Con paso firme, obedeciendo a la información pautada por un viejo mapa que habían trazado hace varias lunas atrás, emprendieron el azaroso viaje que les llevaría al abandonado puesto de control.
Pero era necesario; su familia había sido nuevamente disegrada, el número de pérdidas se había hecho alarmante, pero ninguno disfrutaba el debatir tan delicado y profundo asunto.
Todos habían perdido algún ser preciado.—Yuu, ¿No escuchaste algo?—. Interrumpió el de mayor altura.
—¿A qué te refieres con «algo»? Porque puedo oír el eco de tu cerebro chocando en tu cabezota cada vez que caminas—. Agregó encogiéndose de hombros.
—Maldito idiota, ¡estoy hablando en serio!—. Tomó ambas armas que colgaban de su mitad.
—Ustedes dos, cállense de una buena vez, estamos en peligro—. Irrumpió Mitsuba con tono austero.
Crugidos y el inicio de una orquesta de detonaciones ambientada en una película de la segunda guerra mundial representó la convulsionada atmósfera.
La fauna aérea se desplazaba ágilmente intentando evadir el peligro en sentido contrario al estruendo.
Gruñidos y voces guturales iniciaron el adorable coro lírico desde el sur.—¡Son carroñeros! No podemos contra tantos, es una manada entera de ellos, aún gastando todas las municiones si quiera sería suficiente-. Vociferó el pelirosa—. Mitsuba, estamos acabados.
—Yo puedo hacerlo, ¡Los mantendré a salvo! Están aquí por mi culpa, así que yo me haré cargo—. El tercero empuñó el brillante mango que portaba la delicada y brillante hoja de una antigua katana.
Corrió hasta la enardecida turba de los cuerpos que eran movidos por sus más precarios instintos, y sin piedad, blandió la magna pieza helada cual cristal que era emponzoñada rápidamente con el turbio y putrefacto líquido plasmático.
ARGGHHHHH
Un ensordecedor rugido tomó el estrellato absoluto en la tensa tonada de metálicas blandidas.
Varios cuerpos cayeron repentinamente al suelo, incluyendo la delgada figura del héroe que blandía el magno metal, nada quedó de pié.—¡YUU! ¡YUUICHIRÕ, RESPONDE!—. Corrió sin vacilar, casi resbalando la única fémina.
Trastabilló entre el tumulto de cadáveres que se apilaban entre sí, aún con leves espasmos mientras la nimia vida que aún rondaba sus figuras escapaba mientras el sol lentamente centraba sus rayos desde arriba.
—¡YUU, MALDITA SEA! Aparece ya... Algo, dime que estás vivo aún—. Se derrumbó apoyando sus rodillas en la impávida y mugrienta carne sin vida bajo ella, y llevó sus palmas para detener los cristales acuosos.
En silencio, el de mayor estatura se aproximó hasta ella rápidamente.
—¡HAH¡—. Jadeó una tercera voz súbitamente.
Y de pronto, un tembloroso brazo que mantenía firmemente sujetada una katana notablemente manchada, surgió espontáneamente de la pila de restos inertes, con un jadeo bañado en la esencia de la vida, hasta conseguir clavarla en el primer soporte que encontrara y arrastrarse fuera de la carne que le oprimía.
Los ojos de las dos figuras ligeramente alejadas brillaron de esperanza; el último sentimiento que el humano desecha.
—Sabía que podrías hacerlo—. Susurró Kimizuki.
Ambos corrieron avivadamente al encuentro de su compañero, sumiéndose en un cálido abrazo grupal.
Pero más allá de la preocupación trivial luego del reencuentro sobre «¿Tendrá heridas?» «¿Podrá caminar?» surgió una de naturaleza más alarmante;
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|ESTRELLA VESPERTINA| [Fanfic Mikayuu] BL
FanfictionYuuichirõu vive en un mundo totalmente gris, carente de alegría o algo diferente, un sistema de doctrina social que sofoca su vida. Pero oculta un profundo secreto. Un jardín trasero del que sólo conocía existencia el joven azabache, un vergel propi...