Capítulo I

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-Señora, su lava platos ya está arreglado, ¿podría?, ya sabe...-

-Gracias mijito. -

-No, gracias no, mi dinero por favor.-

-¡Oh! ¡cierto, cierto! En un minuto te lo doy... Oh uh, olvide sacar dinero del banco, realmente lo siento.-

-Oh... No se preocupe señora, la casa invita. -

-Muchas gracias mijito, y en verdad lo siento.-

-Ya será para la próxima.-

El chico rubio se levantó del suelo, estaba algo enfadado, le había ido mal toda la semana; trabajo tras trabajo y aun no conseguía el dinero suficiente para su colegiatura. Se limitó a mostrar una pequeña sonrisa, nunca le veía el lado malo a las cosas, era muy optimista, siempre lo fue.

Tomó sus herramientas y su típica chamarra con orejas de conejo, algo vieja y maltratada, pero eso no le importaba, esa prenda contenía importantes recuerdos de su infancia. Se disponía a salir de la vivienda de la ancianita, pero algo lo detuvo.

-¡Abuela! ¡ya llegaron tus nietas favoritas!.-

-¡Y encontramos a un pequeño amigo aquí afuera!. -

Dos voces, una aguda y otra un poco más grave, provenientes de afuera de la casa. La puerta se abrió, revelando a dos personas, una era una chica de cabello largo y plateado con una franja violeta, ojos de un color morado vivo y lo que parecía una cicatriz bajo su ojo derecho; traía con sigo una caja mediana y venía vestida con un vestido lila, unas mallas grises con franjas lilas y unos tenis grises.

Tras ella venia lo que parecía un chico, era idéntico a la primera, las únicas diferencias eran que éste tenia el cabello corto y sin franjas violetas, además de que tenía la misma cicatriz que su gemela, nada más que en el ojo contrario. Venia con unos pantalones de mezclilla negros, una camisa de mangas largas gris con lila, un gorro color vino que cubría su alborotado cabello plateado, unos tenis negros con agujetas blancas y un cachorro en brazos.

-Mis niñas.. - la anciana se aproximó a sus queridas nietas.

-¡Abuelita!. - respondieron ambas peli-plateadas al unísono.
-¿Niñas?. -

El rubio habló para si mismo, ¿las había llamado niñas? Eso era raro, una no parecía una chica, pero decidió no preguntar y guardar silencio; pretendía irse, pero un ladrido lo detuvo.

-¡Bestia! ¿Qué haces aquí pequeño diablillo?. - dijo el oji grisesco acercándose al pequeño animalito que estaba en los brazos de una de las gemelas.

-¿Bestia?. - Sonrió la hermana menor mirando al pequeño cachorro. - Lindo nombre, le queda. -

La chica entregó el cachorro al que parecía ser su dueño, para así dirigirse a ayudar a su hermana y abuela a poner la mesa.

Por lo tanto, el rubio tenia entre brazos al pequeño animal, lo miro y sonrió, ese cachorro era más que una mascota para él, era su amigo, compañero, confidente, era su familia. Decidió, ahora si, dirigirse a la salida para marcharse, pero algo nuevamente lo detuvo, más bien, alguien.

-¿Te vas tan pronto? ¡Oh vamos! Apenas te estoy conociendo.-

La menor de las hermanas hablo en un tono burlón y cómico, captando la atención del oji-grisesco. Este solo se limitó a mirarla con una expresión que denotaba confusión, lo cual hizo a la chica y los presentes reír.

-¿Disculpa?. -  Dijo el rubio al no saber como responder a lo dicho por la chica.

-¿Por qué no te quedas a tomar algo de café? ¿Eh?. -

Escapemos Juntos. (Springtrap x Puppet)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora