Capítulo 19

303 29 9
                                    

Una sensación muy extraña surgió dentro de mí. Era como si cientos de miles de criaturas aladas flotaran en mi interior. Jamás había experimentado esa sensación antes. Cuando Sean me besó, sentí frío corriendo por mis venas. Esta vez, sin embargo, sentí como si todo mi ser echaba a volar.

¿Cómo se debería llamar esto? Mi mente propuso la palabra "Amor", pero yo estaba demasiado ocupada disfrutando del momento como para plantearme que era lo que sentía.

Los cálidos labios de Bradley empezaron a despegarse lentamente de los míos. Maldita sea, ¡quería que fuera eterno! Se me quedó mirando esperando una respuesta, pero las palabras no me salían.  Todavía estaba asimilando lo que me acababa de pasar. Y apenas podía creerlo.

Él me miró riéndose de mi expresión ya que todavía era incapaz de reaccionar.

— Parece que no te lo esperabas. — Dijo riendo.

— Pues si te soy sincera no me lo esperaba para nada. — Dije saliendo de mis pensamientos. — Pero eso no significa que me haya disgustado.

Una pequeña sonrisa apareció en su rostro. Pude notar el rubor en sus mejillas, ¿había conseguido ruborizar a Bradley Fellow?

— Tus ojos se ven preciosos de noche. — Dijo apuntando hacia ellos con la mirada. —  Parecen dos lunas de color azul. 

— Toda luna necesita su sol. — Dije sin parar de mirarle. Tenía que admitir que su sonrisa me atrapaba.

— Tú eres la única razón por la que mi vida sigue teniendo algo de sentido. — Confesó con los ojos húmedos.

— No digas eso, no es verdad. — Le reprimí. — Has sido una persona muy importante para toda esa gente. Dylan me contó que te otorgaron un puesto muy privilegiado dentro de la asociación.

— La política no es lo mío. — Admitió cabizbajo. — Nunca me ha gustado, sólo me hice socio porque pensaba que sería una forma de aportar mi grano de arena para salvar la Tierra. Pero empezaron a meterme en asuntos que no me interesaban en absoluto.

— Cómo el plan que tienen ahora entre manos. — Dije alzando una ceja.

— Exactamente. Yo no quiero tener nada que ver con eso. — Parecía preocupado. — Esas personas son pacíficas, te lo juro. Toda la culpa la tienen los representantes. Erika y todos sus compañeros. No hacen más que planear sus propios planes contando con los demás pero sin pedirles permiso.

— Hay que pararles. — Dije sin dudar. — No voy a permitir que mueran tantísimas personas inocentes. Se creen que la culpa de que la Tierra dejara de ser próspera es de los que van a bordo de esas naves. Pero no es así, todo ha sido una lenta y larga evolución que ha llevado a la catástrofe.

— Beth, si te soy sincero, no sé cómo va a acabar todo esto. — Me dijo haciendo grandes esfuerzos por abrir los ojos. Era muy tarde y empezaba a tener sueño. — No tenemos un plan bien trazado, no sabemos cómo va a reaccionar la gente y lo más importante: no sabemos si se van a poner de nuestra parte.

— Me gusta improvisar. — Dije con una breve risa. — Ahora lo importante es llevar a Irma junto a sus padres.

— Tendría que haber sido más madura. — Dijo con dureza. — Todos renunciamos a cosas al fugarnos, ella tendría que haber hecho lo mismo. Podría haber sido más fuerte.

— Ya están las cosas decididas. — Dije acariciando su mano suavemente con la punta de mis dedos. — Si eso es lo que hará que deje de quejarse, pues hagámoslo.

Él atrapó mi mano y le dio un breve beso. A continuación, se levantó y dijo sin dejar de mirarme:

— No he conocido a persona tan entrañable y peculiar como tú. Buenas noches, Beth. — Se marchó por dónde había venido, dejándome un poco chafada sin su compañía. En ese pequeño instante me di cuenta de lo importante que me suponía su presencia.

OuterSpace ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora