[1]: "Dices que estás bien".

1.5K 86 17
                                    


   ¿Quién pensaba que vivir en Corea sería cosa fácil? Scarlett lleva aproximadamente tres años en el mismo apartamento, en el mismo trabajo, siguiendo una aburrida y cotidiana rutina, la misma rutina.

   Ya habían pasado varios años con esa actual vida, antes se dedicaba a hacer coreografías, pero una lesión en el tobillo no la dejó continuar por mucho tiempo. Renunció a todo aquellos que amaba por obligación y prefirió un trabajo con menos esfuerzo físico, cosa que, fue mala idea.

   ¿De pasar a ser coreógrafa a oficinista? Esto la estaba empezando a hartar.

   A Scarlett le parecía odioso estar horas y horas sentada sobre un escritorio, solo escribiendo, atendiendo llamadas y tecleando en ese reducido espacio, eso no tenía nada de bueno, terminaba llevando todo el papeleo a casa, y aún así no lo terminaba, solo terminaba en el mismo círculo, al final solo acababa frustrada de nuevo.

   A veces solo quería ir con su jefe y darle una buena golpiza, pero, después recordaba que tenía que trabajar en dos empleos diferentes solo para completar la renta de su apartamento, sí, tirando el dinero a la basura.

   Pero a veces, en esos pequeños momentos de calma, en esas noches tranquilas, en el trayecto al trabajo o simplemente cuando vagaba en su mente, meditaba sobre qué rayos hacía con su vida.

   Nunca llegaba a una conclusión, a un qué hacer o cómo cambiar esa rutina, nunca encontraba una solución, algo cansada de perderse en su mente en lo que revisaba un archivo, solo dejó de lado su pluma, con sus manos se impulsó hacía atrás, y dio vuelta en su silla giratoria, hasta que, Minho, su compañero de trabajo, le avisó que el jefe deseaba verla y también le dijo que no parecía de buen humor.

—  Scarlett, llegas a tiempo, cosa que casi no pasa —Al parecer el jefe estaba de mal humor para ella, pero sí para sus chistes malos, a veces Scarlett tenía tantas ganas de responderle de manera grosera, subirse a su escritorio y darle una buena patada, pero recordaba que se quedaba sin empleo y mejor no decía nada, calladita se ve mas bonita ¿No?

— Disculpe si en otras ocasiones demoraba demasiado en llegar al trabajo, no tengo auto y justo en esas horas el horario es más pesado... —Ella una pequeña reverencia en forma de disculpa y una vez ergida de nuevo, le miró.—  ¿Para qué me llamaba, señor?

— Bueno, seré sincero...

   Aquel hombre se recargó en su elegante silla de color negro, con la poca luz que entraba por la ventana, su jefe parecía un villano sacado de cualquier videojuego, Scarlett solo se sentía intimidada por su presencia, ya sospechaba lo que pasaría.

— Sé que tienes dos empleos, sé que eso es cansado, pero, no puedo permitir que llegues tarde conmigo, además de que tú rendimiento es demasiado bajo, poco a poco llevas más trabajo a casa... —Aquel tipo solo soltó un suspiro, cosa que Scarlett aprovechó para tomar la palabra.

— ¡Lo sé! Y también sé que está enterado de mí situación, pero aún así, por favor.

   Nunca pensó que llegaría a rogar por un empleo, al menos, no tan pronto.

— Lo siento mucho, no puedes seguir aquí, toma tus cosas y puedes retirarte —Con un tono de total control la echó de allí.

— Pero —Titubeó al hablar.

— Fuera de mí oficina señorita.

   «Con este hombre es imposible». Algo enojada salió de allí, pero pronto se sintió completamente deprimida, no sabía que debía de hacer, ese era el empleo que más dinero le pagaba, necesitaba un nuevo trabajo.

Mɪᴇɴᴛᴇs ᴛᴀɴ ʙɪᴇɴ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora