Tormento

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Alguien toco mi puerta. Era mama, abrí los ojos con pesadez.
-Ya voy mama. -Dije un poco bajo ya que en realidad no tenia ni ganas de hablar. Siempre odie el levantarme temprano.
Toco por segunda ves pero a diferencia de la primera agrego:
-Se te hara tarde para tu primer día. ¡Que emoción! -Chillo desde el otro lado de la puerta.
-Ya voy mama. -Repeti mientras me sentaba en mi cama y me tallaba los ojos para acostumbrarme a la luz. Por fin decidí pararme y abrir la puerta.
Siempre la cerraba con botón, desde que tengo memoria que ha decir verdad fue el año pasado y unos pocos recuerdos del antepasado. Hace unas semanas había sido mi quinto cumpleaños y entraría a preescolar. Solo era un año de preescolar y después me pasaban a primaria. La escuela nunca me hizo mucha ilusión.

Y ahí estaba mama con su traje de trabajo. Bien peinada como siempre. Ella decía que para mi edad era una persona bastante madura y que desde muy pequeña podía comprender las cosas. La verdad no tengo muchos recuerdos de eso. Apenas unos cuantos del año pasado cuando aun tenia 4 años.
-¿Que haces? No te dije que programaras tu alarma. Se te hará tarde para tu primer día. Lo que es peor se me hará tarde a mi para el trabajo. No puedo esperarte. Tendrás que tomar camión tu lonche esta en la barra. Adios Haley. -Se despidió de mi con un beso en la frente.

No podía hablar en serio, carajo solo tengo 5 años como se supone que tomaría el camión yo sola no se como hacerlo. La vi bajar por la escalera y yo me quede atónita en la puerta de mi cuarto cuando pude reaccionar escuche como la puerta principal se cerraba. Corri para asomarme a las escaleras. Y ahí estaba ella.
-Solo bromeo, dulzura. No me podría perder tu primer día de escuela. Pedí permiso de entrar tarde. Pero date prisa cariño o se te hara tarde. -Me grito desde abajo con una pequeña sonrisa burlona por ver mi cara de preocupación.

Solté un bufido y entre a mi cuarto para cambiar mi pijama por una falda, una blusa, un pequeño suéter, calcetas altas y zapatos de piso. Me hice dos coletas y les amarre un liston negro a cada una. Desde que tengo cuatro me peino yo sola. Mama insiste que ella quiere peinarme pues dice que ya no me siente como una bebe. Pero por Dios, solo tengo cinco años. No puede decir que ya no soy su bebe. Yo seré su bebe por siempre.

Tome mi pequeña mochila que contenia un cuaderno y un lapicero, mi lonche que estaba en una bolsa de papel café y salí hacia el carro. Mamá ya estaba ahí esperándome.

-Dios mio, Haley cuanto te tardas. ¿Estas lista ya bebe? - Pregunto con dulzura.
Las cosas que me preguntaba pareciera que estaba molesta pero no era asi. Siempre era dulce conmigo con un tono muy amable. Mi relación con ella era mucho mejor que la de mi padre. No se por que pero el solo buscaba una razón por la cual regañarme, no me mal entiendan, lo quiero mucho y tenemos ratos en los que nos llevamos bien, pero mi madre dice que su carácter es como el mio y por eso no nos llevamos tan bien. Pero el siempre esta: Haley, ayuda a tu madre; Haley, necesito que hagas bien las cosas; Haley, puedes prestarme atención por tan solo un segundo; Haley esto, Haley lo otro. Siempre tenia yo la culpa, siempre. Como sea, aun así lo quiero mucho.

-Perdón por tardar. La verdad es que no tengo opción ¿o si?- Pregunte rogando que me dejara faltar a la escuela.
-No te disculpes, y sabes que no, no tienes opción, tienes que ir. -dijo con seriedad pero con su tono dulce de siempre.
-Pero mama... tu sabes que no soy buena hablando con extraños y soy nueva y no conozco a nadie en ese lugar y yo... -Me queje pero me interrumpi sin saber que mas decirle.
-Pero nada, te ira bien. Por eso yo voy a dejarte hoy. Mañana sera el camión escolar el que pase por ti.
-Gracias por llevarme hoy mama. -Dije y prendió el carro para por fin llevarme a la escuela.
-No agradezcas, no es nada. Te asuste ¿eh?- Dijo con una sonrisa en la cara sin perder de vista el frente.
-Vaya que si, no es gracioso mamá, borra esa sonrisa. -bromee con una sonrisa también en la cara.
-¿En serio? ¿y por que sonries? Niña metirosa. - Me veía por el espejo retrovisor.
-Megan, los ojos al frente. Conductora irresponsable. -La llame por su nombre con ella podía hacer bromas así sin que se enojara.

La Hija Del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora