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Lo siento, siento mucho no poder estar ahora mismo con vosotros, me encantaría poder escuchar vuestra voz después de estos años, pero aún estoy lejos, os prometo que escribiré más cartas. Una para cada uno de mis queridos hijos y para todos.
Quiero que sepáis que os tengo siempre presentes, cuando me levanto y cuando me acuesto.
Recuerdo a Cristal cada vez que veo el agua en mi vaso, me acuerdo de sus ojitos claros mirando al cielo mientras sonríe. Siempre que veo un sombrero viene a mi mente la imagen de Peter y lo mucho que le gustaba llevarlos pese al calor que hiciera, en su testarudez se parece a mí. Me acuerdo de Mark cada vez que encuentro algún animalito pequeño ya que a él le encantaba jugar con ellos y dejar que las pequeñas ranitas se posaran en su diminuta nariz. Cuando veo que el cielo se oscurece escucho al pequeño Tim pidiéndome que le cuente un cuento antes de dormir. Cada canción que oigo en la vieja radio me recuerda a Sahira, que seguramente ya haya crecido y sea toda una adolescente, dentro de poco, los chicos estarán embobados cada vez que la vean, estoy seguro.
Y Arya... la niña de mis ojos, cada vez que veo la tierra recuerdo su pelo marrón trenzado cayendo sobre sus hombros adornando su cabeza con pecas y sus pequeños hoyuelos cuando sonríe sin enseñar los dientes.
Pero cada mañana, al despertar... me acuerdo de ti, Lorraine. Cuando el sol se filtra por las rendijas de las viejas cortinas blancas, recuerdo tu pelo rubio meciéndose con el viento. Tus pies descalzos cuando paseas porque no quieres usar tacones. Tu risa junto con la de los niños, tu positividad y felicidad, tu paciencia con ellos y conmigo, tu voz cuando les cantabas para que no tuvieran pesadillas mientras yo les arropaba y les daba un beso en la frente a cada uno.
Os echo de menos, a todos y cada uno de vosotros os extraño desde que me levanto hasta que me acuesto. Prometo volver a escribir.
