Capítulo 13

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Pasada una semana desde el incidente, Anko fue dada de alta del hospital de Kirigakure. Cuando se presentó en la sala de reuniones donde habían trabajado en los detalles de la misión desde que llegaron a la Aldea de la Niebla, todos los presentes la miraron fijamente pero todos de distintas formas. Gai y Kakashi como si les diera mucho gusto verla de regreso. Kurenai la miraba apenada. Mei y Ao analizaban cada uno de sus movimientos, sobre todo el ninja de cabello azul. Chōjūrō la veía con un poco de miedo.

Anko fue a ocupar su asiento, el que había usado en sus primeros días en Kirigakure, ignorando lo que hacían los demás. Para evitar las miradas de todos, abrió la carpeta que había frente a ella, intentando distraerse con cosas más importantes. El contenido de ese folder eran las novedades acerca de la misión y búsqueda de Orochimaru, casi todo trataba sobre lo que le pasó en el bosque y en el hospital. Sacudiendo la cabeza de un lado a otro y resistiéndose a aceptar que los datos sobre la misión eran tan pobres de información, se levantó de su asiento, captando aún más la atención de sus compañeros. Sin importar lo que pensaran los demás, sobre todo la Mizukage, salió de la sala.

Cuando llevaba varios metros recorridos hacia las escaleras, escuchó una voz a su espalda que la hizo detenerse. La sorpresa que había producido esa voz en ella pronto se convirtió en una molestia. ¿Acaso Kurenai no había entendido nada de lo que Anko pidió?

― ¿Qué quieres, Kurenai? ―preguntó la Mitarashi verdaderamente enojada.

― ¿A dónde vas? ―a diferencia de Anko, Kurenai estaba muy preocupada por ella. Al menos así lo percibía la Yūhi.

―Voy a buscar a Orochimaru por mi cuenta.

― ¿No te has dado cuenta de todo el daño que te ha hecho y aun así, irás a buscarlo tú sola?

Anko recordó todo lo que le había sucedido desde la falta de recuerdos de la niñez y el tiempo que estuvo al lado de Orochimaru, hasta lo que Kakashi le había contado sobre el incidente en el hospital con Kurenai. Orochimaru la había dañado bastante durante toda su vida y, aunque muchos pensaron que es una razón para alejarse de él, para ella es todo lo contrario. Entre más pistas encontrara que la llevaran hacia su sensei, más cerca estaría de enfrentarlo y derrotarlo, cómo siempre había soñado.

―Soy consciente del daño que me ha hecho―dijo Anko con frialdad―, y esa es una razón para acercarme a él.

―Pero, ¿por qué no me explicas nada desde que fuiste internada en el hospital cuando antes eras muy abierta conmigo? ―Kurenai estaba desesperada por no saber nada de Anko y no se conformaba con lo que le decían los demás. Quería escucharlo de la mismísima boca de Anko Mitarashi.

―Antes creía que tú me protegías de mis demonios, de mi pasado―el tono cálido de la voz de Anko sorprendió a Kurenai. Tenía un buen tiempo de no escucharla hablar de esa forma―, y que tú me dirigieras una mirada bastaba para eso. Ahora, con lo que pasó últimamente, me corresponde protegerte. No quiero enterarme un día de que no estás y que sea por mi culpa. Tú y Kakashi son las personas más importantes en mi vida y por eso, voy a protegerlos a toda costa. No permitiré que Orochimaru les ponga un solo dedo encima.

Una lágrima resbaló por la mejilla de Kurenai.

―Las cosas me han salido muy mal en la vida. Nunca tuve padres, mi sensei me abandonó, nunca fui muy buena estudiante, no pude matar a Orochimaru en el Bosque de la Muerte y por eso, el Tercer Hokage está muerto, y ahora esto que está pasando, en donde las dos personas que más me importan están en peligro inminente. No quiero cometer otro error, ya he tenido suficientes y de gran precio.

Anko se giró para ver a Kurenai por primera vez y, al verla llorando, su corazón comenzó a romperse.

―Hago lo que hago porque los amo.

En menos de un segundo Anko apareció frente a Kurenai, tan sólo separadas por unos centímetros. La Tokubetsu Jōnin tomó el rostro de la Yūhi y acercó sus labios a los suyos. Fue un beso profundo y largo, lleno de sentimientos nunca antes expresados, como si fuera a ser el último, explorando cada centímetro de sus bocas. Mientras se besaban, el cuello de Anko comenzó a dolerle y, lamentándose, se separó de Kurenai. Tenía que irse.

Kurenai vio a Anko alejarse con paso apresurado por el pasillo. Quería seguirla, pero las palabras que le dirigió la dejaron clavada en el suelo, asimilando cada una de ellas, tratando de entender a la mujer de cabello violeta.

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Hola a todos, disculpen la tardanza con el capítulo pero tuve algunas cosas que hacer y cuando por fin iba a publicar, falleció un amigo muy especial para mí y no me sentía con ánimos de hacer mucho.

En el siguiente capítulo: Anko se encuentra con quien más ansiaba.

Espero que les haya gustado el capítulo, nos leemos pronto.

Protect Me (Anko x Kurenai)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora