Veneno

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Pude ver una luz que me cegaba, una luz que encandilaba, era tan blanca que incluso dolia, y luego la voz de mi mama. Era mas bien el llanto de ella. Sentía que me apretaba la mano pero al ver mi mano solo estaba roja manchada de mi propia sangre.

Cuando por fin la me pude acostumbrar a tal luz, pude ver con claridad una puerta. Así que entre por ahi. La puerta estaba cerrada pero sabia que adentro se encontraba mama, así lo sentía.

Ya no sentía frio. Entre y me sorprendi al verme acostada en una cama de hospital con cobijas blancas, una aguja adherida a mi muñeca y un tubo que entraba por mi boca. Escuchaba a mama llorar y veía a papa recorrer lagrimas por sus mejillas en silencio mientras sobaba el hombro de Megan. El llanto de mi mama se conbinava con el aparato que indicaba mis latidos del corazón. Mientras mas me asustaba la maquina sonaba con "tit-tit" mas rápidos, así que decidí controlarme antes de empeorarlo.

-¿Señor Anderson? -Pregunto un medico y papa asintió sin hablar
-Se le detecto a su hija grandes cantidades de cianuro.
Mama levanto la cabeza y se seco las lagrimas que recorrian sus ojos. Sacudió la cabeza como si quisiera borrar algunas cosas de su mente.
-No comprendo... -Dijo mama, pero puesto que ella era doctora, si comprendía, papa quedo en silencio.
-Su hija fue envenenada, señores. De hecho se le inyectó directamente a la sangre, por eso su hija reacciono de ese modo, escupiendo sangre. Era sangre envenenada. Ya limpiamos su sangre y le inyectamos mas, es un milagro que siga viva. Las muestras dicen que era mucha cantidad lo que fue inyectada ¿Tiene idea de quien pudo envenenar a su hija? - Pregunto el doctor, yo sabia que el tomaba como sospechosos a mis padres. Mis papas negaron conmocionados por la noticia, estaban en shock, mama que estaba sentada se puso pálida y papa quien estaba parado los pies se le doblaron hasta caer sentado en el sofá de invitados. ¿Quien pudo atentar con la vida de su unica hija estando en su propia casa? Yo sabia la respuesta: Azarath.

Mi respiración se agitaba y podía ver como la frecuencia cardíaca iba en aumento.
La noticia también me afecto a mi. Sabia que debía calmarme pero no podía, comencé a combulcionar en la cama y los enfermeros sacaron a mis padres mientras el doctor le daba una indicacion a otro de ellos. Pude ver que inyectaban algo y poco a poco me fui calmando hasta el punto de no poder estar de pie. Me tire al piso hecha un mar de lágrimas. Se que me habían sedado. Aun que estaba fuera de mi cuerpo sentía el gran peso del sedante. Hasta que ya no quise seguir luchando y cerré mis ojos hecha un ovillo en el suelo. 

Cuando desperté ahora lo que me cegaba era obscuridad. Me pare guiandome por una pared. Ya no estaba en el hospital estaba claro. Se prendió un faro. Ahora estaba en un lugar que parecia mas bien un castillo de la edad media. Los faros, que a decir verdad, eran mas como antorchas, se prendieron por todo el pasillo con muros de piedra.

Sabía que me estaba mostrando un camino así que seguí aquellas luces en las paredes. Que me llevaron hasta unas puertas muy grandes se escuchaban dos personas hablando. Estaban discutiendo. Iba a seguir mi camino de regreso ya que no me interesaba en lo mas mínimo quien estaba adentro. Pero escuche que se menciono mi nombre en su discusión 《Haley Anderson 》 pegue mi oreja a la puerta para asegurarme que no había oído mal, pero al parecer la puerta estaba emparejada ya que con solo poner mi oreja en ella, se abrió, era mas liviana de lo que se veía.

Estaban ahí dos hombres y una mujer joven, de unos 25 años, calculo. Me quede quieta sin saber que decir, creyendo en que si pensaba que ellos no me veían, no me verían. Usando mi magia. Pero no funciono.

-Has llegado. -Dijo el mas viejo de ellos.
-¿Quienes son? -Pregunte sin preámbulos.
- Dejame que os presente. -Dijo la muchacha. Su acento era de uno antiguo, en la actualidad su acento ya no se escuchaba mucho por aquí. -El es Mey, el Jadin y yo soy Taiana.
Mey era el mas viejo y Jadin el otro que tenia el cabello negro. No supe que decir.

La Hija Del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora