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capítulo xxi. los pecadores pagarán
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El pantano de Nueva Orleans se extendía ante ellos: vasto e inmenso, feroz y pacífico. Sobre ellos, una lluvia inesperada caía con fuerza y traía consigo corrientes de viento que les hacían temblar. El sol que los acompañó desde muy temprana en la mañana se desvaneció en la masa de nubes grises oscuras.
Su desconexión con la gente de la ciudad les impendía saber sí podían estar calmados ante el cambio de clima tan brusco, fue así que mientras sus pasos se ralentizaban debido a la tempestad, sus sentidos se incrementaban. De una manera rápida Andrea creó cuatro cuadrantes de seguridad, dividiéndoles en equipos de cuatro personas para advertir en cualquier punto donde Dahlia pudiese venir.
Porque sí.
Así como sentía la lluvia chocar contra su piel, el viento calar en sus huesos, Andrea sentía que el obstáculo era obra de la bruja oscura, porque después de todo, no había otra explicación. Así que mientras caminaba experimentado una paranoia como nunca antes la sintió, formó un plan que en su mente probaba ser perfecto: dividir al grupo en dos en orden de priorizar a Hayley y a Hope no parecía sonar tan descabellado.
—No —la insistente negativa de Jackson le hizo a Andrea suspirar al tiempo que apartaba mechones de su cabello de su rostro—. No voy a dejarte sola, An. No es una opción.
— ¿Tienes una mejor idea, entonces? —le instó a hablar. Su propósito no era sonar arisca, sin embargo, así había sonado. Quizás se debía al cúmulo de situaciones, y Jackson pareció entenderlo también porque lo dejo pasar.
—Todavía no...
—No tenemos tiempo, Jackson. Mientras el tiempo pasa y seguimos aquí, también está Dahlia. No sabemos lo que está pasando en la ciudad, básicamente estamos a oscuras. Sí Dahlia nos encuentra a todos juntos, nos mata. No voy a tomar ese riesgo.
—Sacrificarte a ti y a otros tampoco es un riesgo que pienso tomar, Andrea —apostilló con su mirada clavada en ella y tono fuerte—. Estamos todos juntos en esto o no. Es sencillo.
Andrea cruzó los brazos bajo su pecho. Se mordió la lengua para evitar soltar una respuesta que, era muy probable, a Jackson no le gustará. Ella sabía que Jackson podía entenderle con su duelo, empero eso no le daba derecho a actuar hostil hacia él. Él era un buen líder e incluso aún más mejor amigo, sea lo que sea que Andrea quisiese decir en ese momento se lo tragó porque después de todo, sus palabras estaban siendo alimentadas por el dolor e ira, pero por sobre todo porque serían injustas para él. Y Andrea quería evitar ser injusta con él a toda costa, le apreciaba demasiado para ello.