Capítulo 14

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Los días siguientes transcurrieron con tranquilidad, demasiada tranquilidad diría yo. Todos hacían labores para la comunidad, con gran altruismo. Yo colaboraba en todo lo que podía, aunque las actividades que organizaban llegaban a parecerme aburridas.

En todos esos días, no tuve la oportunidad de hablar a solas con Bradley, solo me saludaba desde lejos y  luego se iba con sus nuevos amigos. Realmente, me fastidiaba la idea de que se hubiera olvidado de mí tan rápido, pero otras veces pensaba que no lo hacía por elección.

Irma nos llevó a mí y a Cassie a una colina que se encontraba detrás del campamento. Traía una cesta de mimbre consigo, la cual depositó en el suelo.

— He aquí mi propuesta de hacer algo diferente. — Dijo con emoción. — Admito que estos días han sido bastante monótonos, pero aún estamos a tiempo de hacer algo divertido.

Cassie me miró riendo. Se sentó en la desgastada hierba y añadió:

— Irma, creo que tu significado de divertido es diferente al mío. — Dijo sarcásticamente. — Sabemos de antemano que nos has preparado un picnic.

El sol brillaba tanto que el pelirrojo pelo de Irma se aclaró hasta convertirlo en un suave naranja. Esta cruzó sus brazos mientras nos miraba con una mirada atrevida:

— Veo que sois listas. — Dijo agachándose para abrir la cesta. — Os he traído sándwiches vegetales que yo misma he preparado.

— No sé de dónde sacas el tiempo para hacer todo esto. — Dije alegremente. El buen clima me subía el ánimo.

Pasamos el resto de la mañana en un ambiente muy sereno. Disfrutaba la compañía de mis dos amigas, con ellas podía ser yo misma. Con Hayley siempre tenía que estar a su altura y soportar todas sus críticas.

— Me enseñaron a odiar al gobierno. — Dijo Irma de repente. — Sus ideas tan descabelladas y horrorosas, yo siempre debía estar en contra.

Miré confundida a Cassie, quién parecía inquieta.

— Irma, sabes que has actuado bien. No tienes de que preocuparte. — Dijo con aire persuasivo. Irma se quedó mirando al horizonte, dudosa.

— A veces pienso que he estado luchando por algo que nunca he conseguido. — Dijo Irma con la mirada triste, parecía que estuviera a punto de llorar.

Me levanté del suelo y fui hasta dónde estaba Irma. Toqué su hombro para que se girara, y le dije:

— El poder de las personas está en la voluntad con la que realizan sus actos. — Dije sujetándola por los hombros. Ella levantó la mirada hasta encontrarse con mis ojos. — Mi madre siempre me decía que el verdadero éxito está en intentarlo. Puede que no hayáis conseguido que la Tierra volviera a tener la prosperidad que solía tener, pero por lo menos no os rendisteis.

Aparté la vista de Irma para mirar también a Cassie, también se lo decía a ella. Se lo decía a todas las personas que pertenecían a esta comunidad.

Las tres nos fundimos en un amistoso abrazo, que sobre todo, transmitía apoyo. Cuando nos separamos, vimos a una figura que corría hacia dónde estábamos.

— ¡Chicas! — Gritó Dylan desde abajo de la colina. — ¡Os he estado buscando por todas partes!

Parecía estar histérico, tenía que pararse para poder recuperar el ritmo de su respiración.

— Pues ya nos has encontrado. — Dijo Cassie sarcásticamente mientras bajábamos de la colina.

— Tú. - Dijo Dylan señalándome. — Te vienes conmigo.

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