Capítulo 8.

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El vasto firmamento desplegaba una gran cantidad de lágrimas, como el llanto de la dolorosa en un cuadro renacentista de Juan De Juni.
Los delicados fragmentos de cristal acuoso impactaban en una danza vivaz sobre el vidrio manchado que poco a poco iba aclarándose del polvo, deslizándose hacia abajo marcando una larga cola cristalina como la de una novia entrando a un templo.

─Está mal, tiene que descansar un tiempo, ¿hoy iremos a la jornada de reconocimiento? Está lloviendo, creo que lo mejor será quedarnos y cuidar de él por hoy, ¿tú qué opinas?─. Dijo una voz masculina.

─Esto es preocupante, su situación no ha mejorado, por el contrario va en declive, últimamente ha tenido sus episodios más seguido, ¿crees que sea por... "Eso"?─. Replicó.

─Sabes que no podemos hablar de ese tema aquí. Mira, mejor ve y monitorea su estado actual, quizá haya despertado, iré a preparar la cena.

─Como quieras─. Dijo la voz femenina que se hacía más fuerte al punto que terminaba la frase. Pasos se acercaban a la puerta del somnoliento trigueño.

Una puerta se abrió con sumo cuidado apenas emitiendo un leve sonido, era inevitable por la mala condición de la estructura.

─¿Estás despierto, Yuu?─. Preguntó en voz baja.

Sólo obtuvo un suspiro como respuesta de su parte.
Al menos así señalando que sí se encontraba consciente para aquel momento.

─Bien, supongo que sí lo estás. Kimizuki está preparando la cena, ¿te sientes capaz de comer algo? Lo necesitas─. Mencionó con un marcado signo de preocupación.

─Sólo vete, no necesito más nada─. Respondió fríamente.

Suspirando desanimada ante la terquedad de su compañero, sólo se resignó a drenar su frustración en aquella exhalación y no iniciar una potencial discusión.

─Realmente no estoy con los ánimos suficientes de pelear por ésta estupidez. Debemos encontrar a Yoichi, es una prioridad que tanto Kimizuki como yo tenemos totalmente clara, y está bien, pero ¿qué ganamos con matarnos de hambre o perder los estribos? Sé por todo lo que pasaste, mi vida tampoco fue sencilla luego de todo lo que ocurrió hace años, ¿crees que era fácil dejarme manosear por asquerosas bolas de grasa o fósiles para recibir una miserable paga que siquiera alcanzaba para mantenernos a mí y a mi hermana? Kimizuki tampoco disfrutó de su pasado, si quiera lo menciona. No eres el único aquí con problemas, si quieres matarte de hambre, bien por ti. Si quieres volverte loco, hazlo, pero jamás volverás a vernos, nos iremos y te dejaremos atrás, entonces ¿qué eliges? Te estaremos esperando en la sala de reuniones, si es que quieres aparecerte─. Mencionó para posteriormente cerrar la puerta y retirarse de la oscura habitación.

El profundo silencio carcomió la impávida habitación, tan sólo leves traqueteos de la lluvia impactando en la ventana eran la lúgubre melodía que resonaba haciendo eco.

°°°

─Hoy tendremos que comer esto, ayer no encontramos más que una lata de frijoles. Sé que debe saber espantoso pero, es lo único que tenemos, puedes agregarle un poco más de sal, así no sabrá tan insípida─. Dijo Kimizuki mientras arrastraba un pequeño plato hacia la mesa con un caldo en el que nadaban algunos frijoles.

─Peor es morir de hambre, sirve tu plato, te esperaré─. Replicó.

─¿Qué hay de él? ¿no vendrá a cenar?─. Preguntó tomando un plato para llenar.

─Ya hable con él, dependiendo de su decisión cambiará nuestro viaje de mañana.

─¿Cambiar? ¿A dónde ire─. Fue interrumpido por una tercera voz.

─No irán a ningún sitio sin mí. Ahora dame mi plato, mi estómago quema─. Dijo sentándose la nueva presencia que se integraba a la mesa.

─Ah, viniste. Y, se dice "por favor" ¿qué sólo tienes tu cabeza para cargar pelo? Te hace falta usarla más seguido─. Mencionó la rubia intentando hacerse la dura. Pero era difícil que ocultara la pequeña sonrisa que tenía en su expresión al notar que su compañero no se había rendido.

─Bien, no es mucho lo que comeremos hoy, pero al menos así dormiremos con algo en el estómago─. Agregó el cocinero deslizando un par de platos más y seguidamente sentándose junto al resto─. Yuu, por favor no vuelvas un océano a escala tu sopa, dame ese frasco de sal, algún día realmente vas a colapsar por consumirla tanto─. Reclamó.

De esa forma concluyó el pesado día. Ahora debían no sólo buscar la manera de sobrevivir, sino también buscar a su pequeño compañero que se encontraba desaparecido y probablemente vagando por las llanuras peligrosas.

Con el nacimiento del sol, el grupo de 3 se propuso abandonar durante un tiempo la morada donde habían habitado hacia bastante, su única fortaleza, su único punto seguro.
La misión fundamental, era encontrar al miembro desaparecido, para ello debían recorrer un largo tramo en busca de su paradero.

─¿Ya tienen sus mochilas? Lleven lo más importante, no podemos cargar tanto peso en cosas innecesarias, cuando terminen vayan a la torre de vigilancia─. Exclamó la fémina.

Luego de algunos minutos, ambos jóvenes se aproximaron hasta el punto de reunión acordado por la única mujer del grupo.

─Bien chicos, lo único que nos falta son las armas, yo me encargaré de llevar el hacha, y el par de revolvers, ¿les parece?─. Agregó.

─Yo puedo llevar el rifle, un par de cuchillos y también una katana a espalda, ¿te quedas con el resto, Kimizuki?─. Mencionó el azabache.

─Lleva los explosivos también, o que los lleve Mitsuba, iré con bastante peso. Yo tomaré entonces las cuchillas, y la AK en la espalda para emergencia. ¿cuanta munición tenemos en reserva?─. Preguntó.

─Hay lo suficiente, pero tampoco podemos darnos el lujo de gastar demasiado, no estamos lo suficientemente preparados para un enfrentamiento prolongado. De igual forma, debemos partir ya, se hace tarde, y debemos llegar al primer punto antes de las 6 P. M. ¿de acuerdo?─. Agregó la capitana del equipo.

Ambos jóvenes se miraron entre sí para burlarse de ésta.
Acto seguido, se ubicaron hombro a hombro poniendo la espalda erguida y llevando su mano derecha hasta el lateral de su cabeza y gritando al unísono: ─¡Sí, mi teniente Mc. Tetas!

El semblante confundido de la rubia dio un total giro se 360° luego de presenciar el acto de burla de sus dos compañeros. Su ceño pasó a un nivel astral fundiéndose sus cejas en un sólo cuerpo cósmico, y su ojos brillaron casi en fuego.

─Si vuelven a hacer otra broma de esas... ¡PUEDEN DESPEDIRSE DE SUS MALDITAS PALANCAS, PORQUE SÓLO QUEDARÁ UN GIGANTESCO ORIFICIO EN SU ENTREPIERNA Y VAN A TENER QUE ORINAR POR UNA PAJILLA DE REFRESCO!─. Explotó una segunda versión de la bomba de Hiroshima y Nagasaki.

Blancos como un papel, se separaron rápidamente y tomaron las respectivas armas que acordaron llevar, sin decir una sola palabra.
Luego de eso, salieron del recinto para dar pie al largo recorrido que les esperaba, despidiéndose de su hogar con la salida del sol.

─Es hora─. Dijo el de cabello lignito.

|ESTRELLA VESPERTINA| [Fanfic Mikayuu] BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora