Capítulo 4

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"Por las noches buscaba tu alma,

solo encontré tu recuerdo.

En tu recuerdo encontré tu risa,

tan sospechosa de sí misma.

Nunca deserté al hecho de una compañía

hasta que extrañé la tuya."

Mi cabeza daba tumbos, me desperté con la voz muy ronca sin recordar nada en absoluto. Entonces miré el escenario en el que me encontraba. Examiné el lugar, y pronto caí en que lo único que había era nada.

En cuanto recordé lo sucedido, sentí como mi corazón se partía en dos. No solía llorar, pero en esos momentos todo el dolor que sentía sólo podía expresarlo con mis llantos.

Me sentía sola, abandonada, pérdida...Sentía miles de cosas pero lo peor de todo es que no podía hacer nada para evitarlas. Todos estarían ahora sobrevolando mi cabeza a una velocidad similar a la de la luz.

En ese momento me acordé de Ivy. Empecé a echarla de menos, a extrañarla, y sentí que mi alma se volvía hueca. La necesitaba aquí, a mi lado. Cantándome una de sus canciones, sacándome una sonrisa, simplemente necesitaba estar con ella.  Pero ella ya no estaba.

— ¡Maldito seas! ¡Me has quitado lo que más amaba! ¡Ahora estoy sola y solo me acompaña mi soledad! — Me levanté, gritando hacia el cielo. ¿A quién estaba realmente culpando? En ese momento me sentí tan sola que sabía perfectamente que nadie me estaba escuchando. A la única a la que podía culpar era a mi mala suerte.

Mi primer día sola pasó muy lento, me sentía totalmente abatida y no sabía qué hacer. Pasé la mayor parte del tiempo en mi antigua casa, aunque me traía todavía más recuerdos y no era de especial ayuda.

Salí a dar un paseo, vagando por mi solitaria ciudad. Edificios descuidados, casas abandonadas...todo parecía tan muerto e inanimado.

Me dirigí a la playa. Estuve unos instantes mirando al mar. Paz y tranquilidad acompañadas de melancolía.

Me quité los zapatos y sumergí mis pies dentro del agua. Un pequeño escalofrío recorrió mi espalda, el agua estaba más fría de lo normal.

Me levanté y fui adentrándome dentro del sereno mar. Me remangué un poco los pantalones, y mientras iba caminando, algo me golpeó la pierna.

Hice una mueca de dolor, ¿que había sido el causante del golpe?

Miré a mí alrededor y solo encontré una botella. Pero era extraña, un tipo de botella que nunca había visto. Toqué cuidadosamente el material del que estaba hecho, y pude distinguir ¿vidrio? ¿Una botella de vidrio? ¿Es que eso sigue existiendo?

Saqué el tapón, y aunque a simple vista parecía que no había nada dentro, vi un pequeño trozo de papel. ¡Un papel! 

Lo abrí, y con una caligrafía muy poco cuidada, pude leer el siguiente mensaje:

"La vida es como una planta, cuanto menos la cuidas, más se estropea"

— Alguien que necesita reflexionar.

Decepcionada, tiré el papel al agua y analicé la forma en la que se iba mojando y más tarde deshaciendo. Realmente no sabía que esperar de esa nota, tal vez creía que alguien me iba a decir: "Lisbeth, era broma, te estamos esperando aquí en Beltry. ¿Cómo nos íbamos a ir sin ti?". Pero no, sólo la estúpida reflexión de un estúpido filósofo en una estúpida botella de vidrio.

Salí del agua y volví a sentarme en la arena, con la botella todavía en mi mano. En esos momentos meditaba qué hacer con ella.

Cómo estaba anocheciendo, me puse otra vez los zapatos y volví a la ciudad. Decidí que lo mejor sería pasar la noche en mi casa, aunque teniendo en cuenta que era la única habitante de la ciudad, podría dormir en cualquier lugar sin que nadie me lo impidiera.

— Buenas noches mamá, buenas noches papá, buenas noches Troy, buenas noches Ivy, os quiero. — Dije en voz alta, tendida en mi antigua cama mirando al techo.

Esa iba a ser la primera noche, e iba a ser una auténtica tragedia.

"¡Lisbeth! ¡No me dejes! ¡Lisbeth vuelve!" Ivy apareció en mis pesadillas gritando mi nombre.

— ¡Ivy! — Me desperté sudando, gritando exhausta. Las lágrimas empezaron a brotar por mi mejilla. Golpée fuertemente el colchón con los dos puños al darme cuenta de lo estúpida que había sido al creer que esa voz fuera real. Estaba claro que sólo era una pesadilla, una de las muchas que iban a venir.

Miré por la ventana y me di cuenta de que estaba a punto de amanecer. "Mi primer amanecer estando sola". Me aparté y me quedé sentada en el colchón contemplando de nuevo la botella.

Era un objeto que captaba demasiado mi atención, se trataba de una antiquísima botella hecha de vidrio, no había visto una en mi vida porque ahora todas eran de plástico.

Meditando sobre este asunto, se iluminaron mis ideas.

— ¡Lo tengo! — Grité, feliz, mientras salía de mi cuarto. Creo que esto de estar sola va a provocar que acabe hablando sola.

Busqué en cada rincón de mi vacía casa papel o algo semejante, pero al final solo encontré un folleto de propaganda blanco. Corté con la mano un trozo pequeño y en el escribí con el bolígrafo que había usado en la Despedida:

 "Estas son las memorias de Lisbeth Carrington, la chica que quedó abandonada en Tierra por un golpe de mala suerte. Espero terminar estas memorias conservando la cordura, si no lo consigo, solo quiero decir que echo mucho de menos a mis dos hermanos pequeños, Troy y Ivy, y también a mis padres, Robert y Diana"


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