Capítulo 13

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Irma movió su mano hacia abajo para que bajara el volumen de mi voz. Me sentía realmente aturdida.

Cassie cerró suavemente la puerta de la sala, procurando hacer el menor ruido posible. Una vez estuvimos las tres dentro, ellas empezaron a reírse.

— Bienvenida a la sala de control. — Dijo Irma señalando con los brazos a los ordenadores. — Los líderes tienen acceso a Internet gracias a todos estos cacharros.

Entre la completa oscuridad en la que nos encontrábamos, sólo nos iluminaban las pequeñas bombillas procedentes de las máquinas. Cassie encendió la linterna que había usado antes en la tienda, y con ella señaló un rincón dónde había varias sillas.

— Cogedlas. No pienso estar de pie todo el rato. — Dijo con cierta arrogancia.

Cómo si de su esclava se tratara, Irma se acercó al lugar dónde estaban las sillas y cogió tres de ellas. Nos sentamos delante de la mesa de control, dónde había un enorme ordenador.

— Esto antes era una antigua base nuclear, por lo que todavía quedan restos de la central. — Explicó Cassie mientras intentaba encender los interruptores.

Irma miraba confusa a su amiga mientras esta intentaba conectar los dispositivos. Parecía no entender el proceso que estaba llevando a cabo.

— Deberías poner el cable azul en la segunda ranura. — Dije señalando con el foco de la linterna. — Parece que los estés mezclando.

Cassie me miró durante unos segundos con cierto reproche, pero dejo de hacerlo para conectar los cables de la forma que le había aconsejado. Se apartó su rizado pelo de la cara para poder ver mejor, y cuando terminó, volvió a mirarme diciendo:

— Perdóneme señora, pero a oscuras y con solo una linterna iluminándome confundo el azul con el negro. — Dijo bastante mosqueada.

Sinceramente, me sorprendía mucho la bipolaridad de Cassie. En algunos momentos era una persona muy habladora y simpática, pero en otros podía llegar a ser una completa arrogante que solo quería tener la razón.

No me molesté en seguir su juego de miradas asesinas, me parecía una total pérdida de tiempo suponiendo que somos amigas.

— Vamos, vamos, ¡paz y amor! — Dijo Irma irónicamente mientras formaba una V con los dedos índice y corazón.

Las tres reímos con el comentario. De repente, una fuerte luz apareció en el monitor del ordenador. Cassie había conseguido ponerlo en marcha.

— ¿Por qué lo desconectan? — Pregunté con curiosidad. — Si lo usan para tener acceso a la red, ¿no sería más fácil que lo dejaran siempre enchufado?

— Sí, pero lo hacen porque se supone que no todos tienen permitido hacer lo que estamos haciendo. — Dijo Cassie con una voz misteriosa. — Por eso lo desenchufan, porque muy pocos saben ponerlo otra vez en marcha.

— ¿Y cómo es que tú sabes hacerlo? — Pregunté con tono acusador. Aunque en realidad, mi propósito no era acusar a nadie. — ¿No se supone que vosotros estáis en contra de la tecnología?

Cassie rió para sus adentros durante varios segundos. Se llevó la palma de la mano a la frente y dijo sonriendo:

— Como ya sabes, mis padres no pertenecen a esta asociación. — Dijo retirando un oscuro rizo que amenazaba con taparle el ojo. — Mi padre trabajaba en la construcción de ordenadores y dispositivos electrónicos, y antes de que perdiera la relación con él, me enseñaba ciertas cosas sobre informática.

Pude detectar el orgullo que apareció en su rostro al acabar de hablar. Unos conocimientos como los suyos no los tenía cualquiera en ese lugar, y supongo que eso debía de ser todo un mérito para ella.

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