Cinco - Boyfriend

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-¿Por qué me llamaste 'cariño'?- le inquirí con molestia al llegar a la cafetería.

-Para que esas chicas se alejaran de mí- dijo, mirándome, yo en cambio no lo veía, pero sabía que me miraba.

-Pues, no vuelvas a hacerlo- dije, formándome en la fila de la comida.

-Entonces ponte en mi lugar, todas esas muchachas poniendo sus tetas a menos de cinco centímetros de mi cara, esos homosexuales pegando sus cuerpos a mi espalda, no soy una persona que discrimine, pero eso no me agrada- dijo asustado y yo solté una risita.

-Que mal, a veces ser un ángel no te da tantos privilegios.

-Oh, pero tú serás mi novia...

Mi cara pasó de estar con una sonrisa a tener una mueca y el tic volvió a mi ojo.

-¿Qué..yo- mi respiración se aceleraba.

- Sí - acerco su rostro, pegando los labios a mi oreja- ¿no puedes con un ángel, eh preciosa?- susurró, causandome un escalofrío. Su voz era realmente sensual...

-Pero yo no quiero- le susurré enojada.

-Y a mí no me importa- habló, tomando dos bandejas para entregarme una.

-Agh, eres un pesado- dije irritada.

¿Yo su novia?, ¡ja!, prefiero ahogarme con mi propia lengua.Bien, el tipo esta como quiere, pero su actitud es...¿como decirlo?, ¡ah si!, es la de un engreído. Y no me vengan con sus reproches de "está buenísimo", "¿cómo piensas eso de dejarlo?". Aún así no puedo dejarlo, ya que él tiene razón, debe ser horrible eso de que personas desconocidas te peguen sus partes íntimas en el cuerpo. No me a pasado nunca, pero no debo experimentarlo para saber como se siente.

-Siguiente- escucho que llaman, pero que tonta estoy en la fila.

-Yo sólo quiero fruta, por favor- le pido a la señora, la cual me regala una sonrisa como siempre. Pone un racimo de uvas en mi bandeja, junto a un durazno y una naranja- Gracias.

Esa señora es la única persona que me agrada de este sistema escolar, porque yo detesto a todos los demás, son odiosos y ninguno se salva.

Me adelanto pasando todas las mesas llenas, hasta llegar a mi mesa, digo mía porque nadie se sienta conmigo, ¿y quién lo haría?, soy muy diferente, no tengo un ojo de más pero, ya no soy la misma persona de hace años, la que hablaba con muchísimas personas, oh, ya no.

Coloco la bandeja en la mesa y me siento para darle una mordida al durazno, deleitandome con el delicioso sabor de éste.

-¿Eres vegetariana?- miré hacia arriba, y ahí estaba Andy.

-¿Acaso no sabes todo de mí?- preguntó, quitando la vista de él.

-Yo nunca dije que sabía todo de ti, de hecho casi nada- se sentó frente a mí.

Oh.

-¿Y yo puedo saber de ti?- pregunté, alzando la vista de nuevo, encontrandome con sus preciosos ojos azules.

-Depende, ¿qué quieres saber?- tomó una uva de mi racimo.

-Mmm, ¿tú edad?-

-Vivo desde que Jesús fue crucificado, tú cuentalos- sonrió.

-¿Tan-tantos?- exclamé, ahogándome con el pedazo de durazno.

-Oh sí, estás frente una reliquia- bromeó, robando otra de mis uvas.

-¡Hey!- le di un manotazo.

-¿Qué?, no seas egoísta- jaló de mi mano, besando, nudillo por nudillo.

Me quedé muda, estática.Era realmente nuevo... despertó una parte dormida en mí.

Las expresiones de parte de las chicas no se hicieron esperar, y tampoco la de las chicos.

-¡Que romántico!-

-¡Que zorra!-

-Yo no logré tener nada con ella-

-Yo quiero que me pase algo así-

-Oye- dije, zafando mi mano de su agarre- No hagas eso.

|Carolyn| - Andy Biersack.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora