría sus acciones. Debía actuar con total cuidado, pues cualquier maniobra era observada.

Cuando la pálida pieza de frío metal fue cerrada tras su espalda, corrió hasta la aburrida pieza personal y veloz como si se tratase de una persecución, reemplazó los negros trozos de tela que cubrían su cuerpo por una camiseta blanca y unas bermudas grises; probablemente la ropa más alegre que tenía.

Día tras día el dificultoso periplo que debía hacer era agotador. La rutina para poder ingresar consistía en esperar hasta que fuesen las 05:28 P. M. en punto, y sólo tenía un plazo de 2 minutos disponibles para poder ingresar al recóndito edén.

Descendiendo de las simples placas de plateado metal suspendido, se encontró en la primera planta con una madre hipando en el silencio de una habitación de dos muebles y una pantalla en una mesa con un cactus adornando.

Debía resolver el dilema que oscilaba en su psique; podía simplemente abandonar a aquella figura de cabello platinado que sollozaba en el diván y encaminarse directo al anhelado destino, o bien, por su parte podía adoptar la posición de un hijo modelo, y aproximarse a intimar en el asunto que le aquejaba a su figura materna.

Lo único fuera de lo usual permitido en su mundo eran las parejas del mismo sexo, pues la prohibida palabra ‹‹Homofobia›› había sido exterminada hacia algunas décadas atrás en la búsqueda de la paz mundial. El acuerdo por fin fue hecho y se dedicó un área de la ciudad exclusiva para estirpes de ésta clase. Al único lugar donde no era permitido merodear era al oeste de la urbe. Yacían en aquella sección las familias que pertenecían a la clase del otro extremo del acuerdo. Por consiguiente no toleraban esa organización íntima.

El único lugar en el que participaban juntas ambas clases era en el centro de la capital; con normas muy estrictas, cualquier muestra de odio o desprecio de ambas partes era severamente reprendido.

Obedeciendo a un conmovido corazón, se acercó mansamente sentándose próximo a un tembloroso cuerpo que se apresuraba en opacar el riachuelo salado que se desprendía de las puertas de su rota alma.

─Ah, cariño ¿sucede algo? Lo siento mucho, sé que es engorroso encontrarme en una situación tan deplorable, no deseaba que me observaras así─ Con residuos en sus mejillas, dedicó una sonrisa que se contemplaba totalmente simulada.

─Me preocupé, no es usual que llores así mamá, ¿sucedió algo mientras no estaba en casa?─ Con gran nerviosismo un trago amargo franqueó por su garganta, ¿sería posible que un descuido suyo le haya costado la próxima destrucción de su paraíso? Quizá las siguientes palabras que le diría serían...

─Debemos hablar Yuu, yo... ─Irrumpió en los pensamientos del intranquilo muchacho de cabello negro y piel bronceada que era ahora pálida.

|ESTRELLA VESPERTINA| [Fanfic Mikayuu] BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora