ARREGLANDO EL CAOS

Capítulo 4

Estoy saliendo del restaurante de comida rápida que está en el centro comercial, compré unas hamburguesas con queso, papas fritas y unas malteadas. Me dirijo a las escaleras mecánicas para bajar al primer nivel del centro comercial. Mientras bajo reviso mi celular, tengo un mensaje de Raini.

"Tenemos que hablar, aún sigo sin poder creer que Tyler está de regreso. Iré a tu casa por la tarde. Te quiero."

"Si, es una locura. Te espero, también te quiero." -escribo y envío el mensaje.
Al bajar de las escaleras mecánicas escucho que alguien grita mi nombre, miro hacia todos lados pero no reconozco a nadie. Nuevamente gritan mi nombre, miro hacia el segundo nivel de donde acabo de bajar y miro a Paul haciéndome señas con las manos.

  - Laura, soy yo, Paul -grita- No te muevas, voy a bajar -se apresura y baja corriendo las escaleras mecánicas llamando más la atención de todas las personas alrededor que ya comienzan a murmurar.

  - Hola. Vaya, que bueno que no te fuiste -dice parándose frente a mi y tomando una gran bocanada de aire.

  - Bueno para serte sincera lo consideré cuando empezaste a gritar -se ríe- Llamaste mucho la atención.

  - Así suele pasar. Toma -saca su celular y me extiende- Antes que nada dame tu número -lo miro con el ceño fruncido.

  - Estoy un poco ocupada -miró hacia mis manos que están cargando las bolsas de la comida.

Se apresura y toma las bolsas y me entrega nuevamente su celular. No muy convencida lo agarro y dudo un poco al escribir mi número.

  - Ayer olvidé pedírtelo -explica- Pensé que no te volvería a ver. Y mira nada más donde te vine a encontrar -le devuelvo el celular y revisa el número- Espero que sea el tuyo -dice y sonríe.

  - Lo es. Ahora me devuelves mis cosas por favor -me entrega mis bolsas.

  - Así que comprando comida -asiento y el sonríe. Bien, ahora mismo no sé hacia donde se dirige todo esto- ¿Ya te ibas?

  - Si, de hecho si.

  - Puedo acompañarte si quieres, ¿vienes en auto? -asiento- Entonces permiteme acompañarte.

  - Pero, ¿tú no tienes algo que hacer? -hace un gesto de completo desinterés con la mano.

  - Tú no te preocupes. Ya te me escapaste ayer Laura, no harás lo mismo hoy -me mira y sonríe de lado, siento como mis mejillas arden. Sí, seguro ya me sonroje porque su sonrisa se volvió mas amplia- Dame, dejame ayudarte con eso. -toma mis bolsas y caminamos juntos y en silencio al estacionamiento.

  - ¿Seguro que no tienes algo que hacer? -pregunto.

  - Vine a comprar una cámara para mis clases de fotografía, pero aquí no encontré la que busco así que tengo tiempo para ir y dejarte sana y salva en tu auto.

  - ¿Estudias fotografía? -me sorprende un poco.

  - Sí, estoy en una academia de aquí. De hecho, esa es la razón por la cual me vine a vivir a Miami.

  - No eres de aquí, ¿de donde eres?

  - Yo soy de... -hace una pausa y sonríe un poco- Sabes que, creo que mejor te contare todo sobre mi vida en nuestra cita de mañana.

  - ¿Qué? En nuestra cita, ¿qué cita? -me detengo y lo miro con el ceño fruncido. El también se detiene y tiene una sonrisa triunfante en su rostro.

  - No puedo creer que lo olvidaras -finge estar ofendido- Nuestra cita, mañana para almorzar, ¿ya lo recuerdas?

Bien, esta ha sido la invitación más original que me han hecho para una cita, quiero decirle que no sólo para llevarle la contraria y bajarlo de esa nube de prepotencia en la que parece estar. Pero luego lo miro y en él veo a un buen chico, sé que no hago bien en dejarme llevar por las primeras impresiones, no lo conozco y tal vez no debería aceptar, pero por un momento dejo todo de lado y me veo sorprendida al ver que realmente quiero conocerlo más, quiero tener esa cita con él.