Escapemos Juntos. (Springtrap x Puppet)

Capitulo VIII.

Después del pequeño problema en la escuela y la ida al hospital, la gemela menor se ausentó una semana en la escuela por ordenes del doctor, pero ahora había decidido ir sin importar que su hermana se lo impidiera.

-¡Dije que iré!. - gritaba la menor mientras forcejeaba con su gemela.

-¡Y yo dije que no iras!. - reprochaba la mayor aferrándose al armario de su hermana.

-¡Dejame sacar mi uniforme!.-

-¡No!. -

La menor no lo tolero más y decidió tomar medidas drásticas: tomó a su gemela de los pies y la jalo, pero está en vez de caer se sujeto del armario quedando en el aire. "Genial", pensó la menor al ver a su hermana aferrada a aquel mueble, era más que evidente que la mayor no la dejaría asistir a la escuela. La peli-plateada de cabellos largos no pudo sostenerse por más tiempo, sus manos resbalaron del ropero, haciendo que su gemela, la cual la sostenía de los pies, cayera de espaldas golpeándose con la puerta de la habitación; la gemela mayor tampoco se salvó, ya que dio un fuerte golpe contra el suelo al caer.

Los dolores de cabeza regresaron -¡Ouch! ¡no por favor!. - se quejo la menor que sostenía su cabeza y se recargada de el marco de la puerta.

-Te lo dije...- su contraria ya se había puesto de pie, ahora estaba frente a ella mientras la miraba con el ceño levemente fruncido. -Pero nunca entiendes.-

Ayudó a su gemela "menor" a ponerse de pie, para después darle su medicación y llevarla a descansar, cosa a la cual la menor se negaba. Después de algunos reproches, regaños y uno que otro berrinche por parte de la peli-plateada de cabello corto, la mayor se marchó a la escuela con algo de prisa, mientras la menor moría de aburrimiento en su habitación.

-Esto es estúpido. - se dijo a si misma recostada en la cama con la vista en el techo. -Ya estoy mejor, ya debería asistir a clases. Pero no, tengo que cumplir otra semana de descanso. - suspiro resignada. - Es absurdo, no tengo nada. -

Al no poder salir de casa, la chica se encontraba encerrada en su propio hogar, eso alimentaba su aburrimiento. Bajo a la sala, camino hacia la cocina, no tenía ninguna idea para matar el aburrimiento. Se dejó caer en el sofá de la sala, hundió su rostro en los cojines de éste, dio un largo y pesado suspiro; dirigió su vista a la ventana, ahí estaba, a unos kilómetros de su casa, la enorme pizzeria, cuyo dueño se le hacía tan conocido, mejor dicho, el nombre o sobrenombre de éste.

Pronto el reloj marcó las 2:20 p.m. Hora en la que su gemela regresaría de la escuela; para la menor, la espera fue eterna, sólo le faltaba esperar a que su hermana entrará por la puerta, así que espero, espero, espero y espero. Dieron las 3:00 y la chica aun no llegaba, las manecillas marcaron las 3:30 y la puerta aun no se abría revelando a su gemela. Dieron las 4:00,luego las 5:00,la menor comenzó a inquietarse, su gemela jamás había tardado tanto; no pudo esperar más, tomo sus llaves de la casa, se puso una chámara y salio en busca de su hermana, camino en dirección a la escuela, tal vez se había quedado en algún sitio por ahí.

El cielo nublado comenzó a amenazar con soltar una potente lluvia, el viento golpeaba de manera salvaje y las gotas de agua comenzaban a caer; la chica se colocó el gorro de la chámara y siguió con su búsqueda.

-Vamos, contesta. - susurraba mientras marcaba por décima octava vez a su hermana, pero siempre decía lo mismo. -"El número que usted marco esta apagado o se encuentra fuera del área de servicio". - chasqueo la lengua. -Maldición, Marionette, ¿dónde te has metido?. -

Llegó a la escuela antes de que la lluvia aumentará, el instituto aún estaba abierto, pero sin una alma en pena a simple vista. Camino por todo el colegio buscando en cada aula alguna silueta familiar, pero sin éxito. La chica estaba cada vez más preocupada, no había rastro de su gemela ni mucho menos alguien que le diera alguna pista de su paradero.