Capítulo 11

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  - Vaya, Laura ya conociste a su familia -espetó del otro lado de la linea- Ustedes van rápido, ¿no es así? -sonaba molesto- Sólo espero que en la noche te des tu lugar así como te lo dabas conmigo.

  - ¿Y tú quien te crees para decirme que hacer? -digo molesta. Había estado pasando un maravilloso día y Ross se encargó de arruinarlo todo. Era indescriptible la ira que sentía en ese momento. Y de pronto varias preguntas vagaron por mi mente- Espera, ¿quién te dijo que estoy con Paul?

  - Eso no importa -dijo con voz irritada.

  - Escucha, creí haber sido clara cuando dije que no quería saber nada de ti. -escuché como reía con ironía.

  - Y a mi que me importa si quieres o no saber de mi -dijo y me da risa su tono de voz. Estaba celoso- ¿Qué es tan gracioso, Laura?

  - Debo colgar, Paul me espera -dije para provocarlo y colgué la llamada. Me reí y Paul me miró con entrecerrando los ojos.

  - ¿Divertida conversación? -se acercó a mi.

  - Algo así -dije- Vamos, ya es hora del pastel. -Paul me miró confundido pero sólo asintió.
Caminamos hacia el interior de la casa.

Después de cenar los padres de Paul se fueron a descansar y nos dejaron en la sala conversando. Todd nos acompañó un rato y luego se fue a descansar, el chico había tenido un día muy agitado pero feliz, había pasado su cumpleaños con su hermano, que según lo que vi era para él un ejemplo a seguir. Eran casi media noche cuando decidimos irnos a dormir, Paul nos acompañó al cuarto de invitados donde habían dos camas, en una dormiríamos Raini y yo y en la otra Vanessa quiero corrió a lanzarse a la cama diciendo que estaba demasiado cansada. Por su lado Calum dormiría con Paul en su habitación. Raini y yo conversamos por unos momentos, Raini me contó lo bien que van las cosas entre ella y Tyler. Ellos habían pasado escribiéndose durante todo el día, me sentí realmente feliz por mi amiga, ella merecía a un buen chico a su lado y yo sabia que Tyler era el chico indicado para ella.

En un momento Raini se quedó dormida, yo no podía dormir. Mi mente no paraba de dar vueltas, las palabras de Ross se repetían una y otra vez.

Realmente él piensa que estoy aquí para acostarme con Paul, aunque claro, según él nosotros somos novios.

Decidí salir al jardín, salí de la habitación sin hacer ningún ruido, caminé despacio y atravesé la casa hasta salir al jardín. La noche estaba fría, pero el aire fresco me reconfortaba.

Necesitaba pensar, estaba demasiado confundida. Sabía que seguía enamorada de Ross, pero estaba muy dolida como para siquiera pensar en darle una oportunidad.
Y por otro lado estaba Paul, ese chico maravilloso que no había hecho mas que sacarme sonrisas desde que lo conocí. En ese momento lo que más deseaba era poder darle a Paul la oportunidad que él se merecía, sabía que con él las cosas serías diferentes que como fueron con Ross. Quería poder corresponderle, pero algo en mí me lo impedía, no podía. ¿O si podía?

  - ¿Problemas para dormir? -dijo Paul en voz baja parándose a mi lado y sacándome de mis pensamientos- Te miré por la ventana. -explicó.

  - Hay demasiadas cosas en mi cabeza -dije. Lo miré y él asentió lentamente como si entendiera mi dilema- Pensé que ya estarías dormido.

  - También hay muchas cosas rondado mi cabeza -dijo y me sonrió débil.

  - ¿Te pasa algo? -pregunté preocupada. En el tiempo que llevaba de conocer a Paul nunca lo había visto así, parecía triste, expuesto.

  - Será difícil decir adiós de nuevo -dice con un poco de tristeza en su voz. Estaba triste por dejar a su familia- Nunca te acostumbras a estar lejos de ellos.

  - Paul, sé lo difícil que debe de ser para ti -me planté frente a él y le sonreí.

  - Las cosas en Miamo han salido mejor de lo que esperaba, la academia es genial. Incluso trabajar en el Eleven -hace una pausa- Pero siempre siento como si me faltara algo.

  - ¿Piensas en quedarte? -le pregunté y sentí una punzada de dolor al pensar que Paul se quedaría aquí, lejos de mí.

  - Me gustaría -dice y me mira fijo a los ojos- Pero tengo una razón muy fuerte para volver allá -nos quedamos en silencio por unos segundos sólo mirándonos dejándonos envolver por la tranquilidad de la noche- Tú, Laura. Tú eres mi razón para estar allá -dice finalmente con una voz muy dulce.
Lo miro y le sonrió, estoy segura que estoy sonrojada, puedo sentir como mis mejillas arden. Pero en ese instante dejo todo a un lado, y me centro sólo en él y en mí, había llegado a conocer a Paul muy bien y sabía que estaba siendo sincero conmigo. Él siempre había estado en mis momentos difíciles desde que lo conocí y ahora él me necesitaba, yo lo sabía. Me acerqué más a él y rodee su cuello con mis brazos acercándolo a mi para besarlo. El beso fue lento, sentí como me abrazo por la cintura pegándome más a él.

  - Te quiero -susurró en mis labios y sabia que estaba sonriendo mientras lo decía. Nos besamos nuevamente esta vez el beso fue un poco mas demandante, él mordió levemente mi labio inferior y terminamos con el beso, Paul depositó pequeños besos en mi cara antes de abrir sus ojos para mirarme. - ¿Debo emocionarme acaso? -preguntó mirándome a los ojos, y yo sabía exactamente a lo que se refería con esa pregunta. Quería saber si tendría una oportunidad conmigo. Yo me limite a asentir con la cabeza y sonreirle.
Paul me abrazó y me elevó dándome vueltas en el aire mientras sonreía. Él estaba muy feliz... Y yo también lo estaba.

  - ¿Les vas a decir a tus amigo o prefieres esperar? -me preguntó mientras estábamos recostados en una hamaca, él me rodeaba con su brazo, yo tenía apoyada mi cabeza e su pecho.

  - ¿Tú que quiere?

  - Decirle a todo el mundo que tengo a la mejor chica de todas. -me sonrojé.

  - No veo razón para ocultarlo -dije en voz suave y lo miré a la cara para encontrarlo sonriendo ampliamente.

  - Mi madre va a estar tan feliz -dice- No tienes idea.

  - No sé porque creo que mi mamá estará igual -bromee. Y así nos quedamos por varias horas, sabíamos que debíamos descansar para el largo viaje que los esperaba en la mañana pero con Paul el tiempo pasaba desapercibido, siempre tenía un buen tema para hablar. Siempre sabía que decir para hacerme sonreír.

Por la mañana nos levantamos muy temprano para salir de regreso a Miami. La mamá de Paul nos preparó un delicioso desayuno, lo comimos y conversamos un poco con la madre de Paul. Paul no estaba en la mesa con nosotros, él quiso ir a la tienda con su padre antes de irnos. Él quería un tiempo a solas con su padre.
Estábamos guardando las últimas cosas en el auto antes de partir. Esta vez Calum conduciría de regreso, Paul no había descansado mucho debido a nuestra conversación en la madrugada.

  - Madre, te extrañaré -dijo Paul abrazando a su mamá.

  - Yo también, cariño -Paul enjugó una lágrima que rodó por la mejilla de su mamá.- Cuidate, y por favor piensa lo que te dije sobre ese trabajo que tienes -dijo su mamá con tono serio. Paul sólo asintió.

  - Me encantó conocerla, señora -me acerqué a ella- Espero verla pronto.

  - Me alegra mucho que hayan venido -me dio un pequeño abrazo. Cuando me soltó, Paul se acercó a mi y me agarró la mano- Estoy muy feliz por ustedes -dijo mirándonos con cariño.
Después de que Vanessa, Raini y Calum se despidieran, Paul se acercó a su hermano quien lo abrazo demostrando que no lo quería soltar. Paul le susurró algo y Todd asintió con una sonrisa débil.

  - Las despedidas siempre son difíciles -dijo Calum mientras encendía el auto. Estábamos por empezar el camino de regreso a casa.

  - Siempre lo serán -dijo Paul y miró por la ventana para lanzarle un beso a su mamá y nos fuimos.
Vanessa y Raini habían notado que mi trato con Paul era distinto esta mañana pero no m preguntaron nada, sabía que estaban esperando que estuviéramos solas para bombardearme con muchas preguntas. Yo sería sincera y les contaría todo lo que pasó con Paul, pero eso no me preocupaba. En mi mente solo estaba la idea de regresar a casa, de regresar a la realidad, a mi realidad. Una realidad donde sabía que Ross aparecería en cualquier momento. Ahora que estaba con Paul debía mantenerme alejada de Ross, así que hablaría con él y le exigiría que se alejara de mi, que desapareciera de mi vida así como lo había hecho los meses anteriores.

ARREGLANDO EL CAOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora