Prólogo

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Instinto de Caza: "Cómame señor lobo" es la primera entrega de la saga "Instinto de Caza"

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Instinto de Caza: "Cómame señor lobo" es la primera entrega de la saga "Instinto de Caza". Cada entrega es auto-concluyente.

Realmente existe una diferencia entre la escuela, la educación media y la preparatoria.

En la escuela, ser una niña de once años agresiva, mandona y que intimida a la gran mayoría de la escuela no era algo tan estrambótico. Ella no era parte de los matones de la escuela, no pedía dinero a nadie, sus burlas y maltratos no eran excesivos, estaba fielmente equilibrada para tener a las personas alejadas pero sin ser una verdadera abusiva. Le gustaba estar así, manteniendo distanciamiento y sintiendo que el único contacto que valía la pena era el de su mejor amiga. Así, mientras el resto seguía su vida, ella podía estar segura y no ser lastimada, Así, podía mantener a buen recaudo a ese yo femenino, soñador, romántico, que se encontraba lo suficientemente oculto y protegido por grandes defensas. Además, la agresiva Pataki y la dulce Helga eran la misma persona, pero no por ello debía mostrar su delicado ser a cualquier persona ¿No?

Eso en la escuela.

Pero en la educación media, sintió una fuerte alerta, como si su instinto le hubiese gritado que era mejor salir corriendo en la dirección contraria y mantenerse muy alejada de esa etapa de desarrollo personal. Los jóvenes de once a catorce años eran algo completamente diferente a los niños de la escuela. Las bromas no eran lo mismo y su perfecto equilibrio se vio alterado rápidamente. Porque desde que comienza la educación media, los estudiantes tienden a clasificar a las otras personas. Ellos necesitan ponerle letreros a cada individuo para poder entenderlos, encasillaros en estrictas ideas y mantenerlos ahí. Nadie podía ser gris, solo había negro y blanco. Pero no era su culpa, era una época de confusión, los jóvenes tienen que hacerlo, para ponerle un poco de control al caos en el que vivían. Porque nadie podía ser una mezcla de cosas. Eso no se podía clasificar aun cuando en el futuro, con la madurez de su lado, dijeran que eran un poco de todo. Patrañas. En la educación media no existe algo así. Porque existían los populares, los deportistas, los raros, los músicos, los abusivos, los artistas, los intelectuales. Por esa misma razón, simplemente no podía haber todo eso y Helga, la no tan abusiva y no tan intelectual pero deportista y curiosamente algo artística Helga. No podía haber zonas grises.

Así que no fue de extrañarse que ocurriese su tormento.

Al menor desliz fue clasificada como una abusiva, su agresividad fue tomada de la peor manera y rápidamente fue juntada con los chicos que metían la cara de otros en el retrete y las chicas que avergonzaban a otras que no les rendían pleitesía. A Helga eso no le hubiese importado en realidad, dado que en su pasado siempre parecía intocable a los chismes, pero sin Phoebe a su lado para explicarle al resto la situación, la gente se comenzó a distanciar y entre ellos Arnold. Nadie quería a los abusivos. Y eso no podía permitirlo. No cuando habían avanzado tanto en su relación con el chico. Así que tuvo que controlarse, medirse y distanciarse, aislarse y dedicarse a la lectura. No provocaba a nadie pero tampoco era amable con la gente a su alrededor. Mantener un perfil bajo. Mantener las alarmas bajas y pasar desapercibida a toda costa. Un fuerte campo protector se desarrolló a su alrededor y nadie podía acercarse. Antes de terminar la educación media, había pasado de abusiva a un bicho raro al que todo el mundo prefería ignorar. Por lo menos eso no era tan malo, la gente dejaba de estar tan alterada y no tenían ninguna opinión negativa de ella. En realidad, no tenían opinión de Helga Pataki, punto.

Cómame señor lobo «Hey Arnold!»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora